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Hola. ¿Estás ahí?, fueron los últimos mensajes que vi antes de la luz.

No lo entiendo, ¿qué había pasado?

Hace unos momentos me encontraba haciendo alto en una intersección sobre la calle Corregidora cerca de mi casa, cuando escuché un sonido tan potente que me dejó totalmente aturdido, fue tan rápido que ni sentí el más mínimo dolor.

Recuerdo salir de la agencia de carros a las 20:23. Lo sé con exactitud porque era tarde, ya iba 23 minutos atrasado para recoger a mi esposa para nuestra cena de aniversario. Cumplíamos 10 años.

Iba a una buena velocidad, con cuidado porque estaba lloviendo mucho, cuando hice alto en el semáforo, agarré mi celular y noté que tenía unos mensajes de mi esposa, estaba seguro de que iba a estar enojada por ser tan impuntual, pero tenía planeada la noche perfecta para la mujer perfecta. Había planeado llevarla a nuestro restaurante favorito en el cual le pedí su mano pero primero le daría la sorpresa de su vida, un carro.

Mi esposa se llama Julia, la conocí en la universidad en mi tercer año cuando tenía clase con un maestro que no soportaba, el Sr. Martínez. Yo estaba apunto de dormirme en la clase cuando la vi que entró y fue amor a primera vista, con esos enormes ojos cafés y una sonrisa impactante caí rendido. Ella era de nuevo ingreso, venía de Hermosillo, Sonora pero su familia acababa de mudarse a Querétaro. Pensé que jamás me haría caso, un joven común y corriente como yo compitiendo para enamorar a la mujer más linda del lugar, suena imposible pero lo logré. La invité a salir a mediados de marzo con un clima perfecto para un picnic, sabía que le encantaría y desde entonces hemos estado juntos.

En ese momento, levanté la mirada y observé una inmensa luz que seguida de un gran golpe, todo se apagó.

Es curioso, cuando abrí los ojos, me encontraba parado a lado de un automóvil. Era justo como el que acababa de recoger para mi esposa en la agencia, un Jetta del año, que me costó tanto trabajo comprar pero era mi regalo de aniversario para ella. Seguí caminando y más notaba el parecido, sin embargo, no estaba seguro por qué estaba todo destruido, que lástima. Es un carro precioso.

Me acerqué y noté unas luces azules y rojas, como las de un policía pero no eran ellos porque tenía el sonido de una sirena muy potente, creo que es una ambulancia. Algo me decía acércate, observa en la ambulancia pero mientras más me acercaba, un sentimiento frío me invadía. Algo no estaba bien, veía todo borroso pero me sentía normal, lo único que no entendía era cómo había llegado a ese lugar, no recuerdo haber salido a caminar y menos a esta hora de la noche.

Poco a poco mi curiosidad creció y decidí ver qué pasaba en la ambulancia, quizá podía ayudar en algo, aunque sea llamar a los familiares de la persona accidentada o donar sangre.

Entonces mientras me acercaba, otra vez volvió ese horrible sentimiento pero aun así continué y mientras caminaba empecé a sentir un dolor horrible en el pecho, me costaba respirar, ¿qué esta pasando? ¿qué es esto? Abro las puertas de la ambulancia y...

Ahí estaba. Mi cuerpo.

Tardé en darme cuenta de qué pasaba, ¿cómo podía estar viéndome a mí mismo? Entonces, lo entendí. Estaba muerto.

No lo podía creer, lo único en lo que pensaba era en mi esposa y mis hijos, de nueve y ocho años de edad que apenas son niños y crecerán sin padre. Empecé a entrar en pánico y fue justo en ese momento cuando vi a Julia llegar al lugar del accidente, un paramédico se le aproximó con gentileza y le comentó que había fallecido, ella soltó el llanto y por más que quería consolarla... no podía. Era solo un alma pero ahí me prometí que a pesar de no poder besarla o abrazarla, la acompañaría toda la vida.

Hoy se cumplen 5 años desde que fallecí ese día tan lluvioso y que mi familia recuerda con dolor. Mis hijos ya crecieron y superaron la muerte de su padre pero mi esposa está destruida, me duele tanto verla así. Anhelo por un día en el que encuentre a una persona que la haga más feliz de lo que quizá yo podía haberla hecho.

Emma, mi hija mayor, en este momento está cursando la secundaria y esta preciosa, tiene los ojos de su madre y mi cabello rizado de color negro. Como quisiera poder estar para ella en esta etapa en la que se va a empezar a transformar en una mujer y para poderle enseñar como debe de tratarla un muchacho. Siempre con respeto y muy caballeroso, no se merece menos. Ella es muy social, tiene muchas amigas y es le encanta bailar, sueña con ser una bailarina profesional y bailar en todos los teatros del universo. Sé que lo hará.

Mi pequeño Lucas tiene 12 años y está en sexto de primaria. Es tan enérgico, siempre metido en el equipo de baloncesto y divirtiéndose con sus amigos. Es un niño extraordinario y adoro que ame los deportes como yo. Esta muy emocionado por ir a competir en la olimpiada y estoy casi seguro de que ganarán, se han esforzado mucho el último año.

Me duele tanto no poder tener una plática de hombres con él, no sé quién le enseñará cómo tratar una mujer como se debe y respetarla, cómo cambiar una llanta o consejos para conquistar a niñas. Espero mis hijos no se sientan solos jamás, siempre estuve y estaré a su lado hasta el fin de los tiempos. Justo como se lo prometí a mi esposa aquel día.

Hoy observé uno de los momentos más complicados y felices de mi vida. Observé a mi esposa enamorarse de otro hombre, y no era cualquier hombre, es alguien perfecto para ella y aunque Julia aún me recordaba con amor, esto era lo mejor que le podía pasar para poder continuar su vida y ser la misma mujer linda, con esos enormes ojos cafés y sonrisa impactante como el día que me enamoré de ella.

Su nombre es Rogelio, hombre de buenos valores y tiene un excelente trabajo. Es una persona servicial y le gusta el baloncesto, es perfecto para mi familia. Al principio me costó aceptarlo, como alguien podría reemplazarme en mi propia familia, pero después entendí que no me estaban cambiando ni mucho menos olvidando porque yo siempre permaneceré en sus corazones como ellos están en el mío.

Y ahí estaba ella, sentada en una mecedora mirando por la ventana. Se podía observar a unos niños jugando baloncesto, disfrutando de su juventud y alegría. Mis hijos crecieron y se casaron con buenas parejas y tuvieron unos hijos magníficos que ahora puedo llamar mis nietos. Mi esposa, la mujer más linda del lugar, ya tenía su cabello de un color blanquizco y unas hermosas arrugas que delataban su sabiduría y experiencia que ha adquirido después de tantos años de vida. Podía escuchar como su pulso era muy tranquilo, poco a poco se iba debilitando de una manera tan sutil que simplemente provocó que ella cerrara sus ojos por un instante pero no se imaginó que esa sería la última vez lo haría. Julia, había fallecido tranquilamente en un sueño profundo que la llevó al paraíso.

Ese fue el día tan esperado, el día que volví a estar con mi esposa y nuestras almas se encontraron de nuevo para continuar juntos ese tiempo que había sido pausado por un imprevisto pero a partir de ahora comienza una nueva eternidad.

"Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos."- Paulo Coelho.

Alma en esperaWhere stories live. Discover now