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El castaño se encontraba en la cocina, esperando con paciencia que su inesperado invitado saliera del cuarto.

Espero diez minutos y empezó a preocuparse, por el estado en que lo encontró la noche anterior; y la forma en que había llorado esta mañana, tenía miedo que el muchacho intentase algo contra su vida.

Se levantó teniendo un mal presentimiento y caminó rápidamente a su cuarto, al abrir la puerta de golpe se encontró con el peliplatinado que terminaba de vestirse.

Por un segundo se sintió idiota.

— Hey — mencionó el muchacho, sacándolo de sus pensamientos — ¿Cómo te llamas? — cuestionó mirándole a los ojos un momento.

— Jeon JungKook — se presento

— Bueno, Jeon. Te agradezco mucho lo que hiciste por mi anoche, pero ya debo retirarme — mencionó con un asentimiento de cabeza, en manera de agradecimiento.

— ¿Tienes a dónde ir? — cuestionó preocupado.

— Sí, tengo algo importante que hacer hoy — respondió de manera cortante, no queriendo dar mucha información.

— Entiendo, te llevaré a tu hogar, podemos usar el auto — mencionó tratando de ayudarle e incluso sentirse útil. Sin saber en realidad la razón de su forma de ser.

El invitado enmudeció y negó con la cabeza, nunca haría que le lleve. Quería alejarse de ese extraño no tan extraño.

Tenía cosas más importantes que atender, como encargarse del entierro de su abuela. No podría morir, sabiendo que nadie le daría una buena sepultura a la mujer que ha amado más que a su propia vida.

Hizo muy mal en huir la noche anterior.

Salió de la habitación y caminó hacia lo que él suponía sería la puerta de la salida; aunque al abrir la puerta, encontró un mini cuarto de entrenamiento, con pesas, una bolsa de arena y unas cuantas cuerdas para saltar colgadas en un clavo en la pared.

Y entonces todo cuadró.

Jeon JungKook, campeón internacional de taekwondo y el orgullo nacional de los deportes de contacto físico y defensa personal.

Volteo a verlo sorprendido, mientras el otro no entendía la razón de su reacción, pero le era muy graciosa la cara que tenía en frente.

— Ahí no es la salida Kim TaeHyung — dijo divertido; para sacarlo de ahí tomando su mano y guiándolo a la verdadera salida. — ¿De verdad no quieres que te lleve?, puedo ayudarte — mencionó amablemente y el otro volvió a negar.

Una vez bajo del departamento, caminó rumbo a su abuela.

Cuando llegó al lugar, notó que todos habían "ordenado" el chatarrero; como para darle espacio al cuerpo de la señora mayor que se había ganado el amor y cariño de tantos y tantas.

Habían hecho lo que verdaderamente habían podido; hasta le habían conseguido ropa presentable a la presencia de esa señora; que ahora tenía un rostro lleno de paz y los ojitos completamente cerrados.

TaeHyung contuvo las ganas de llorar y fue abrazado por su mejor amigo; quien había estado buscándolo casi toda la noche, preocupado.

— Pensé que habías hecho lo peor — mencionó en voz baja el chico y recibió una sonrisa vacía que le respondió todas sus dudas. — No vuelvas a pensar algo así — mencionó conociendo a su mejor amigo más que nadie.

— No podía hacerlo sin haberme despedido bien de mamama Kim, sabes que ella merecía una despedida digna — dijo el muchacho y sonrió triste, reteniendo ahora las lágrimas que aún querían seguir saliendo.

Debía ser fuerte.

Tenía que despedirla con una sonrisa.

— La mamama te dejo esto — mencionó el bajito; mientras le entregaba un trozo mediano de papel periódico despintado, por lo viejo que estaba y con una hermosa letra escrita sobre este.

Kim asintió en silencio y se dispuso a tomar lo que suponía su abuela le dio como carta.

"Mi querido pequeño, sé que nunca te gustó que te dijera pequeño. Pero para mí siempre vas a serlo.

Te escribí esto porque yo sé bien que ya no me queda mucho tiempo a tu lado y quizás no pueda agradecerte por todo lo que has hecho por esta torpe anciana.

Sabía que no querías que yo me enterara cuál era tu oficio; pero mi hijito, te conozco más de lo que crees y a esta mujer que te escribe no le puedes ocultar lo qué haces.

Nunca estuve de acuerdo o a favor de lo que hacías; pero no podía decirte nada al ver cómo te arriesgabas y ponías mi bienestar y persona antes de ti mismo.

Por eso uso esta carta para decirte tres cosas importantes.

La primera, quiero agradecerte por haberme cuidado tan bien hasta el final de mis días.

La segunda, quiero pedirte perdón por no haberte detenido a pesar de saber que era algo malo. Pido que me perdones por no haberte podido dar la vida que merecías y por sobre todo, lamento que por mi tuvieses que ir por el mal camino de la vida.

Y la tercera, quiero que sepas cuánto te amo. Eres la personita que le dio luz a mi vida mi pequeño; no me arrepiento de haberte salvado cuando eras un bebé, quizás no sea tu abuela de sangre mi pequeño. Pero eso no quita el afecto y cariño que te tengo, siempre seré tu abuela y tú siempre serás mi nieto.

Necesito pedirte un favor pequeño.

Sé que estarás pensando ahora un "Cómo José está mujer, ni muerta me deja de pedir cosas"; también sé que estás sonriendo mientras lees esto.

Pero bueno, antes de que pierda la idea principal.

El favor que voy a pedirte es simple mi TaeHyung.
Por favor, Kim TaeHyung, deja la vida que estuviste viviendo, deja de robar mi Niño; ya no estoy ahí. Necesito que veas más allá de esto. Tú apuntas a más.

Yo siempre estaré cuidándote.

Con amor, tú mamama.

Kim EunYeong."

El peliplatinado no se había percatado de cuántas lágrimas podían salir de sus ojos, sin siquiera secarse, hasta ese día.

Ella lo supo todo el tiempo y se sentía culpable de sus elecciones de vida.

Ella no lo merecía. Una mujer tan hermosa que lo amo hasta el fin de sus tiempos, y él en lugar de buscar un trabajo del cual sentirse orgulloso, se había dedicado a la vida fácil.

Pero ya no más, había conseguido un empleo decente y estaba decidido a dar lo mejor de si mismo, para demostrar y enorgullecer a la mujer que ahora lo vería desde el cielo.

***

Capítulo 3, fin.

Dios estoy llorando mientras escribo esto; desde el capítulo anterior.

Juegos del destino (Vkook/KookV) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora