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El Remolino

Este cuento me lo contó mi querida bisabuelita Maria Esther Briceño, Que en paz descanse

Cuentan que hace muchos años atrás, en un pueblo al norte de la cuidad de las naranjas (Chinandega) vivía una viuda adinerada que deseaba que su hija se casara con un hombre de mucho dinero y portento.

Y así empezó a selección a muchos pretendientes para su querida hija pero nunca le llegaba el hombre que pudiera satisfacerle todo en la vida.

Un día paso por la casa de la dicha adinerada mujer un hombre montado en un hermoso corcel negro, según decían que los dientes del hombre brillaban como el fuego, sus espuelas eran de oro y plata, las herraduras de su equino y el reloj de pulsera que llevaba en la mano, también eran muy hermosos.

Al ver al hombre la mujer quedó entusiasmada y anonadada por tanto lujo y decidió sacar a su hija para que el hombre elegante la mirara.

Con el tiempo, el hombre pidió la mano de la joven y se casaron sin sospechar nada del galán, cuando cumplieron cinco años de unión decidieron hacer su propia casa y la suegra quedó sola.

El hombre había actuado de manera normal hasta entonces, pero un dia la joven lo descubrió haciendo cosas extrañas, el hombre se subía a las paredes, se ponía cabeza bajo el techo, se hacia mas pequeño que hasta alcanzaba en una botella.

La joven se lo contó de inmediatamente a su madre, quien espantada le comentó;

—¡Dile que se meta en esta botella, yo estaré escondida detrás de la puerta!

Y así fue cuando entró en la botella la suegra rápidamente corrió y la cerro, después de eso la lanzaron muy lejos. Por eso cuando el diablo viene en forma de remolino la gente grita:

—¡Ahi viene la suegra con la botella!

Y el remolino inmediatamente se va.