Capitulo 4 la alianza (Remasterizado)

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Tras despertarse de aquella pesadilla o tal vez visión, Charlie decidió ir a su verdadero destino, el cuál era ir al norte de la ciudad hasta la posada en la que se reuniría con los otros cinco magos.
Los minutos transcurrieron, y el joven de cabello pálido no dejaba de mirar a todos lados, viendo en unos gremios gente tomando, o en la calle a los niños corriendo; es decir, un lugar ideal para vivir, pero un lugar que era atacado constantemente por el príncipe carmesí.

Después de haber sido guiado por gente de la ciudad, finalmente había llegado a aquel dichoso sitio. Era un lugar grande, o al menos demasiado para ser una simple posada, pero el joven no dijo nada y simplemente entró.
Una vez dentro, le dijo a la encargada su situación; misma chica que lo vio atractivo e intentó coquetear con el, pues eran de una edad similar, aunque Charlie solo la ignoró sutilmente y retomó hasta su habitación. Caminó hasta el cuarto piso, en el cuál al ver el numero "36-C", afirmó que ese era el suyo.

—Uhm...36...C... Obviamente el primer numero es el de la habitación, pero la letra debe significar el numero de cuartos, así que ¿sólo hay tres...?

Charlie tomó su llave para abrir la puerta, pero enseguida escucho unos gritos que provenían de dentro.

—Imbecil! ¡¿No vez que estoy comiendo?! —Dijo una voz grave y gruesa.

—¡Tú me jodiste primero, Así que no te quejes! ¡Marica! —Contestó una voz que se oía joven al igual que la otra, sólo que más fría y menos grave.

Fue entonces cuándo una chica se acercó lentamente hasta donde estaba Charlie, el cuál no sabía aún si abrir, o decir en un informe que se perdió y que jamás llego a la ciudad, pero rápidamente, ella en un tono temeroso, le habló al joven que no la había visto todavía.

—Disculpa...¿ésta es la habitación en la que nos citaron de las seis naciones?

Cuando Charlie escuchó aquella voz tierna, dulce y cálida como el amanecer, se volteó, y sus ojos lograron ver a aquella chica.
Las mejillas del joven ninja se sonrojaron al mirar el bello rostro simétrico de la chica que estaba junto a él. Admiró cada detalle de ella, pues no solo era hermosa en su rostro, sino que tenía un cuerpo que al menos el pensó que era perfecto.

—¿Oye, estás bien? Te pregunté algo. —Dijo la chica de cabello blanco al igual que el joven ninja.

—Ah...disculpa, creí olvidarme de algo. Sí, esta es la habitación, iba a entrar, pero oí muchos ruidos adentro, cómo de una... —Cuando Charlie iba a terminar de hablar tras componerse, un joven cabello negro salió disparado, rompiendo la puerta.

—¡Vamos idiota! ¿Ya me dejarás comer? ¡¿O quieres que te golpeé aún más?! —Comentó la voz que seguía adentro.

—Esto apenas inicia, Zhey... ¡sabes que yo soy el más...!

Fue ahí cuando una barra larga de acero golpeó la cara del otro joven que no paraba de gritar, noqueándolo enseguida por el impacto.
Charlie aún seguía sujetando a la chica, la cuál había separado de la puerta, evitando que aquel que estaba noqueado la lastimara.

—Disculpa por no presentarme, soy Charlie. —Dijo el chico de cabello blanquecino.

—Y yo...Lisanna, el gusto es mío Charlie. ¿Te parece si entramos...? —Contestó la chica de cabello corto y pálido.

Ambos entraron, y a pesar de las apariencias, la sala y comedor estaban muy ordenados, lo cual a ambos sorprendió, pues los otros dos no parecían ser así.
Charles dejó su mochila en el piso, a diferencia de la chica, la cuál colocó sus maletas en un sofá.
Cuando habían dejado ya sus pertenencias dentro de la sala, vieron al otro joven muy tranquilo comiendo tuercas y clavos, cómo si de frituras se tratase.
Tras terminar de comer, el chico los miró a ambos y simplemente empezó a hablar.

James Whatson: El Príncipe CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora