Todo tiene un comienzo

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-¿Por qué lloras?

El silencio es muy incómodo, tanto que aquellas palabras no las oye nadie. Camino por la calle temprano, ni siquiera el café puede ganar la pelea entre mi sueño que me agarra a la cama y la realidad que es abrir los ojos, volver a ver la luz del día, observar todo aquello que me rodea.

Mis párpados caen sin que me de cuenta mientras la cafeína los abre con tenazas para que resistan un día más.

De nuevo aquella cuestión, se repite.

Observo a todo aquel que se encuentra a mi alrededor pero nadie está hablándome, cada uno lleva su ritmo, sus pensamientos, su vida.

Sentí que alguien roza mi espalda, me dí la vuelta. De nuevo nada.

-¡Aquí!

De la nada surgió un gran ventanal,llamó mi atención tanto que llegó a absorberme . Ya no me encontraba en la realidad o simplemente me trajo a un mundo paralelo en el que todo era oscuridad y que ,por desgracia, no tenía ni cerillas. En uno de los peores casos si  encendiese una, su fugaz llama se agotaría velozmente, podría hacerme ver donde había llegado a parar sin saber el porqué y el cómo.

-¡Oye! Niña, estoy detrás de ti. Vuélvete y mírame a los ojos, no quiero hacerte daño, quiero que hablemos.

-Pero... ¿Dónde estoy y que es este lugar tan tenebroso?

-Todo hay que explicártelo... que cortica que eres María...

-¡Eh! ¡Qué yo no soy estúpida! Obviamente si no sé donde me encuentro tiene lógica preguntar.

-Cállate.

-Pero...

-¡¡¡¡Shhhhhh!!!!

-Próxima parada Casa Blanca- El irritante sonido de la megafonía del tranvía me extrajo de aquel trance en el qué había caído, quizás cerré los ojos demasiado tiempo...
Era mi parada.

Déjame RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora