Cuando se trata de salir del armario ante tu familia, lo más probable es que durante un tiempo ellos se sientan bastante confundidos. Puede ser que todo salga bien, sean muy abiertos y no pase absolutamente nada. Pero para la mayoría de los padres es difícil conciliar la imagen que han tenido de ti durante tanto tiempo con la que eres en realidad. Les hace sentirse inseguros y heridos el pensar que si no sabían eso de ti podrían haberse perdido muchas cosas más, te ven un poco como a una extraña y eso les asusta. Por eso es muy importante que cuando hables con ellos estés segura de ti misma y de quien eres.
Cuando yo salí del armario (bue a mi más bien me sacaron jeje) tenía mucho miedo. Apenas estaba descubriéndome a mí misma que era gay. De hecho, aún me costaba procesarlo, pensaba cosas como “no, no soy lesbiana, es que me gusta ella y nada más”, aunque en el fondo de mi ser siempre había sabido que nunca había desarrollado sentimientos profundos por chicos (no es que no viera a un chico guapo, sino que no me enamoraba de él) no estaba preparada para afrontarlo.
El caso es que cuando mi madre se enteró fue muy difícil para mí. Ella empezó a hacerme toda clase de preguntas muy enfadada y llorando y a mí me tomó completamente por sorpresa así que no estaba preparada y no sabía que hacer. Todo lo que estaba pasando a mi alrededor me asustaba mucho. Temía afrontar mi vida tal cual empezaba a comprender que necesitaba hacerlo para ser feliz. También me daba miedo ver la reacción de mi madre y entender que existía la posibilidad de que esa fuera la cara con la que me iba a encontrar de ahora en adelante y eso me dolió muchísimo.
Quisiera teletransportarme a ese momento y haber sido valiente, pero la verdad es que no lo fui, más bien todo lo contrario, fui totalmente cobarde y tomé la salida fácil. Necesitaba un punto de retorno y le dije que en realidad me gustaban también los chicos, que tal vez fuera bisexual. Y es verdad que eso en ese momento le relajó un poco, pero también es cierto que con esa mentirá retrasé todo su proceso y no lo hice más fácil, más bien la confundí más.
Pasados los años entiendo que es mejor ser segura. Decírselos con convicción y es que como me comentaba Yesenia, a veces el decirlo llorando o con miedo hace que ellos sientan que pueden cambiar tu decisión o que puedes estar confundida.