[Capítulo 1]

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"me he sentido perdida en mi propia mente, vagando a través de pequeños y vagos recuerdos. He notado que sueles estar más feliz en aquella ciudad iluminada. Y no he sabido que ha sido de ti, no en este par de meses.
Ahora debo escoger. Sigo insistiendo por nada? O elijo la compañía de la soledad? Aquella que irónicamente estuvo presente en todo momento. ¿Debería sentirme mal por toda esta situación? Porque no lo estoy haciendo, en lo absoluto."

¿Qué se supone que debería hacer? Había encontrado esa carta la noche anterior, Ashley se encontraba borracha, la había acostado en su cama ya que, cuándo había llegado a la habitación que compartíamos, estaba inconsciente en el suelo. Por un momento pensé que podría estar muerta, asustada frente a esa posible situación, enfrenté el pánico lo mejor que pude y me agaché rápidamente para ver si daba alguna señal de vida, lo más rápido que pudiera. Al notar sus latidos, sentí que el calor volvía a mí. Eran pocas las veces que solía sentir miedo, pero que hacer cuándo la única persona en quien confias y tienes, por cierto, está inconsciente por quizás que cosa?
Muchas dudas cayeron sobre mí aquella noche, estaba prácticamente sola, no me podría desvelar con ella ni aunque así lo deseara. Debería esperar al día siguiente, aunque solo quedaban 3 horas para que amaneciera, aquella carta me había dejado muchas dudas. Ash se quería suicidar? ¿Por qué razón había escrito eso? ¿Era otra canción para su siguiente proyecto o algún párrafo de alguna novela? Ashley debería explicarme muchas cosas en cuanto despertara, de esto estoy segura.

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El amanecer habia llegado y con esto, las preguntas. No había logrado dormir aquella madrugada, intenté pensar en cosas que me ayudaran a dormir, en los consejos que me había dado aquella psicóloga en la infancia, pero nada dió resultado y me dí por vencida. Decidí que, como ya no podría dormir, lo mejor sería leer aquellos apuntes que había tomado en la clase de arte, no podría faltar más o reprobaria aquellas clases, ¿Mis compañeros? Eran un caso perdido, no harían nada aunque mi vida dependiera de eso. El sueño se estaba apoderando de mí a eso de las 8 a.m pero claro, Ash decidió aparecer por mi habitación buscando alguna pastilla o algo que pudiera ayudar con la resaca. Mirando su aspecto e ignorando el hecho de lo sucedido horas atrás, busqué por toda la habitación algo que sirviera. Al final terminó tomando un café demasiado cargado para luego ir por una pastilla a la farmacia más cercana.
Por el camino decidí hablarle, no habíamos conversado casi nada aquella mañana, se veía un poco perdida, supuse que se debía al motivo por el que tomó tanto anoche. Me acerqué un poco, ya que estábamos a una distancia mayor a la que estabamos normalmente. Luego de mucho pensar decidí ser directa.
-¿Me explicarás el motivo de aquellas botellas tiradas en la habitación?- Fui demasiado directa y creo que debí haber pensado más en mis palabras. Su mandíbula se tensó al instante en que terminé y frenó en seco. Su expresión no era de enojo ni de impotencia, más bien era de tristeza y decepción.
-¿De verdad quieres que te dé las razones?- Preguntó luego de un silencio que pareció durar una eternidad.
-Sí- Mi respuesta salió más dura de lo que esperaba.

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