III.

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—Por favor, ayúdeme —rogaba Jimin al hombre, empezó a empujarlo ligeramente hacia adentro con desesperación para que entraran a la casa.

—¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? —el hombre intentaba tranquilizar al chico que empezaba a sudar.

Segundos de insistencia por parte de Jimin fueron los que hicieron convencer al hombre para que dejara pasar al joven. Rápidamente Jimin se sentó en su sillón como si estuviera en su casa y abrazó sus piernas, cubriendo su rostro aterrado.

—Oye... —calmaba el hombre. —Todo está bien, estás seguro aquí. —puso una mano en la espalda del chico, empezó a frotarla.

Jimin hipaba rápidamente y abrazó en seguida al hombre. Con el transcurso del tiempo, Jimin quedó profundamente dormido.

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Sus ojos empezaban a obtener calor, la luz del sol atravesaba sus párpados y su visión se teñía de color carmín. Jimin abrió sus ojos paulatinamente, vió a un hombre muy pálido y delicado enfrente de él.

—Despertaste. —el dueño de la casa estaba observándolo desde el sofá de enfrente. Lo miraba con compasión. —Vamos a desayunar.

La mesa estaba puesta, los platos y cubiertos ya estaban colocados en la superficie. El sol asomaba por las ventanas. El mayor lo invitó a sentarse a comer.

—¿Todo bien? —Jimin se quedó estático ante la pregunta, segundos después reaccionó.

—S-sí claro, —se sentó frente a él. —le agradezco todo, en serio señor.

—No agradezcas. Dime, ¿Cómo te llamas? —preguntó sereno.

—Jimin. —contestó de inmediato.

—Jimin... —repitió en un balbuceo.

—Sí, así; me acabo de mudar hace unos días al vecindario. —dijo con desconfianza.

—Lo sé —rió. —hace poco hablé con tu madre —tomó un pedazo de pan.

—Oh, sí, ella me contó algo de usted.

—¿Ah, sí? ¿Y tu padre?

—Él está lejos. Muy lejos. —Jimin decidió empezar a comer, un poco incómodo.

—Ya veo. Mi nombre es Min Yoongi, ahora, ¿pasó algo anoche en tu casa?

—Mmh... —pensó en las palabras que diría. —Ayer estaba leyendo tranquilo, el día se me pasó muy rápido, demasiado diría yo. De repente todo se puso oscuro y... —su mirada se perdió, se llenó de terror. —¡Todo era oscuro!

El hombre se alarmó.

—Tranquilízate. Dime qué te pasó, ¿Qué viste?

—Lo que pasa es que tengo nictofobia.

—Oh, ¿qué es...

»Ding, Dong«. La puerta sonó.

—Iré a ver quién es. —Yoongi se levantó.

Jimin terminó su rebanada de pan, observó el entorno con curiosidad.

Su nombre es Yoongi. —pensó.

—Jimin, tu madre está aquí. —el joven se levantó y fue con su madre.

—Muchas gracias señor Min, le agradezco demasiado. —decía la señora Park mientras abrazaba a Jimin.

—No se preocupe, no fue molestia. Cuando quiera puede encargarme a Jimin.

El chico sonrió tímidamente.

𝘷𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘢 𝘢𝘣𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢 ꒰ૃ'⚘ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora