07•'Consecuencias'

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Matteo

— ¡¿Que hiciste que?!— exclamó un emocionado, pero a la vez asombrado Simón mientras sostenía con las últimas fuerzas que le quedaban, el timón. — wow, eso sí que no me lo esperaba.

— No idiota! — le grité. — se supone que debes reprocharme, no alabarme, ¡Ella besó mi cuello!

— ¿Te excitaste?

Un golpe en las bolas fue lo que recibió de mi parte. ¿Que si me excite? Por supuesto, no era de piedra, y tener a una mujer así sentada en mis piernas, calentaba hasta a un homosexual. Pero no, lo que había pasado estaba mal, demasiado mal.

¿Como la miraría después? ¿Tendria el valor suficiente para mirarla a los ojos? No sabía la respuesta ni tampoco quería saberla, tendría que lidiar con su presencia como si nada entre nosotros hubiera pasado.

Simón la había pasado mucho mejor que yo en ese aspecto. Pues su ropa arrugada y su cabello mas desordenado de lo que ya andaba, daba a suponer los mas indebidos pensamientos.

(...)

— ¿Y como la pasaste? — el sentimiento de culpabilidad hizo acto de presencia ante la inocente pregunta de Emilia a través del teléfono. — Espero que te hayas divertido, aunque no tanto. — añadió esto último soltando una risita.

Si eh... Todo normal. — contesté apretando fuertemente los ojos. — me hiciste falta, ¿lo sabes?

Casi puedo apostar que sus mejillas se sonrojaron. La conocía tan bien, y amaba eso, la amaba a ella, pero entonces ¿Por que Luna me hacia sentir todas esas sensaciones tan difíciles de explicar? Desde la noche anterior no sabía nada de ella, ni siquiera oí a Frank pronunciar su nombre al caminar por los pasillos.

Seguí hablando con Emilia un par de minutos mas, me platicaba acerca de su proyecto que casi estaba concluido. La felicité, irradiaba entusiasmo con cada palabra y me sentía orgulloso.  Sabía perfectamente la dedicación que tenía cuando se centraba en realizar algo, y la enorme sonrisa que hacia cuando recibia una nota merecedora.

Quizá y el próximo finde podemos salir, le puedo decir a Ámbar y avisas a Simón ¿Que dices? — rodé los ojos ante esa proposición. Yo quería salir solo con ella, una cita para los dos, no grupal, pero parecía ser un plan distinto al que tenía en mente.

Juntarias agua con aceite. Sabes que esos dos son de caracteres iguales, y no aguantarían ni cinco minutos sentados en una misma mesa. — mi novia soltó una carcajada mientras asentía. Era la triste realidad, nuestros dos amigos no congeniaban, y tampoco les interesaba hacerlo.

Hablamos mañana, te quiero. — añadió y sentí ese sentimiento denominado culpabilidad, para luego colgar.

Ambiciosa |Lutteo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora