Cap. 3

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(Estaba un poco liada y no pude escribir, zorry :(  )

-No creo que Elisa fuera una bellísima mujer, pero  era una persona fuerte y no se cómo a podido acabar así...

La mujer rompió  a llorar. Mi padre estava en el último banco de la iglesia, sin decir palabra. Pero en un momento dirigió la vista hacia mí, que estaba asomado tras el portón. Sin pensarlo dos veces, corrí fuera, hasta mi moto, y arranqué. No sabía dónde ir. Julio estaba en el psiquiátrico, traa haber amenazado de muerte a una mujer en el supermercado que le pregunto por mi madre.

Entonces, en una callejuela estrecha, me encontre con Laia, la hija de Julio. Esta se quedó paralizasa. Me detuve justo a su lado. Ella intentó huir, pero la sujeté del brazo fuertemente. En ese momento pensé que seguro que Julio le había dicho que no se acercase a mi. Esto me enfureció aún más.

-¡Suéltame, Kevin!

De un tirón la acerqué mucho más a la moto.

-Shhhh, estate quieta-le susurré al oído.

Me dió un empujón y se soltó de mi brazo.

-¿Què quieres? A mi padre no le hace ninguna gracia que nos  veamos.

-Lo se. Mira, iré directo al grano: tengo un problema.

Ella resopló.

-Tienes MUCHOS problemas, Kevin.

-Si, ¿como que mi madre a muerto?

Ella se quedó callada, al igual que yo.

-Mira, Laia, alguien mató a mi madre, y ahora ese alguien viene a por mí.

Vacilò.

-¿En serio Kevin? Ya no sabes que inventar para enchironar a mi padre. Pero, ¿sabes qué? Se te acabó el choyo. Hemos contratado a un abogado cercano a la familia, y pondremos una denuncia por agresiónes y acoso a mi padre.

-¡ME LA SUDA TU PADRE!¡SE MERECE TODO LO QUE LE HE HECHO Y MÁS !

Ella empezó a hiperventilar, la muy zorra... Me tranquilicé un poco.

-Mira, no he venido a discutir. Tienes que decirme algo...

-¡Ni lo sueñes!

Arranqué el motor de la moto y me acerqué a ella otra vez.

- ¡Vale! Mira tu madre... engañaba a mi padre con otro hombre...

-Pero qué carajo... ¿Quién era?

-No lo sé, nunca le llegué a verle la cara. Fue simplemente un día, yo la estaba buscando, abrí la puerta de la habitación y...

No me lo podía creer.

-Le juré que no lo contaría.

Sin decir nada, arranqué mi moto y me fuí.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora