Presentimiento

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-¿Pero qué clase de acusación es esa?-preguntó él sorprendido falsamente.
-Ag, no podría ser mejor tu falsa sorpresa-dijo Jordán rodando los ojos.
-¿Lo conoces?-preguntamos David y yo al unísono.
-sí-lo miró inexpresivo-él es mi hermano.

Punto de vista de Alex.

Salí de casa de Arturo después de cenar, caminé hacía casa. Otra vez estaba aquellos tipos que nos habían golpeado, bajé la cabeza intentando "pasar desapercibido" pero me fue imposible. Aquellos chicos me reconocieron.
-¡Miren que tenemos por aquí!-dijo uno de ellos.
-¡El niñito volvió por más!-dijo otro de ellos, eran un grupo de quince personas, al parecer han ampliado su "hermandad".
-Sólo quítense-dije intentando apartarlo pero me fue imposible por uno de ellos que me lanzó hacia atrás.
-¡Por favor! Si sólo nos estamos divirtiendo...-dijo otro de ellos.
-No eres tan valiente sin tu amiguito ¿Verdad?-esto no terminará bien...

-Vámonos de aquí-dictó uno de ellos después de que yo estaba en el piso por completo golpeado, cada vez esto va empeorando. Me quedé en el piso. Tenía mucho dolor abdominal y no podía sentir mis piernas. Un chico de pantalones de mezclilla rasgados, se posó frente a mí y me ofreció su mano para levantarme.
-Vamos, es hora de llevarte a casa.

Punto de vista de Arturo.

-¡¿Hermano?!-preguntamos al unísono David y yo sin saber que era lo que estaba pasando.
-Me largo de aquí-dijo Jordán retirándose frente a nosotros
-¡Jordán!-dije, pero hizo caso omiso.
-Bueno, mi nombre es Omar, un placer en conocerlos-dijo el hermano de Jordán
-Sí-hice una pausa-Lo mismo digo-
-Un gusto...-dijo David pausadamente
Sentí como si algo me apretujara el corazón. Encorvé la espalda tenía un mal presentimiento
-¿Arturo?-me llamó David-¿Está todo bien?-
-No, algo anda mal... Muy mal-dije bajando la cabeza
-Bueno, tenemos el asesino de una chica enfrente así que... Sí, esto está mal-
-Tengo que irme, encárgate-
-¡¿Qué?!-

Avancé hacia las escaleras de servicio, no quería tener que seguir esperando al elevador. Bajé hasta la planta baja, pasé por el vestíbulo y pasé por las puertas, una gota calló frente a mí, casi en mi rostro. Era espesa y de color rojo, miré hacia arriba, era algún tipo de... círculo rojo sobre mí. Di 3 pasos al frente para después visualizar hacia arriba, no me creía lo que estaba viendo. La cabeza degollada de la chica estaba colgada sobre uno de los balcones. Mi celular vibró con un inesperado mensaje.

"David:

La policía llegará en 4 minutos, será mejor que te apresures. Volveré a casa pronto."

Punto de vista de Alex.

No iba a tomar su mano, aunque quisiera, no tendría la fuerza para hacerlo.
-Sólo, hazlo de una vez-susurré-¡Vamos! ¡Golpéame de una vez!-grité con la poca fuerza que aún tenía.
-No voy a...-lo interrumpí, intentando levantarme y gritarle a la cara
-¡Hazlo de una vez!-mis piernas falsearon y entonces me derrumbé cayendo sobre mis rodillas. Aquel chico de jeans rasgados me tomó por mis axilas para evitar que golpeara el piso, me subió hacia su espalda, dejando mi cabeza reposando en su cuello al igual que mis brazos, me tomaba por los muslos para evitar que cayera.
Mis ojos se entrecerraban pero aún podía escuchar lo que aquel chico me decía.
-Te llevaré a casa.

Me recostó en mi cama, y desapareció por algunos minutos, no lo culparía si sólo fuera a robarse lo que tuviera, pero si así fuera... no hubiera tenido el descaro de traerme aquí. Tal vez era una manera de limpiar su consciencia o algo relacionado.
Intenté levantarme pero me fue imposible por el dolor abdominal y de la mayoría de mi cuerpo.
-No deberías hacer esfuerzo alguno-dijo aquel chico con jeans rasgados, en sus manos había alcohol, vendas y una toalla.
-Qué...-se sentó mi cama.
-Quédate quieto-mojó la toalla en el alcohol.
-Qué estás-colocó la toalla en mi pómulo-¡Ah!-me quejé.
-Lo siento, sé que duele pero necesitas que se limpie, no queremos que se te infecte-
-Por qué, ¡ah!-limpió la herida de mi frente, la toalla ya estaba manchándose de sangre.
-Tranquilo, ya pasará-limpió la herida cerca de mi ojo, apenas empezaba a recuperar mi vista. Él tenía un cabello un poco largo y de color negro azabache. Con unos ojos color miel, nunca lo había visto por ningún lado, o al menos no lo recordaba ¿Quién era él?
-¿Por qué estás cuidándome?-después de terminar con mis heridas faciales, fue con las abdominales, levantó mi playera, era algo... incómodo.
-No te dejaría ahí moribundo-tocó mi caja torácica. Me retorcí-Puede haber algo roto...-
-¿Quién eres tú?-
-¿Acaso importa?-tocó mi abdomen, me estremecí nuevamente-Tal vez esté roto-
-¿Quién eres?-subí mi tono de voz para aumentar el énfasis.
-¿Te importa tanto?-posó su rostro frente a mí, estaba tan cerca que era imposible no estremecerse.
-Ah... sí-pasó su pulgar por mi labio inferior.
-No debería...-
-Pero...-Se acercó y posó sus labios en los míos, no sabía cómo reaccionar, me quedé paralizado.
-¿Alex?

Punto de vista de Arturo

Comencé a correr fuera de ahí, al menos dos cuadras para después tomar un taxi y dirigirme a casa. Pedí un ligero cambio de ruta, la opresión en mi pecho no había desaparecido, algo andaba mal, pero no sabía lo que era, así que decidí ir a ver a Alex.
Sus ventanas estaban cerradas y sólo había una sola luz encendida. Me acerqué y estuve a punto de abrir la puerta con mi copia de su llave que él me había entregado, escuché un ligero ruido dentro, tal vez estuviera dentro, sólo necesitaba saber si él estaba bien. Abrí la puerta, la luz de la parte de abajo se apagó, una nueva luz iluminó la parte de arriba. Subí las escaleras intentando no hacer ruido. Al subir, observé un chico de cabello negro azabache, que limpiaba la frente de Alex, empezaron a hablar, él se acercó a Alex. Yo retrocedí, no me incumbía lo que Alex hiciera con aquel tipo, ni siquiera sabía qué era lo que hacía pero... no quería entrometerme, si él, estaba en su mera intimidad con él, no debí ni siquiera entrar a su casa.
Salí de su casa, la presión en el pecho no había desaparecido. Pero Alex estaba bien, el mal presentimiento debería haber desaparecido pero no lo hacía, decidí volver a casa, la policía no estaría ahí, había muy poca probabilidad.

Regreséa casa, estaba desolada, las luces estaban por completo apagadas.
-¿Ian? ¿José? ¿Alguien?-pregunté, aunque no hubo respuesta alguna. Recibí unmensaje 
"Alex: 
Ayuda"
-Alex-estuve a punto de salir de casa cuando una voz a mis espaldas me detuvo. 
-¿Dónde crees que vas?-aquella voz no la pude reconocer al instante, lo únicoque escuché es la carga de la bala en el arma.
-¿Qué es lo que quieres?-me paralicé
-Tenemos asuntos pendientes... Jordán.    

Arturo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora