Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Cinco clientes, cinco hombres que abusaron de mí en una misma noche, cinco hombres a los que no les importó una mierda que estuviera llorando y sufriendo por su tacto. Cinco hombres que, aprendí a odiar en tan solo una noche.

Cuando el primer cliente comenzó a besarme el cuello, me sentía rara, incómoda era como si no perteneciera ahí –aunque nunca pertenecí ahí- era como ser la nueva de la escuela y que todos te miran al mismo tiempo tratando de averiguar qué clase de persona eres; pero diez veces más intenso.

Esa incomodidad se transformó en miedo y nerviosismo cuando él comenzó a tocar más mi cuerpo, mientras quitaba mi ropa e íbamos a la cama.

En ese momento cuando sentía dolor por lo que él hacía, quería golpearlo, quería gritar y hacer todo lo posible para que me dejara libre, pero simplemente no pude. Creo que estaba en shock. Solo mirando en techo mientras las lágrimas salían sin cesar por mis ojos.

No sé cuánto tiempo pasó para terminar mi labor con el cliente, pero a mí me pareció una eternidad.

Él simplemente terminó, se vistió y salió de la habitación dejándome ahí, mientras yo me sentía sucia y usada. Cuando yo sentía asco por mí misma.

Recuerdo el día del secuestro, un poco antes de irme al entrenamiento de Básquetbol, tenía un gran dolor de cabeza y mi madre dijo que no debería ir al entrenamiento y quedarme en casa para descansar. Pero yo fui muy terca y simplemente me fui a entrenar.  Deseaba haberle hecho caso a mi madre.

Salí de la habitación para que, después de 10 minutos otro cliente viniera por mí y esta vez me llevara al piso de arriba.

Así fue toda la noche.

—No quiero entrar en detalle sobre las cosas que me hicieron esos hombres, ¿está bien? —pregunto al agente McDonald interrumpiendo yo misma mi testimonio.

—Todo tiene que ser detallado, pero en este caso: el sexo, si te hace sentir incómoda —hace una pausa y piensa unos segundos —no lo compartas. Pero es fundamental que digas cuantas veces y cuándo fue que sucedió —responde con tranquilidad.

—Gracias —me limito a responder y volteo hacia mi madre. Está llorando. —Tranquila madre, ya pasó —le sonrío falsamente para tratar de hacerla sentir mejor. Acaricio su espalda con una de mis manos para tratar de darle consuelo.

—Gracias —responde ella y estira una mano hacia enfrente para recoger un pañuelo que el agente McDonald le está ofreciendo.

—Puedes continuar Luna —dice el hombre detrás del escritorio.

Realmente es muy profesional en esto. Y me hace sentir confianza para poder contar todo lo que me pasó, ya que a mis padres no les pude contar. En lugar de eso me ponía a llorar, pero aquí, ahora con el agente Richard McDonald, no estoy llorando. Al contrario, siento que in gran peso se me va de encima.

—Claro —

Entre uno y otro cliente, de descanso solo tenía 10 o 15 minutos. Realmente agotador.

—Chicas, este día fue maravilloso —dijo Johanna haciendo un ademán con las manos mientras tenía una grande y amplia sonrisa en la cara. Para obtener a cambio caras de malhumor de las chicas. Ella las ignoró por completo y no borro la sonrisa de su cara. —Ya pueden ir a comer a bañarse y descansar, mañana será un nuevo y hermoso día —dijo para después hacer sonar sus tacones en el suelo de la sala.

297 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora