Un día mas

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-¿Qué hacer cuando quien quiere quitarse la vida no es la adolescente, sino la madre? Se hacia esa pregunta cada día, cada tarde, cada vez que escuchaba las frases "Estoy harta" o "Estoy cansada de todo". Jamás encontró la respuesta.

-Se supone que debe ser al revés –pensó- normalmente las madres son las que evitan la muerte de sus hijas, no al contrario. ¿Muerte? Mejor dicho suicidio.

Su sonrisa permanecía intacta, quería evitar todo tipo de peguntas, quería evitar llorar, quería evitar toda clase de contacto o palabras que provocaran que se derrumbara. -Tengo que ser fuerte- pensaba cada vez que se mostraba débil –No quiero ponerme como ella-

Sus días se hacían eternos, ella esperaba impaciente el anochecer, quería encerrarse en su mundo, algunas horas, quería poder derrumbase sin nadie a su alrededor. –No les muestres donde te duele para que no sepan donde darte- decía. Nunca pudo comprender como su padre seguía sonriente, risueño, como siempre, estaba ajeno a todo, o no le importaba. –A el le resulta más fácil –pensaba- el puede irse de la casa todo el día si lo desea- Yo debo quedarme con ella, atenderla.

Siempre agradecía tener su sonrisa, ya que le resultaba el disfraz perfecto; sonreía un poco y el que la viera pensaba que todo era perfecto.

No puede hablar con ella, eso empeoraría todo; pero tampoco puede hablar con él, no le interesa. Sus hermanas ya no viven allí, ellas ya tienen sus problemas. No le gusta la idea de tener un diario íntimo, le parece totalmente ridícula. Solo le quedan sus ideas, la música, su mundo; se aferra a el más que a nada. Se aferra a la esperanza de que todo mejorara. Tiene amigas, pero no con quien hablar absolutamente de todo, habla con ellas, si. Pero cuenta diferentes versiones; veras, ella no confía plenamente en nadie, no se debe a nada, simplemente prefiere que lo que pase se quede en ella, y solo eso.

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-Otro día -piensa- comenzaremos de nuevo, con una sonrisa; hoy dentro de la normalidad será un día feliz –se sonrió vagamente, dándose cuenta de lo verdaderamente falso que era lo que pensaba –Pero es una buena forma de comenzar el día.

Se sienta en la cama, despacio se estira e intenta sonarse los dedos de las manos –Si mi abuela estaría aquí ya me hubiera regañado- pensó, sonrió. Agarra el móvil y lo prende, 8:30; dos mensajes, "Buen día""Como dormiste?". Una sonrisa delatadora se le dibuja en el rostro, junto con un color levemente rojizo en sus mejillas; elije las opciones, eliminar mensajes. –No debo distraerme- Se levanta y se dirige hacia el baño, como siempre tiene un rodete vago atado con un viejo broche, se lava los dientes y la cara, se detiene por un segundo y se observa en el espejo; sonríe, -Así –pensó- sonríe que así te ves bien, que no lo noten, no eres hermosa, por supuesto, pero con un poco de esfuerzo puedes verte contenta –Se aleja del espejo sintiéndose ridícula, hace un gesto de decepción y sale del baño. Sigilosamente pasa por la entrada de la habitación de sus padres y entra a la suya; -No hagas ruido- decía, quiero un poco de paz antes de que despierten. Se sienta en la cama y observa su ropa.

-Muy bien! Con que aspecto le mentiras al mundo hoy? –se da vuelta y mira a la gata que la observa desde el escritorio- Tu qué opinas? Saldré de negro? –Abre las cortinas y observa, los rayos del sol entraban sofocantes por la ventana- Hoy es otro maldito día soleado, debo ponerme algo fresco, un poco colorido para combinar con la primavera. –se ríe para sus adentros, pensando que mientras para el resto era el mes más extraordinario del año, para ella era el mes más escalofriante, ya que, los arboles florecían- Se disfrazan –pensó, usan las flores como disfraz, cuando el resto del año están secos –Son como nosotros –dijo. Una risa burlona salió de sus labios, ignorando que hablaba sola. Recogió unos jeans del piso, y los observo pensando que podía usarlos una última vez antes de lavarlos, se los puso mientras se miraba en el espejo, lo abotono y se observo; en el fondo le gustaba su aspecto. Se le marcaban los huesos levemente, los abdominales; las piernas firmes y largas, el pelo largo, oscuro; los brazos fuertes, las muñecas marcadas; sus manos eran bastante peculiares, eran delicadas y fuertes, con dedos largos y la palma ancha, los nudillos cicatrizados de algún tiempo atrás. Tenía buen aspecto, todos se lo decían, pero ella ignoraba esos comentarios; ya que no quería convertirse en esas muchachas engreídas a las que tanto odiaba. Era una chica hermosa, con baja autoestima. Se convertía en mujer, físicamente, porque mentalmente tenía una edad mayor, era muy madura, demasiado para su edad, eso también se lo decían seguido; ella no lo creía. Mira a su gata, -Voy a encender la cafetera –le dijo, y se dirigió a la cocina, puso el café en el filtro, agua, y encendió la cafetera. Estaba en jeans y corpiño, eso le parecía lo más cómodo del mundo, andaba así cada vez que podía. Espero que la cafetera empezara a sonar y se dirigió a su habitación; entonces escucho ruido en el cuarto de al lado –Empezó el juego –se dijo, y eligió una camiseta negra con blanco para ponerse. Salió de su habitación y se sirvió el café. Entonces salió del cuarto una mujer intimidante, a los tropiezos, con los ojos entrecerrados, ojeras, en camisón blanco, levemente despeinada; su madre. "Buen día hija" dijo bostezando y entro al baño. Ella siguió tomando su café, entonces salió del cuarto su padre, alto, de piernas largas, pelo negro, morocho, mal humorado..

-Si vas a tomar café debes comer algo –dijo

-No tengo hambre –respondió firmemente

-Si seguís así no vas a tomar más café! –le respondió el haciendo un gesto de desafío

Entonces ella tomo el pan, corto un pedazo y le hizo un gesto a su padre para que ya no le molestase. Su madre salió del baño y se sentó en su silla. El padre seguía mirando a la muchacha con una mirada de desapruebo por su comportamiento rebelde; ella ignoraba su mirada, tiro lo que le quedaba de pan y puso a lavar la taza, rápidamente coloco la pava a calentar como de costumbre para sus padres. Ellos se levantaron y empezaron a prepararse el desayuno. La niña se dirigió a su habitación para terminar de arreglarse, un poco de rímel, delineador y listo. -Un disfraz para mi, belleza para el mundo –dijo burlonamente; preparaba su mochila mientras pensaba en lo fácil que le resultaba engañar a las personas, -Ineptos –dijo bruscamente, salió de su cuarto y le hizo una seña a su padre para que la lleve, el se levanto y se subió al coche, su madre se encerró en el baño; ella se paro en la entrada y miro la casa,- "Que tu también tengas un buen día mama, te quiero"-dijo silenciosamente, hizo un gesto de tristeza y cerró la puerta delicadamente.

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Ella llego a la casa, se saco la campera y la colgó al lado de la puerta..

-Hola –dijo tímidamente

-Hola. –respondió su madre bruscamente que se encontraba sentada de brazos cruzados

Ya va a empezar –pensó la niña para sus adentros

-Como estas? –le pregunto desinteresadamente tratando de evitar un sermón

-Bien, estuve sola todo el día! Como voy a estar?!! –respondió la madre rezongando

-Y papa? –dijo ella intentando cambiar de tema

-Tu padre? El hombre al que llamas padre, no se apareció desde que..

La muchacha comenzó a ignorar a su madre, siempre recordaba su infancia, los juegos, los viajes, las risas, dentro de todo fueron buenos momentos; le servían de aliento en los malos días.

Cuando la madre termino, la muchacha sin decir nada se fue a su cuarto. Prefería eso a decir una palabra errada y que la discusión se alargara.

Lo hermosa que puede verse la locuraWhere stories live. Discover now