-Llego la correspondencia, Lia- me avisó mamá al pasar frente a mi cuarto.
Mire por la ventana y vi la camioneta de correos alejándose por el camino. Era un hermoso día de sol y la vista desde mi ventana era deslumbrante. Terrenos aterrazados y extensos campos que bajaban hacia el mar y hacia nuestra playa privada. Aunque casi ocho meses que estoy oficialmente viviendo en mi casa, aún me entusiasma abrir las cortinas por la mañana, pues es un cambio muy grande respecto del edificio de apartamentos que veía cuando vivía en la escuela, en Londres.
-Bajo enseguida- respondí y entre al baño en busca de mi portacosméticos. No tenía mucha prisa por bajar. Hoy, no. Era viernes 14 de febrero, día de San Valentín. Era el día de las tarjeta que no habría ninguna para mí.
Mientras me aplicaba un poco de brillo labial, recordé ese mismo día del año anterior, cuando aún vivía en la escuela. Había recibido montones de tarjetas. También tenía muchos amigos: Jason, Max,Elliot,Leo,Edward. Ninguno era mi alma gemela ni nada serio; sólo eran parte de mi grupo de amigos. Pero si había tenido citas. Y tarjetas. Nos las enviábamos sólo por diversión y para que nadie se quedara sin la suya. La vida es muy distinta desde que me mudé aquí, a Cornwall. Nueva escuela, nuevos amigos, todo nuevo pero nada de romance. Ni una solo cita. De ahí mi falta de expectativas con las taretas de san valentín.Me demoré en mi cuarto, preparándome para la escuela, hasta que la curiosidad me superó. Tal vez había una tarjeta de algún misterioso extraño que suspiraba por mi en secreto. Un admirador que se revelaría mas tarde: eso sería lo mejor que podría pasarme, después del helado de mousse de chocolate. Si, y tengo a Frankenstein viviendo en el refrigerador, pensé, al tiempo que tomaba mi mochila y me dirigía a la planta baja. Cundo bajé, mamá estaba clasificando una pila de sobres en la cocina.-Preparé jugo de zanahoria, naranja y frambuesa. Sírvete.
-Eh... Creo que tomaré solo de naranja- respondí, mientras me dirigía al refrigerador y lo sacaba.
Los jugos son unas de las pasiones de mamá, en parte por razones de salud y en parte por estética. Ella tiene cuarenta años pero aparenta apenas treinta, y se lo adjudica a los jugos. Dice que le quitan años a la gente y que son excelentes para mejorar la piel. Eché un vistazo al oscuro líquido color carmesí que había en la jarra.
- No pensaras servir eso en la fiesta de esta noche, ¿verdad?
Mamá rió.
-No. Claro que no. Serviremos Bellinis, pues el tema de la fiesta es Venecia.
- Eso es champaña con jugo de melocotón, ¿no?
Lo sabía por que a mi hermana Estrella le gustan. Siempre tiene una botella de champaña y un cartón de zumo de melocotón en el refrigerador, en su apartamento de Notting Hill. Me causa gracia, porque a veces eso es todo lo que tiene en el refrigerador y, cuando voy a quedarme con ella, tengo que salir a comprar comida. No es que Estrella no coma. Come, sí, pero la mayoría de las veces come afuera y casi nunca está en casa.
Mamá asintió.
- Hay un lugar en Venecia, cerca de la Plaza San Marcos, que se llama Harry's Bar. Es famoso por sus Bellinis.
-¿ Harry's Bar? No suena muy italiano. Parece más el nombre de un café en el este de Londres.
- Lo sé- dijo mamá -. Pero, al este de Londres es posible que haya un famoso café llamado La Dolce Vita, donde preparen el mejor té de la ciudad.
Reí. Cuando se trataba de festejar algo, mamá estaba en su elemento. Si alguna vez necesitara trabajar, ese sería el trabajo perfecto para ella, pues generalmente está haciendo alguna fiesta o planeando la próxima. Siempre a lo grande, con un tema distinto y sin reparar en gastos. Esta vez, la gente que estaba preparando la fiesta llevaba semanas en casa, recreando Venecia para un baile de máscaras que se haría en una gran tienda en la zona más elevada del jardín. Me sentía como si estuviese viviendo en un hotel, con todos esos camiones afuera y gente que iba y venía con esos arreglos florales, telas o luces.
-¿Llegó alguna tarjeta para el galán de Cornwall?- pregunté.
El galán de Cornwall es mi hermano mayor, Ollie. Vive en la escuela en Londres, pero viene más o menos una vez al mes y tiene aquí una larga lista de admiradoras, entre ellas, mi amiga Cat.
