Capítulo 2.

1.7K 82 25
                                    

Capítulo 2.

Día 3.

Cuando fui a dormir me fui con el pensamiento de que despertaría y estaría en mi casa y que todo había sido solo un mal sueño. Pero muy en el fondo de mí sabía que eso no sería así, y que era inútil que tratara de convencerme de que todo estaría mejor después de esa noche.

Estaba durmiendo con profundidad, pero sentía que unas manos me movían y que alguien decía “¡Despierta, despierta!”. Por un momento creí que sería mi madre porque se me haría tarde para la escuela pero recordé que era lunes 9 de septiembre y ese día por alguna reunión de maestros no habría clases.

Di un suspiro cansado y abrí mis ojos lentamente, pude ver a una chica de un largo cabello negro con una cara que parecía de bebé unos labios ligeramente gruesos unos ojos cafés y su nariz no tenía imperfecciones, tenía un muy buen cuerpo, eso me hizo saber la razón por la que estábamos aquí. Los dueños de este prostíbulo compraban o tal vez robaban chicas jóvenes con cuerpo deseable para aquellos hombres con mentalidad enferma que con gusto pagarían cantidades enormes para tener a una chica inocente entre sus brazos.

– ¿Qué pasa? –pregunté a la chica ya que se veía muy alterada y apurada.

–Son las 16:00hrs has dormido mucho –la miré confundida y sorprendida al mismo tiempo por el tiempo en que dormí – ¿no entiendes verdad? ¡Falta una hora para que los clientes vengan! –dijo en un grito de desespero.

Cuando de sus delineados labios salió la palabra clientes mi corazón se paralizó. Sabía que esto pasaría pero era muy pronto. Pero ¿a quién engañaba? A esas personas no les importaba una mierda lo que yo pensara, ellos solo querían dinero.

–Sí, claro –solo dije asustada y con mi mirada perdida.

La chica de ojos cafés se sentó enseguida de mí eh hizo que la cama rechinara un poco. La habitación era horrible, paredes blancas y dos camas con base de metal y colchones algo maltratados y un pequeño peinador con un espejo. Ni siquiera había almohadas, solo una sábana delgada color crema. Aunque pensándolo bien, tal vez esa sábana era blanca, pero de tanto uso se puso de ese color.

–Mira… –se detuvo y me miró pensativa – ¿cuál es tu nombre? –puso una de sus manos en mi espalda y la pasó de arriba-abajo para darme algo de consuelo. Yo seguía vestida con ese incómodo vestido que más bien parecía blusa.

–Luna –dije casi en un susurro.

–Bueno, Luna yo soy Karen y solo quiero que sepas una cosa –sonrió con nostalgia –sé que es difícil porque al principio yo estaba igual que tú, pero debes de saber que jamás saldrás de aquí a menos que ellos quieran –eso me dejó helada y mis lágrimas vinieron a mis ojos en unos segundos –llevo 3 años aquí, y solo tengo 18 –la miré sorprendida y solo le susurré un ‘lo siento’ – creo que ya me acostumbré a estar aquí, aunque daría lo que fuera por poder ver a mi familia – yo asentí en un gesto de ‘yo también’ o ‘te entiendo’ –el caso es que tienes que hacer todo lo que ellos te digan y así será más fácil sobrevivir aquí, tal vez en unos años te maten y te echen a un barranco como a una chica hace unas semanas –esa platica no iba muy bien, pero yo sabía que Karen solo intentaba ayudarme –pero tal vez te pongan como entrenadora de otras. Aunque yo preferiría ir al barranco. En resumen, has lo que ellos te digan y será más fácil estar aquí –me dio unas palmaditas en la espalda y se levantó –tenemos que ir a arreglarnos, hoy es tu primer día y tiene que ser el mejor –asentí y me levanté para seguirla.

La casa era de tres pisos y los cuartos donde dormimos la noche anterior estaban en el último piso, ahí también había baños para limpiarnos y arreglarnos.

297 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora