Todos la vieron ir, pocos la vieron venir

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Fue simple cuestión de tomar las llaves en manos y mirar al gran portón. Ambos dirigieron la mirada hacia arriba para intentar abarcar toda la planisferie e involuntariamente sus bocas se abrieron, se miraron y se dieron cuenta del cliché y tonto acto de los dos y rieron juntos -primera sonrisa que habían visto los dos en sus rostros-.
Shelle abrió y ... fueron necesarios sus dos brazos para empujar aquellas 2 puertas coloniales que daban rienda suelta a un universo completamente moderno:
Sólo desde la entrada se veía el living, el portón sólo, hacía una pared, las dos adyacentes a él tenían cada una, una ventana de cristal muy grande cubierta por unas cortinas color rojo vino que combinaban muy bien con el blanco de las paredes. Al fondo... se veía una pared a medias que dejaba ver la mesa del comedor y algunos de los equipos, y de forma creciente apoyada en la lateral derecha una escalera en el aire hacia la segunda planta. La sala era increíblemente grande, superaba a la habitación del motel en el que habían estado la noche anterior (incluyendo el baño y el portal trasero). La mueblería era completamente de madera, los sillones y los sofás de cuero color rojo vino también, y una tele pantalla plana de 20 pulgadas en la pared izquierda lateral, a unos metros de la ventana. Al fondo...un piano de cola negro, marca YAMAHA, parecía un simple piano de cola cuando no había nadie pero... cuando te acercabas ... su tapa ... No era negra, tenía el fondo aún del color de la madera -que casi ni se veía- y tenía marcas con pintura de muchos colores, manos de varios tamaños, pies, dedos, incluso huellas de animales, cocuyos pintados de forma extraña que si no te fijas en su particular bioluminiscencia no distingues el animal, algún que otro pikachu y ciertas palabras regadas -raros sus fetiches, ¿no?- . En fin, cosas que sólo entendería la familia.

"¡Dios santo! ¡Madre del amor hermoso! ¿Dónde me he metido?"- Imaginaba Shelle que era lo que debía estar pensando Leo cuando volteó a verlo y seguía aún tras el portón (ya cerrado) mirando a los alrededores boquiabierto tratando de entender algo, sobre todo ... ¡las bellas pinturas que había por toda la casa! -Atención: intento fallido- Ella se acercó al piano y dejó las llaves encima y lo miró sonriendo ...

- ¿Puedes parar de comportarte como tonto?- Le dijo ella y no pudo evitar soltar una carcajada cuando él la miró a ella con la misma cara con que miraba a los alrededores.

- ¿Quién pinta y quién toca?

Wwwooooowwww, ¡había vuelto a hablar!. Desde que lo vio por primera vez, contadas menos de diez habían sido sus frases y un 70% eran preguntas.

- Yo toco -respondió ella señalando al piano - y mi hermana pinta - añadió haciendo círculos con el dedo índice .- Por cierto, puedes sentarte. Voy allá atrás a hacer un café

Minutos de incómodo silencio mientras él seguía vacilando los alrededores, esta vez sentado en el sofá. Veía de lejos a Shelle, la pared a medias sólo le dejaba verla desde su pecho hacia arriba, lo necesario.

-¿Tienen mascota? -preguntó Leo alzando un poco la voz para que ella pudiera escucharlo.

-No, sólo una jicotea allá atrás en el patio, está suelta. La tenemos hace unos 6 años más o menos. Se llama Koka.

De película su cara...

- Ni preguntes -le dijo Shelle sonriendo pícaramente mientras advertía la duda en su rostro.

-Tu hermana ... ¿tiene novio? -otra más,
Shelle lo miró fijo a los ojos, sonrió.

Si claro, ¿no te jode?

- No, no tiene. Por ahora sólo somos ella y yo. -respondió sin mirarle para poder continuar con su faena

- ¿Qué haces?

- Café, ¿No? - respondió ella sarcásticamente alzando su ceja derecha.

- Me refiero a tu vida, ¿estudias o trabajas?

Joder con este tío, pregunta que pregunta es todo lo que hace y aún no sé más que su nombre.-pasaba por su cabeza-

-¿Qué haces tú? - ¡já! A ver que pasaba ahora, si el chico "todo lo quiero saber" también podía hablar. Shelle lo miraba fijamente a los ojos como niña chiquita esperando que cumplan sus caprichos.

- Yo pregunté primero-dijo seriamente Leo rompiendo todo el ambiente de cortejo en la casa, Shelle no insistió debido a que notó su incomodidad apretando el papel que llevaba en la mano.

-Estudio Derecho, en la Universidad de aquí - continuó con el café

Hubo unos minutos de silencio, que Shelle pudo disimular gracias a que terminaba el café que ahora le llevaba a la sala. Pero él no, sus manos casi temblaban y no paraba de girar su anillo de plata con una serpiente que llevaba en el dedo corazón de la mano derecha.
Shelle le extendió la taza y él la tomó. Se sentó a su lado, de frente a él en el sofá. Para poder revolver el café Leo se vio obligado a dejar encima del mueble el papel enrollado que atesoraba durante todo el viaje. Y ella como chica curiosa al fin, dejó el café de un lado para tomarlo -sin su permiso, obvio- y extenderlo, ya de esa manera, romper el silencio.

- ¿Eres periodista? - dijo con cara de asombro y tono de admiración después de ver el título de recién graduado, él sólo asintió - Y ... ¿te graduaste recién ayer? ¿En serio? Esto tiene fecha 3, ¿qué haces aquí?

- Pequeña -además de que ella odiaba ser llamada así, su tono cínico la desquiciaba- dime qué códigos o leyes me obligan a responderte este tipo de preguntas personales.

- ¿Perdona? - dijo abriendo los ojos y colocando la taza de café de nuevo en la mesa del centro- ¿personales dices? Personal es que te metas en casa de una desconocida a tomar café, ¿qué digo? Que te metas en su bañera la noche anterior y te la lleves a la cama sin saber su nombre. ¡Eso es personal!

Gente loca, que se cree el centro del mundo. Tía borde acabada de salvar de un suicidio.

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2018 ⏰

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