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La herida en su pecho no dejaba de sangrar, aquel líquido bermejo salía a borbotones salpicando el rostro de Wei Ying. Sin saber que hacer, entre su desesperación y su debilidad, se aferró al cuerpo de su esposo presionando con fuerza, intentando detener el sagrado, a no mucha distancia de el, se encontraba su hijo, Lan Yuan que lo miraba aterrorizado y completamente preocupado por el estado mental de su padre, por qué solo el se aferraba al cuerpo sin vida de Lan WangJi.

Wei Ying, nunca había sentido una sensación tan horrible cómo está, su pecho se contrajo  con fuerza; las gotas cristalinas descendieron de sus ojos recorriendo con rapidez sus mejillas; su rostro había perdido el color, sus ojos miraban un punto muerto entre sus manos, la sangre y la herida del hombre que amaba.

—Papá— Sollozo, Lan Yuan, intentando hacerle reaccionar, a este punto ya no sabía si era consciente o no de sus acciones. Wei Ying, comenzó a darle respiración de boca a boca, y presionar constantemente su pecho , tratando de que volviera a respirar—Detente...—Suplico sin saber más que hacer.

Al lado de Lan SiZhui, se encontraba Jiang Cheng, que observaba la escena desde su lugar sin creer lo que veía, por ese momento pensó que su hermano había perdido la razón, al igual que cuando su hermana, Jiang Yanli falleció.

—Papá, detente... detente por favor—Sollozo una vez más acercándose a Wei Ying pero antes de poder detenerle Wei WuXian, tomó a BiChen, que se encontraba tirado a su lado, con el cual amenazó a su hijo, sus ojos se tiñeron de un rojo escarlata y un resplandor negro apareció alrededor de él.

—¡Alejate! —Escupió con la voz ronca y llena de rabia. Jiang Cheng, no cabía en su asombro, pues pocas veces había visto de esa manera a su hermano. Lan SiZhui, retrocedió un par de pasos con miedo, en todo el tiempo que había pasado con Wei Ying el jamás le había infundado miedo, incluso cuando era el Patriarca Yiling.

—¡Wei WuXian! ¿¡Acaso perdiste la cabeza!?— Gritó eufórico Jiang Cheng desenfundando a Sandu, y poniéndose delante de Lan SiZhui como si un escudo se tratase—¡Yuan, es tu hijo!— Desesperado se lanzó hacia Wei Ying con intenciones de detenerlo y alejarlo del cuerpo sin vida de Lan Zhan.

Con un movimiento rápido y elegante detuvo el ataque de Jiang Cheng sin inmutarse, la energía resentida a su alrededor detuvo en el aire al líder de la secta YumengJiang, forzandolo a dejar caer a Sandu. Una vez aislado tomó entre sus brazos a Lan WangJi y beso su frente, sus labios temblaron ligeramente al sentir su piel fría, en todo el tiempo que compartió con HanGuang-Jun siempre había pensado que esté era el ser más cálido de la tierra, y qué aquella calidez era imposible apagarla.

Durante su tiempo como el Patriarca Yiling, el se mantuvo a su lado, recibió castigos que no debería haber sufrido, y aún después de su muerte siempre le llevo en su corazón, haciendole una promesa de amarlo hasta el día que lo volviera a ver y qué esta vez no le dejaría ir. El en cambio le dió más tristezas que alegrías y siempre había sentido que aquella mirada color miel que tanto amaba, se merecía algo mejor que él.

Si recordaba todo lo que había recibido por aquel hombre, todo lo que él había podido darle era un insulto, no obstante, sabía de ante mano que Lan WangJi, jamás pensó que él era indigno si no todo lo contrario.

Sus lágrimas cayeron por enésima vez, y lo único que pudo hacer fue juntar sus frentes y cerrar sus ojos dejando caer las gotas de agua sobre el tranquilo rostro de su esposo. Aún con la rabia y la agonía que sentía muy presente en su pecho, comenzó a levantar a los cuerpos alrededor de él, y a lanzarlos sobre aquellos que los habían atacado, jamás pensó en ese momento que perdería a su esposo en tal lamentable situación.

—¡Papá!— Grito Yuan, intentando acercarse a el nuevamente, pero la energía resentida que volaba alrededor le bloqueó el paso y restringió sus movimientos junto a Jiang Cheng.

