𝘷𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘢 𝘢𝘣𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢 ꒰ૃ'⚘

II.

Otro día más se acomodaba en el calendario de Jimin. El sol ya estaba en un punto alto cuando el joven se levantó de su cama. Su madre ya no se encontraba en casa, ella se iba a trabajar a horas muy tempranas, por ende, Jimin se quedaba solo la mayor parte del tiempo.

El autoestima de Jimin era estable, afortunadamente, sus amigos lo querían y él a ellos. Su padre se había ido cuando Jimin era más pequeño, por suerte, el chico no lo tomó tan mal, ya que pensó en su madre y en su sufrimiento, así que aceptó la triste y simple realidad.

Jimin amaba leer en demasía, le encantaba. Siempre leía, y esa mañana fue lo primero que hizo. Su imaginación explotaba cuando navegaba por las palabras y así, la noche cayó en  seguida. Dió un vistazo a la ventana, el cielo era obscuro, la luna alumbraba atravesando un par de nubes, su corazón se hundió abruptamente; su vista bajó de inmediato a la casa de enfrente, un hombre llegaba a ella con un maletín en su mano derecha, con la contraria abrió la puerta y entró a su casa. Jimin empezó a sentir pánico a la inmensa tempestad oscura y corrió abajo a encontrar sus medicamentos.

Abrió la puerta de su habitación y se dió cuenta de que todas las luces de su casa estaban apagadas. Su mundo se vino abajo y comenzó a sollozar. Corrió abajo en busca de un interruptor de luz pero su ansiedad lo dominó por completo. Vió una luz tenue a través de la pequeña ventana de su puerta principal, no dudó un segundo y usó todas sus fuerzas para abrir la puerta y encontrarse con la pequeña luz, que provenía de la casa de enfrente.

—¡Ayuda!¡Por favor, ayúdenme! —gritaba el chico.

Corrió como loco hacia el otro lado de la calle, chocando bruscamente con la puerta de su vecino, empezó a golpearla y a gritar que abrieran la puerta.

—¡Deténgase! —una voz del otro lado habló.

Jimin en vez de calmarse, se exaltó más de lo que ya estaba. La puerta se abrió de repente y se encontró frente a frente con un hombre en pijama.