Macedon no sabía que hacer; con Pausanias capturado junto con los tebanos, la situación era desesperante, y con poco margen de acción.
Desahuciado el héroe decide no actuar y cae en una situación de angustia; bebiendo vino a todas horas.
En un momento, en su embriaguez logra divisar una silueta brillante acercándose, era una mujer alta, con una piel limpia y sin mancha, con un yelmo de oro y una lanza era sólo lo que llevaba; ella se presentó como Sophia y le susurró al oído diciendo
-Sophia es la solución, busca en ella la respuesta.
Luego este divino ser desaparece de la nublada vista de Macedon.
Al recuperar la razón el héroe decide dedicarse a desarrollar un plan para rescatar a sus amigos.
Después de tanto Filosofar decide hacer humo, porque había recordado que pidió en su conversación con Atlanta y Trakya que los sigan de lejos.
Los guerreros, héroes de la batalla de la Salutis llegaron al encuentro junto con un pequeño grupo de Piros y el genio Dimiourgós.
Macedon les contó su plan de accionar y todos aprobaron siguiendo instrucciones.
Cuando el rocio de la mañana caía en los verdes campos,que para muchos en unos instantes estaria rojo; el grupo Heleno se alistó conforme al plan.
A un lado los Helenos, al otro los enemigos de la civilización.
Se acercó un general alto, con su espada larga Persa pero con su piel blanca como la leche y se presentó como Ares.
Con palabras y tono arrogantes ofreció la rendición de los griegos al otro lado del campo. Macedon dijo mirando entre cejas al Ario general enemigo:
-Tengo a todos los griegos listos para alcanzar la victoria, arqueros con flechas ardientes y una caballería listo para aplastar a tus hombres a pié.-
En ese mismo instante, una nube de polvo se divisa a lo lejos y un temblor mínimo en la tierra.
Ares se enciende recurriendo a un artículo y vieja artimaña de guerra llamando a cinco hombres de su ejército, incitando a que Macedon haga lo mismo.
Atalanta y Trakya son los únicos que aparecen, la lucha es dos a uno corriendo el riesgo de que el enemigo se de cuenta que la nube de polvo eran los Piros corriendo a un ganado.
Las nubes se juntaron creando una plataforma para que los Dioses del Olimpo contemplen semejante espectáculo.
Los seis enemigos rodearon a tres leones, en eso se abalanzaron los lobos como si fueran unas ovejas, pero estas, repeliendo el ataque con el filo interior de sus espadas.
Los ataques eran constantes y las fuerzas de los Helenos disminuía a cada segundo, como el arena de un reloj; el cielo estaba negro como la noche y se divisaban los relámpagos que recorrian el cielo, en aquel momento Trakya mira al cielo implorando clemencia, y una espada lo atraviesa completamente, ignorando el dolor de aquel acto ve como un rato desciende de los cielos y al verlo grita a sus amigos que suelten sus espadas y arrojen sus yelmos al suelo; Atalanta junto con Macedon lo hacen arrojándose al suelo con los ojos cerrados, al abrirlos ven a los seis lobos carbonizados y la espada de Trakya con rastros de la presencia de Zeus en su filo.
Los enemigos al ver este espectáculo se rinden arrojándose al suelo y devolviendo a sus prisioneros a su tierra natal, muchos de ellos juraron lealtad al pueblo de Macedon, aumentando su ejército y calidad en combate.