Mirar por la ventana siempre era triste para ella y al hacerlo solo podía pensar en una cosa: se acercaba el día y era algo tan cierto como aterrador y eso a ella solo le provocaba querer salir corriendo.
— Hija, vamos al comedor— ordenó la reina sin siquiera haber tocado la puerta para entrar
Las dos mujeres salieron de la recamara mientras todos los sirvientes se inclinaban ante la reina y la princesa del reino Milenio, el cual en otras épocas había sido una de las más grandes monarquías envidiadas por otros y codiciada por muchos; pero ahora era una simple sombra de lo que había sido anteriormente.
La princesa Serenity vivía encerrada entre las paredes del palacio sin derecho a tener un poco de libertad. Para la reina Selene ella era la única que podría salvar lo poco que quedaba de Milenio, así que la cuidaba como si fuera una frágil flor a la que se vendería al mejor postor.
— Siéntate hija—le dijo, mientras entraba a un salón y le señalaba una silla—hemos invertido mucho en el próximo baile, esta vez nos jugamos todo por el todo. Debes saber que a tus 18 años ya eres más que apta para casarte—la joven solo escuchaba con los ojos perdidos en el aire, nunca recibió ningún tipo de cariño por parte de su madre y de su padre hasta ahora nunca supo quién era, en el palacio estaba prohibido hablar de ello—No podemos fijarnos en los príncipes herederos, pero si a un príncipe segundón o en algún duque—le decía—todos los príncipes de los mejores reinos vendrán y tú debes ganarte al mejor. Claro, vendrán señoritas—se levantó y la rodeó mientras siguió hablando—pero serás la más vistosa, necesito, Serenity, que te empeñes en conseguirlo.
— Si madre— respondió la princesa resignada mirándola a los ojos—me lo dices todos los días, sé lo qué debo hacer por todos nosotros, es mi obligación
A la reina Selene no le agradó la repuesta de su hija, pese a que esta fue dicha sumisamente
— No solo tu obligación es tu deber y lo sabes Serenity. La realeza no se casa por amor sino por convicción, por negocios. Ahora retírate a coser en tu habitación hasta que te mande a llamar.
La joven asintió sin protestar, desde que tenía memoria su madre le había inculcado lo mismo: nunca se hablaba de nada más, solo hacia eso. Sus días eran ver como su madre le hablaba y la miraba con dureza, coser, pintar, tejer todo lo que una mujer necesitaba, pero nunca ser instruida para reinar como debería ser ya que ella era la única heredera.
—Princesa—entró una doncella a la recamara real—su vestido—pone una caja encima de la cama
— ¿Qué hare Mina? dime ¿Qué puedo hacer? —miraba la caja que estaba encima de la cama—no quiero—movió la cabeza negando—no lo quiero hacer. Nunca tuve amor por parte de mi madre... por parte de nadie la verdad—lágrimas ocultas caían por sus mejillas—pensé que todo esto sería recompensado con un poco de amor, con el amor de mi esposo, pero eso tampoco será si me caso de esta manera
— Princesa el amor puede venir después— la consoló su doncella con verdadera sinceridad
— No lo creo, para eso estamos hechas las mujeres dice mi mama: para escuchar, para seguir ordenes, pero no para enamorarnos. Dice que el amor para nosotras no existe—se recuesta en la silla—tal vez es por lo de papá
— ¿Su padre? —preguntó extrañada, ese tema era castigado con la muerte—no entiendo majestad
— Hace unos años la escuche hablando con una mujer que no sé quién era, mi madre le decía que me aborrecía, que yo era igual a mi padre, que cuando me veía lo estaba viendo a él —su rostro se tornó duro— Que él era un príncipe heredero... Dicen que mi madre se enamoró de él perdidamente y huyo con él por qué él se lo pidió y cuando regreso a Milenio regresó embarazada y abandonada, la rechazó cuando se enteró que me estaba esperando y así de simple él la saco de su reino y ella volvió aquí deshonrada por eso nunca me quiso, porque le recuerdo todo lo que hizo mal
ESTÁS LEYENDO
Tal vez mañana
FanfictionEl camino que escogen para ti, tal vez mañana no es tu destino...