Cap. 6

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1.

Me despertaron la sirenas de policía. Me había quedado dormido en el baño mientras contaba el dinero que esos idiotas me habían dado. 3.000.000 de euros por una maldita estrella; mira que hay que se imbécil.

Aún guardaba la pistola. Al llegar por la noche, la oculté bajo el sofá, por si acaso.

Entonces, tras despertarme, sonaron un par de golpes a la puerta.

Tengo que abrir, si no la echaran abajo.

Volví a guardar el dinero en la mochila, que oculté en el colchón. 

Me peine un poco aprovechando que estaba en el baño, y abrí la puerta. Eran dos madrero, y detrás estaba Julio y su hija. Los hijos de puta.

-Buenos días, ¿es usted Kevin Gonzalez?-me preguntó el que parecía el poli malo.

-El mismo.

-Bien, pues ha de acompañarnos a comísaría-dijo el bueno.

-¿Y eso?
-Al parecer, este hombre y su hija-señalo a Julio y a la otra- le han denunciado en varias ocasiones...-sacó una libretita-Si, al parecer, has acumulado como una 10 denuncias en los últimos meses.

Me los quedé mirando, con ganas de pegarle a algo.

-¿Y por qué no se me ha avisado antes?-pregunté.

-En la denuncia se daba parte de acoso constante y de agresiones, en algunos casos. Teníamos su caso archivado y bastante vigilado, pero, al parecer, ayer se le incriminó en un robo, y esa denuncia es la que nos abre las puertas a nosotros.

-¿Cómo un robo?

-Si, me robaste la estrella del Mercedes-dijo Julio.

Entonces fué cuando me intenté acercar a él, pero los maderos me lo impidieron.

-¡SIEMPRE TENGO QUE SER YO O QUÉ!-le grité.

-¡Relajate, Kevin!-me dijo el poli bueno.

-¡NO ME RELAJO, JODER! ¡SIEMPRE TOCANDO LOS HUEVOS, Y ENCIMA DESDE POR LA MAÑANA!

Me giré y le dí un puñetazo a la puerta de roble. Noté como mis nudillos de hundían al instante emitiendo un sonoro crugido. El poli bueno me agarró de los hombros y me condujo al coche.

No pude hacer nada, no podía huir, a estos no podía pegarles. Y entonces, la rabia, la rabia de saber que no iba a poder llegar a tiempo al hospital para lo de mi hermano, pensar en mi madre, pensar en la comisaría, se mezcló y salió de mí en forma de lágrimas. Sí, rompí a llorar como una niña.

Tenía miedo.

2.

La mesa era como 2 metros de larga. Estaba bien pensado, así, si a uno se le iba la pinta no podría enganchar a un poli.

-Bueno, Kevin, cuentanos por qué te han denunciado.

Agaché la cabeza.

-Si no lo sabe usted, mal vamos.

El hombre se me quedó mirando fijamente.

-Mira, si estas aquí y no en el juzgado es porque conocemos a tu padre, y creemos que bastante tienes con eso a encima tener que ir a un centro. Así que tómatelo en serio.

Ojeó una carpeta.

-Bien, aquí pone que entraste en su casa, le empujaste y le amenazaste con un bate.

-Correcto.

-¿Por qué?

-Porque si.

-Kevin, con esa actitud te caerán varios años.

Entoncese levanté. No podía más, necesitaba huir.

-Mire-le dije antes de salir por la puerta-, como vaya a un centro de menores por culpa de ese cabrón, juro que lo mato.

Y me fui.

3.
Por suerte, pude llegar a mi casa haciendo autoestop sin ningún problema. Los policías ni se dieron cuenta.
Al llegar, cogí la mochila negra, de ella saqué 1.000. No quería arriesgarme a que me robasen. También cogí la pistola, por si acaso.
Cogí la moto y me dirigí al hospital.

4.
Al llegar al cuarto de mi hermano, lo primero que vi fue a mi tia sentada junto a él; había estado llorando, y se le notaba bastante.
 Al verme, pegó un brinco.

-¡Kevin!-dijo al tiempo que corría a abrazarme.

-Tranquila, tengo el dinero-le entregué el fajo.

-¿Pero comó...?-levantó la vista-Kevin, ¿no lo habrás robado?

-¿Y qué mas da? Ahora lo importante es que tenemos el dinero, y que podemos pagar la operación.

Ella no sabía si cogerlo o no.

-¡Cogelo, coño! ¿Qué quieres, que se muera?-ella negó rápidamente-Pues coge el maldito dinero. Ah, y yo no te he dado nada.

Y me piré. Tenía que hablar con Julio. Y muy seriamente.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2015 ⏰

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