—Hailey, ¿en serio te vas a ir...?
Sabía que el tono que Keily había usado para hablarme no era una pregunta; solo afirmaba algo que ya sabía, pero que no quería aceptar. Le di una mirada a través de los lentes oscuros que estaba usando ese día; a mi mejor amiga, quien llevaba puesto un enterizo blanco que la hacía resaltar, y su cabello negro en una coleta alta. Mi silencio le decía sin palabras todo.
—No puedo creerlo —hizo una pausa y me miró fijamente para luego agregar— justo cinco días antes de tu cumpleaños número veintitrés.
Después de decir esto, Keily se cruzó de brazos e hizo un puchero como si fuera a hacer un berrinche como una niña pequeña.
—Sabes que es por mi bien —comento.
Extendí mi mano sobre la mesa del restaurante cerca del aeropuerto en el cual habíamos decidido almorzar. Era nuestro último almuerzo juntas por mucho tiempo. Porque después de abordar ese avión, todo cambiaría, lo presentía.
El camarero se había llevado nuestros menús apenas unos minutos atrás. El ambiente del lugar es acogedor, con macetas de plantitas verdes y fragantes por todas partes. Las mesas de madera rústica tienen un agradable olor a pino, como si estuvieras en un entorno campestre, combinándose con el aroma de comida casera que emanaba de la cocina. Podía distinguir el olor a pan recién horneado y a especias frescas que me recordaban a las comidas en casa de mi mama.—sonreí al recordarla.
El restaurante parecía diseñado para que el viajero pudiera disfrutar de una comida casera antes de emprender su viaje. Las paredes estaban adornadas con cuadros de paisajes y fotografías antiguas, dando al lugar un aire nostálgico y relajado. Las luces suaves y cálidas colgaban del techo, añadían un toque de intimidad al ambiente.
El sonido de la campanita en la puerta al abrirse me sacó de mis pensamientos cuando otro cliente entró en el lugar, vestido completamente de negro y con aires de modelo. El ligero murmullo de las conversaciones y el tintineo de los cubiertos contra los platos contribuían a la atmósfera serena del restaurante. Quise capturar todo en una fotografía, pero no quería incomodar a los comensales, así que me contuve.
Mi amiga descruzó los brazos y puso su mano encima de la mía en la mesa, captando de nuevo mi atención. Sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y determinación, y sentí una punzada de culpa por dejarla, pero también una esperanza renovada por el futuro que me esperaba.
—Lo sé... —hizo una pausa y miró hacia el frente, a la carretera, a través del gran ventanal del local, como si meditara las cosas. Ese día, particularmente, llovía a cántaros afuera, como si todo se despidiera de mí. Varios coches pasaron antes de que ella volviera a hablar—. Es solo que se me hace difícil imaginar una vida sin ti. Sabes que hemos estado juntas desde siempre y, más que mi mejor amiga, eres mi hermana.
Esto último lo dijo colocando su atención en mí para darle más énfasis a sus palabras. Le sonreí por instinto y sus palabras causaron que mi corazón se alegrara de tener a alguien como ella siempre junto a mí.
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En Otra Dimensión (Reescribiendo)
Fantasy¿Has pensado alguna vez en la posibilidad de que exista el multiverso? ¿En la idea de que pueda existir un universo paralelo al tuyo? ¿O en la probabilidad de que exista otro "tú" en otra dimensión... pero completamente diferente a ti? Si hubieras m...