Mamá contó las tarjetas. -tres. Pero la mayoría de las chicas se la envían a la escuela por que saben que está allá en la semana. - supongo que sí-dije-.De hecho,tal vez la oficina de correos tuvo que alquilar un transporte extra para llevar toda la correspondencia de él. Ollie siempre ha sido un imán para las chicas. Tiene la estupenda estructura ósea de mamá y sus ojos azules,pero con el pelo oscuro como el de papá,en lugar de ser rubio como mamá o yo. Me pregunté si cat le habría enviado una tarjeta. ¨Algo¨ pasa entre ella y Ollie desde el verano. Nada oficial ,pero cada vez que están juntos , se nota que se gustan mucho . Cat sabe que él tiene fobia al compromiso y por eso no espera demasiado. Creo que es una de las cosas que a Ollie le agradan de ella y por eso duran tanto. Ella no lo persigue, mientras que las otras chicas prácticamente acampan frente a su puerta para atraparlo. Lo cual es la manera perfecta de alejarlo, de modo que Cat está haciendo lo indicado. -Yo recibí una de tu papá.- Mamá sonrió al colocar una enorme tarjeta con flores sobre la mesa-. Y él,como siempre,recibió una bolsa llena. Mi papá es Zac Axford, cantante de la banda de rock Hot Snax. Tuvieron mucho éxito en los años ochenta y él aún tiene un puñado de seguidores fieles que no lo olvidan,aunque la mayoría de ellos ya son cuarentones. Yo le digo,bromeando, que es como Elton John con su club de fans de mediana edad,pero,con aspecto de estrella de rock en decadencia, sus jeans gastados,sus chaquetas de cuero y el pelo hasta los hombros, se parece mas a Mick Jagger que a Elton. Pasé al vestíbulo,tomé mi chaqueta y salí a esperar a Meena, el ama de llaves, trajera el Mercedes para llevarme a la escuela. Max y Molly, nuestros setters irlandeses, vinieron a darme el saludo matutino habitual de lamidas y patas en los hombros. Al menos ustedes sí me quieren,pensé,cuando Max casi me derribó. No podía evitar sentirme decepcionada porque no había ninguna tarjeta para mí, a pesar de que había presentido que no las habría. Supéralo ,no es el fin del mundo,me dije. Está bien, no tengo novio aquí, ¿y qué? Al menos hice buenos amigos, por ejemplo, Cat, Becca,Mac y Zoom. Son un muy buen grupo y diferente del de Londres,sus relaciones parecen durar más. Becca sale con Mac desde hace unos seis meses y Cat salió con Zoom unos años hasta que se separaron el verano pasado, cuando ella cayó bajo el hechizo del galán de Cornwaall. Yo o cualquiera de mis amistades de Londres no duramos más de tres meses en una relación. Nadie quería atarse a una sola persona. Aun así, este nuevo grupo ha resultado fantástico y me ha hecho sentir bienvenida. El primer día de clases del año pasado me sentía petrificada,y me preguntaba si no habría sido un grave error pedir que me cambiaran de escuela. No era que no me gustara mi antigua escuela; me gustaba,si, y tenía buenas amigas allá. Todo cambió después de que mamá y papá compraran la casa aquí. Tuve que quedarme a vivir en la escuela y, como la mayoría de mis amigos solo estaban allí de día,por las noches solía sentirme muy sola. Además, tenía mucho viaje para llegar a casa los fines de semana. Sentía que nunca pasaba suficiente tiempo con mamá y papá, pues siempre estaba en un tren, yendo o viniendo. A Ollie no le molestaba. Él quería quedarse allá, pero yo le dije a mamá que prefería ir a una escuela local y vivir en casa. No se opuso ni trató de disuadirme,ni siquiera por un segundo y creo que me echaba de menos tanto como yo a ella. Habló con la directora de aquí y lo arreglaron todo. Me mudaría después del octavo año. Cuando llegué a la nueva escuela parecían conocerse muy bien,charlando y poniéndose al día después del verano. Sabían donde eran las clases, quiénes eran los profesores y los alumnos. Y sólo quedaba yo: la chica nueva de noveno año, intentando descubrir donde ubicarme. Estaba claro que allí había amistades y grupos ya establecidos, y me pregunté si estaba destinada a estar sola todo el año, mirando a los demás desde lejos. No fue mi mejor momento y echaba de menos a mis amigos de Londres. Cat fue mi salvadora. Se ofreció a mostrarme la escuela y nos llevamos bien desde el comienzo. Es una de las personas mas simpáticas, genuinas y sencillas que conozco. Su mamá murió cuando ella tenía nueve años y creo que eso la hizo crecer mas rápido. La cuestión es que la hizo sensible a los demás cuando se sienten un poco perdidos, tal vez por que ella misma se sintió así al morir su madre. Oí la bocina del auto frente a la cochera, de modo que respiré hondo y me preparé para la inevitable inquisición en la escuela.
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Diosas y plebeyas
FanfictionA medida que pasaba la semana traté de convencerme de que no importaba, pero el Jueves me sentía más confundida que nunca y aborrecía la idea de ir a la escuela por miedo a lo que fueran a hacer o decir. Siempre me gustó la escuela pero, de pronto...