Capítulo 2

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Andrómeda pasó varias horas respondiendo preguntas, a un oficial que decía llamarse Nubelus, las preguntas eran de todo tipo como su nombre, edad, nacionalidad, su codigo I*, tipo de especie, y otras preguntas como quién era psicológicamente, qué había hecho ese día, qué había comido, dónde estuvo, cada paso, decisión, y pensamientos que hubiera tenido el dia del asesinato.

Fueron tantas preguntas, que se extrañó de que no le hubieran preguntado de cuántas veces fue al baño, pero con paciencia trato de responder a todas ellas.

Finalmente el interrogatorio terminó, y Nubelus la llevó a su celda.

El lugar dejaba mucho que desear. Nubelus encendió la luz y Andrómeda podía jurar que vio una rata escabullirse por un agujero en la pared. Entró en el cubículo que sería su lugar de confinamiento y pudo observar  dos camastros oxidados que harían el trabajo de cama y el de asientos, además el baño se trataba de un hoyo en el suelo.

Cuando el guardia se fue la luz del lugar se apagó. Inmersa en la oscuridad Andrómeda quiso llegar hasta uno de los camastros para sentarse, pero al hacerlo notó que lo había hecho sobre algo, o mejor dicho alguien. Abajo del puñado de sábanas se encontraba un muchacho.

- ¡Quítate! El otro es tuyo- La chica cayó sobre el frio suelo y se golpeó su codo, que quedó con un pequeño raspón.

- ¡Oh! Lo lamento. No vi que estabas ahí.- se disculpó rápidamente mientras se levantaba y se sentaba sobre el otro camastro a la vez que frotaba su codo.

- Da igual- el chico sonaba antipático.

-¿Sabes por qué apagan las luces?- Pregunto Andrómeda en un vago intento de iniciar una conversación con el desconocido.

- Supongo que para pagar menos- el camastro hizo un pequeño chirrido mientras el muchacho se rescotaba en el otra vez.

- Soy Andrómeda... ¿Y tú eres...?- El chico se volvio a incorporar y se puso frente a ella. De hecho podía sentir su penetrante mirada.

- ¿Te das cuenta que podrías estar diciéndole tu nombre a un psicópata? ¿A un posible asesino o un violador?- se hizo el silencio por unos instantes.

- No creo que en Nahomy exista esa clase de gente- dijo finalmente ella.

- Sin embargo alguien mató a tus padres- Andrómeda se paralizó por un instante.

- ¿Cómo es que sab...?- No pudo terminar la pregunta ya que las luces se encendieron y la voz de un guardia los interrumpió.

- ¡Es suficiente Caniff! Ya pasaron las 36 hs. Suficiente para que recapacites. ¡No quiero volver a enterarme de que volviste a mendigar frente al supermercado de la 42, ni en ningún otro!- el guardia se lo llevó, y gracias a la iluminación artificial lo pudo ver por primera vez por un pequeño instante.

Cabello azabache, un poco largo, piel palida, un metro setenta y cinco aproximadamente, y sus ojos... Sus ojos eran únicos, Andrómeda jamás había visto unos ojos así, eran carmesí.

Lo último que Andrómeda vio de Caniff fue su sonrisa lasciva, y luego se hizo la oscuridad otra vez.

La breve conversación que tuvo con él, fue suficiente para que ella se quedara pensando durante horas.

Caniff tenía razón, ella siempre creyó que todas las personas de Nahomy eran buenas amables y bondadosas. Pero una de esas personas había asesinado a sus padres. Y la habían culpado a ella. Y se encontraba encerrada ahí en la oscuridad, mientras el tipo que mató a sus padrrs seguía en libertad y ni siquiera lo buscarían.

La chica siempre escuchaba en los medios que los organismos de seguridad en el hemisferio sur de Mylesha eran una vergüenza, pero jamás imagino que a tal extremo se adaptaba a la realidad.

Se sentía indignada con su ciudad, con el sistema, pero sobre todo con ella misma al no ser capas de saber que hacer, o cómo actuar. Se sentía impotente. A mitad de la noche un guardia entro encendio la luz y le dijo que estaba libre hasta que se hiciese un juicio pero tenia prohibido salir de la ciudad y para ello le pusierno un chip rastreador bajo la piel de su cuello.

Al salir del establecimiento pudo ver que afuera se encontraba Merinda, quien corrió y la abrazo fuerte.

-¡Andy! ¡Por Saturno! ¿Te encuentras bien? ¿Te hicieron algo? ¡Juro que los mataré si te hicieron algo! ¡Es una vergüenza arrestarte y acusarte! ¡Lo que paso con tus padres fue horrible!- Lágrimas de ambas chicas caían por sus mejillas, mientras se seguian abrazando.

Se fueron caminando lentamente mientras Andrómeda trataba de cobtarle todo a su mejor amiga.

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* Código I: Código de Identificación único
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Hasta aquí diganme que les parece y perdon que los caps sean tan cortitos es que la facu no me deja escribir demasiado comenten los amo
Atte: RBA

[PAUSADA/REEDITANDO]🌌ANDRÓMEDA Y LA ESPERANZA🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora