- ¡POR EL AMOR DE DIOS!, ¡CALLATE POR SOLO 2 SEGUNDOS! - exclamo el hombre
- ¡NO ME CALLARE! ¡A ESTA CHICA LA ACABAN DE DROGAR, CEDAR O LO QUE SEA LLEVA MAS DE 40 MINUTOS DORMIDA Y NO REACCIONA! – respondió de manera altanera mirando bastante preocupada a Rasu.
- ¡SI LLEGA VIVA BIEN Y SI NO TAMBIEN, NO ES MI PROBLEMA! - exclamo en tono mas alto que la vez anterior empujando a la chica a un cuarto y luego lanzar a Rasu a sus pies como si fuera cualquier cosa menos una persona, dejando a ambas encerradas.
-IMBECIL- La chica se acerco a Rasu, y acomodo la cabeza de la chica en sus muslos admirándola por unos segundos, pequeñas lagrimas se desbordaron de sus mejillas, cayendo en la frente de Rasu- Si mueres... no podre con el cargo de conciencia... por favor despierta –
Rasu abrió ligeramente sus ojos, viendo un techo que para nada concia, se levantó bruscamente – ¿Dónde estoy? – miro alrededor, estaba bastante oscuro, se acercó hacia las paredes, el cuarto era realmente diminuto de unos 2 metros por 2 metros. Rodeo la habitación chocando con algo, al bajar la mirada la vio, la chica que trato de ayudar con anterioridad -ESPERA, ¿DONDE ESTOY? –
La otra muchacha se despertó mirándola hacia arriba bastante débil – me ...alegra que estés... bien- susurro a penas pudiendo mantener sus ojos abiertos.
Rasu se arrodillo delante de la chica tocándole con cuidado la frente, - ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? – la chica estaba ardiendo en fiebre, hacía mucho calor era bastante sofocante el cuarto no tenía ninguna ventana, exceptuando la ventanilla de la puerta que le daba visibilidad a sus captores.
-Como 2 días – respondió casi susurrando -unos traficantes nos atraparon... disculpa por involucrarte en ...este asunto –
Rasu le dedico una leve sonrisa -Tranquila, si tuviera la opción de tomar otras decisiones, volvería a tomar las mismas que me trajeron a este punto, quizás fue el destino- su sonrisa se volvió más amplia – por cierto, aun no me dices tu nombre-
La chica se reincorporo – Junko... pero me puedes llamar Jun – sonrió levemente, bastante aliviada, de verdad le confortaba que la chica fuera tan comprensiva a pesar de que la involucro en tal situación.
-Mi nombre es Amaterasu, pero todos me llaman Rasu... bueno el monje más bien- antes de que ambas chicas pudieran continuar hablando, un fuerte sonido de escucho, un tipo golpeo el metal de la puerta para llamar la atención de ambas chicas, dirigiéndole una mirada muy desagradable, vociferando – levántense estamos por llegar a nuestro destino- el tipo se disponía a entrar, cuando Rasu se alzo tapando a Junko, dirigiéndole una mirada amenazadora al tipo -¿estamos en una nave amanto verdad?-
El sujeto abrió la puerta sonriendo con desdén -están a bordo de una de las flotas de Harusame, a cargo del sexto capitán Rio – empujo la puerta mirando de pies a cabeza a Rasu – ¿qué es esa actitud tan arrogante? ¿acaso quieres pelear mocosa? –
-Le pones un dedo encima a esta chica y te arranco el corazón- las palabras de Rasu fueron frías y tajantes, su mirada se volvió filosa y apagada, el sujeto rápidamente se sintió intimidado comenzó a sudar frio -Va-vamos, solo es una broma... por favor levántense, deben tener hambre- dijo bastante temeroso
Rasu observo a Junko que con dificultad se levanto y camino con cuidado hacia la puerta - por favor de-debo ponerles estos grilletes ... por seguridad- dijo con tono suplicante el sujeto mirando a Rasu.
Rasu suspiro acercándose igualmente a la puerta extendiendo sus muñecas – está bien. ¿ella recibirá atención medica? - Junko jadeo con algo de dificultad afirmándose en el marco de la puerta.
-Me temo que so-solo podemos darle medicamente para el mareo- el sujeto puso los grilletes en las muñecas de Rasu bastante alerta a cualquier movimiento que la chica pudiera realizar – es normal que los humanos que nunca han salido de la tierra tengan esos efectos... es cosa de costumbre- dijo bastante aliviado cuando termino de ponerle los grilletes a Rasu, se notaba como recobraba la confianza una vez dejaba "indefensa" a la chica de mirada amenazante, a Junko ni se molesto en esposarla estaba demasiado débil como para hacer cualquier esfuerzo por huir.
-Tranquila, estaré bien- le dijo Junko a Rasu, se veía algo más animada.
El hombre las guio por distintos caminos y pasillos hasta que llegaron a un salón, estaba repleto de niñas y mujeres de entre 9 a 36 años, de distintas razas, todas igual de asustadas, por un segundo Rasu quedo desconcertada.
El sujeto las guio hasta una mesa, les llevo comida y medicamento para Junko, Rasu suspiro tratando de no mirar a las demás mujeres y niñas del salón. Le irritaba de sobremanera – ¿Es horrible verdad? – dijo Junko, ya bastante mejor.
- ¿Sabes que harán con ellas? - respondió algo afligida Rasu nerviosa, no dejaba de mover su pierna derecha, Junko bajo la mirada algo triste -No solo a ellas a nosotras también, lo más seguro es que nos vendan de dama de compañía, un grupo de chicas las dejaron en yoshiwara... es triste ver que la vida de una mujer valga menos que un pedazo de metal o papel-
-Las tengo que sacar a todas de acá- susurro afirmando su cabeza algo inquieta.
- ¿Rasu estas bien? - se dirigió Junko a Rasu.
Un grupo de amanto armados entro al salón - ¡TODAS LAS MUJERES QUE VENGAN DE LA TIERRA LEVANTENSE Y VENGAN POR AQUÍ! - exclamo uno de los amantos que entro, saliendo nuevamente del salón, las mujeres y niñas se comenzaron a levantar y avanzaron en la dirección indicada, Junko se levantó igual y comenzó a avanzar -Vamos Rasu, evitemos que nos bajen por la fuerza-
Rasu se levanto mirando la espalda de Junko, suspiro y la comenzó a seguir hasta llegar a su lado, colocando ambas manos tras de su nuca – siento la necesidad de golpear a alguien- dijo sonriendo amenamente.
-confió en tu buen juicio- respondio Junko
Rasu al llegar al lado de uno de los amantos armados, apretó con fuerza el puño -Mala suerte amigo- dedico una sonrisa llena de rabia y lo golpeo con tal fuerza que lo dejo nockeado, rápidamente la rodaron cerca de 10 amantos, trataron de reducirla fue una lucha de varios minutos hasta que al fin pudieron reducirla, entre dos amantos la arrastraron hasta la salida de la nave mientras Rasu se reía con orgullo y les gritaba -¡ Y ESO QUE ESTOY CON GRILLETES MALDITOS PERDEDORES!-
-Y se veía tan racional... tan serena- suspiro Junko siguiéndolos, al llegar a la salida se detuvo por un instante, quedo asombrada con lo que veía. La nave en la que venían había aterrizado dentro de otra nave aún más grande, estaba repleta de humanos y amantos muchos de ellos armados y otros que corrían de lado a lado. Pero entre toda la multitud pudo notar un muchacho de un largo cabello color bermellón lo llevaba amarrada en una trenza, tenia un tono de piel blanca cristalina y unas suaves facciones, el chico en resumidas cuentas era muy guapo, llevaba consigo una sombrilla color morado oscuro e iba acompañado de un hombre alto de abundante melena color castaña. Fue un flechazo instantáneo.
-HIJO DE PUTA, ME HAS PATEADO- exclamo Rasu claramente cabrada, mordió el brazo de uno de los amantos que la llevaba a arrastras. El amanto soltó un fuerte quejido alejándose rápidamente. Rasu sonrió estaba montando claramente un escándalo, quería demostrar que ella no estaba amedrentada por sus captores, quería darle una pisca de esperanza a las mujeres que habían sido capturadas como ella y su nueva amiga. Rasu amplio aún más su sonrisa bastante satisfecha con su resultado, pero ahora venia lo mejor, se zafo del otro sujeto rápidamente - ¿vamos quien quiere pelear?, consiente no me van a mover de aquí se los aseguro-, todos los sujetos que estaban a su alrededor se lanzaron rápidamente contra ella, les irritaba sobre manera la actitud tan ruidosa y arrogante de la chica.
Rasu los golpeaba uno tras otro, llamando la atención del tipo de melena castaña que iba acompañando al chico de pelo color bermellón, se acerco hacia donde ocurría el disturbio y pudo ver como Rasu golpeaba a cualquiera que entrara a un rango de 10 centímetros de su espacio personal -Esta bien que sean soldados rasos, pero eso no quiere decir que una mocosa los este masacrando- vocifero en tono sereno, casi aburrido.