—¡Papá! ¡Papá! —Grito desesperado por liberarse, pero era imposible hacerlo por mucho que peleará no lograba ni siquiera mover sus manos. Wei Ying, miró por el rabillo del ojo a su hijo alejarse, y por un momento la escena se le hizo familiar, sonriendo con melancolía.

Jiang Cheng, le miró de la misma manera, pues a ambos se les había venido la misma dolorosa imagen de Madam Yu y Jiang FengMian, alejándose para no volver nunca, el pecho del hombre de túnica morada comenzó a doler, ver tal imagen le hacía sentir impotente, frustrado y enojado por la actitud de su hermano.

Una vez más se alejaba de él como lo había hecho en el pasado.

—¡No hagas esto, maldito idiota!— Grito colérico, obligando a Wei WuXian a mirarlo—¡Si mueres Lan WangJi, habrá muerto en vano!—sus puños se apretaron con fuerza, al ver la mirada gélida de Wei Ying.

—Jian Cheng... Cuida a mis hijos—Hablo suavemente y le dedicó una sonrisa, el líder de la secta Jiang, se quedó helado al ver como era alejado de su familia de nuevo. Mientras que Yuan, miraba con tristeza a su padre, dejando escapar la gotas cristalinas de sus ojos.

Antes de perderse en el bosque lo último que vio el menor fue a su padre susurrar algo que solo el había entendido y los sollozos aumentaron.

Una vez que ambos dejaron el lugar, Wei Ying frunció el ceño y miró hacia adelante, los zombies a su alrededor se apartaron dejándole el camino libre, estando al frente del hombre que le arrebató a su esposo de su lado, junto a una decena de sus hombres, Wei WuXian, dejó con delicadeza el cuerpo de Lan Zhan y tomo la flauta de su cintura.

—¿Querías verme enojado?— La voz del Patriarca le helo la sangre, por primera vez en su vida había temblado de miedo al ver los ojos de aquel hombre, y por un segundo pensó ver el mismo infierno reflejado en sus orbes. La risa de Wei Ying, le petrifico por completo y la siguiente frase hizo que quisiera correr lejos—Bienvenido a tu pesadilla, Wen RouHan

El horrible alarido espanto a los cuervos, haciéndolos volar lejos del lugar, aquel grito le helaria la sangre a cualquiera, sobre todo si sabía que lo había provocado. Lejos de ahí Lan SiZhui caminaba en silencio junto Jiang Cheng, de regreso a las profundidades de las nubes. Jiang Cheng había pensado en regresar con Wei WuXian, pero si lo hacía solo le causaría dolor a su sobrino. Resignado decidió que lo mejor era regresar cuanto antes a Gusu e informarle a Lan Xichen sobre la muerte de su hermano y la locura desencadenada de WuXian.

Temía el como lo tomaría, y el sufrimiento de su pareja, sin embargo pese a odiarlo, era mejor que Xichen, lo supiera de su boca y no de un Wei Ying, alterado y lleno de ira.

La sangre tiñó el suelo de rojo, los cuerpos desmembrados a su alrededor daban una imagen de una digna pesadilla. El miraba el rostro imperturbable de WangJi, mientras sus labios temblaban y sus lágrimas caían, de pronto una silueta apareció frente a él llamando su atención. El ambiente se volvió pesado, y la figura negra delante de él le ocasionaba una sensación de terror puro.

Aquella figura le extendió la mano y acarició su mejilla.

—Pobre alma... cuánto dolor llevas en tu corazón, cuanto odio tienes en tus ojos, cuanta pena embarga tu alma— La voz tétrica retumbó en sus oídos—¿Que estás dispuesto a hacer por tenerlo de vuelta?

Las gélidas manos acariciaron sus mejillas, su conciencia se desvaneció.

Que iluso fue pensar que merecías ser feliz, ¿Quien te dijo que merecías sonreír después de lo que hiciste? ¿Pensaste que todo había acabado? ¿No te quedó claro cuando moriste? Regresar a esta vida fue un error desde el principio.

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Notas: La historia no está 100% apegada a la novela original.

En la historia Lan Zhan y Wei Ying, tuvieron una hija, algo así como Mpreg (?) 🤔

Wen RouHan está vivo y aquí tiene un tercer hijo.

Solo tendrá 3 capítulos :v

Ángel de Madrugada - Lan WangJi x Wei WuxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora