Vida

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-¿y si ya no soy virgen?-pregunté sonando seguro, aunque era una clara mentira
-por favor... con ese rostro, y esos ojos...-dijo Scott-está más que claro que eres virgen-carraspeé-¿aceptas niñito?-tendió su mano. Cerré mis puños con fuerza enterrando mis uñas
-acepto-respondí tendiendo la mano
-Arturo-susurró Alex a mi oído-no es necesario... vámonos, encontraremos otra-lo interrumpí
-es necesario, y lo haré-respondí
-pero...-añadí antes de estrujar su mano-hagámoslo más interesante-
-¿qué tienes en mente?-preguntó Scott regresando su mano
-si gano, la deuda queda saldada y agregarás cien mil dólares para nosotros dos-dije
-y si pierdes...-habló Scott
-si pierdo, te entregaré mi virginidad como tu deseas-dije
-no veo lo...-interrumpí a Scott
-pero, durante 2 días haré lo que usted deseé. Para saldar la deuda del medio millón de dólares-dije intentando mantener la mirada
-bien, esto es interesante. Cuarenta y ocho horas serás mi esclavo personal, interesante...-dijo Scott
-Arturo...-susurró Alex aunque no despegué la mirada de Scott
-¿trato?-pregunté tendiendo la mano
-Arturo...-susurró Alex al verme dispuesto a hacer aquel horrible trato
-trato-dijo Scott estrechando mi mano-está hecho-sonrió maliciosamente
-Arturo-me llamó Alex pero lo ignoré
-¿comenzamos?-pregunté
-claro-respondió-te daré el lujo de elegir el juego-
-bien... jugaremos vida o muerte-sonreí
-perfecto, que preparen el juego-ordenó al repartidor
-enseguida señor-dijo el repartidor y comenzó a buscar lo necesario
vida o muerte, se coloca un tablero del uno al treinta. Primero se eligen las fichas que van a jugar. El repartidor tendrá un cubilete y 10 espadas pequeñas. En la parte de abajo un tablero con treinta casilleros enumerados, si la espada cae hacía arriba, significa vida y si el jugador acierta a la casilla, sus fichas se multiplicarán por treinta, pero, si cae hacía abajo significa muerte, sus fichas disminuirán al treinta, si ningún jugador tiene espadas en su número, las fichas quedarán igual. Una vez abajo el cubilete, se darán 10 segundos para colocar las fichas en el tablero y comienza el juego, el primer jugador que se quede sin fichas, pierde. Esto es vida o muerte

-el juego está listo señor-dijo el repartidor
-perfecto. ¿Cuántas fichas deseas apostar?-preguntó Scott
-es una apuesta alta de sesenta mil dólares, así que... ¿qué tal sesenta?-pregunté
-que sean sesenta-dijo Scott-usaremos fichas de mil dólares-
-de acuerdo-el repartidor, sacó fichas negras de casino-fichas de mil dólares-nos la mostró-que la suerte esté con ustedes-nos entregó las fichas y nuestros tableros
miré a mi alrededor, Alex no estaba ya detrás de mí, había desaparecido. Mientras no perdiera más dinero de lo que había perdido ya, todo estaría bien
-bien, ¿cuántas fichas?-preguntó Scott
-comencemos con diez-dije, quería terminar rápido. Si me equivocaba, perdería la mitad de mis fichas
-bien-dijo el repartidor-10 espadas-mostró las diez pequeñas espadas en su mano, las lanzó dentro del cubilete y después lo colocó en el tablero. Para comenzar a contar después
-diez, nueve...-comencé a colocar mis fichas
-ocho, siete...-casilla cuatro, casilla veintidós
-seis, cinco...-casilla treinta, casilla veinticuatro
-cuatro, tres...-casilla dos, casilla quince
-dos-casilla siete y casilla tres-uno...-Scott y yo levantamos nuestras miradas
-el cubilete será levantado-dijo el repartidor-bien... vida o muerte...-levantó el cubilete
me quedé paralizado

Punto de vista de Alex

Me introduje entre el casino, sólo tenía cien dólares, pero sabía que era posible convertirnos en el medio millón. No dejaría que Arturo pagará mis errores con algo como lo que había apostado, sólo... por mí.

Observé mis muñecas que aún tenían las vendas, apreté el puño. Comencé por el pokar
-quiero 20 fichas-dije al entregar los cien dólares
-tenga-dijo el repartidor al darme veinte fichas moradas
-gracias-respondí al tomar las fichas
-la entrada es de 5 fichas-dijo el repartidor-¿entras?-suspiré y miré mis fichas
-sí, entro-respondí, me senté en una de las sillas con los demás jugadores alrededor
-bien, que la partida comience-dijo el repartidor

Arturo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora