I

14 3 0
                                    

Kim Taehyung era conocido por ser el dueño de una de las empresas más influyentes de toda Corea. Con solo veintidós años había conseguido lo que ningún joven de esa edad podía conseguir.

Ser el único hijo de la familia Kim tenía varias ventajas, pero no todo era bueno. Las ganas de que Teahyung se formalizase y crease una familia, les habían llevado a organizarle el casamiento con la hija de uno de los inversores de la empresa, aún a pesar de la inconformidad del menor.

Ahora, cinco años después vivía prácticamente por y para el trabajo. Tenía demasiadas reuniones y acuerdos por hacer y pocas ganas y tiempo de pasar tiempo junto a su familia.

Si algo reconocía el menor de los Kim era que sus padres le habían quitado toda la juventud. Nunca había conocido lo que se sentía ir a una fiesta con amigos y emborracharse mientras cantaban a pleno pulmón o ligaba con alguna chica.

La alegría que le caracterizaba había sido cambiada por una seriedad que daba miedo. Al menos, su padre se sentía orgulloso de él, de haber criado a un hijo que no hacía las locuras que todo adolescente hacía.

Por suerte, con el dinero junto a él era capaz de conseguir todo lo que quisiera, o así lo pensaba Taehyung.

Dos golpes secos sonaron en la puerta de su despacho para luego dar paso a su mejor amigo y asistente Park Jimin.

- Tae, ¿aún sigues así? ¿Sabes qué hora es?- se acercó a la mesa de su amigo, quien no dejaba de leer papeles y firmarlos.

- Tengo que acabar unas cosas. La próxima reunión es en dos días y tiene que estar todo listo- dijo con sus ojos fijos en los papeles.

Jimin suspiró, ¿cómo podía no hartarse de tanto trabajo? Y si lo hacía, sabía disimularlo muy bien. Cruzó los brazos sobre su pecho esperando a que Taehyung acabase.

- ¿Sabes? Creo que mereces un descanso- dijo al fin, después de haber esperado a que su amigo y jefe accediera a volver junto a él.

Desde hace un tiempo, Jimin se había ofrecido a ser su chófer particular para llevarlo cada día de vuelta a casa, básicamente porque no le gustaba que vagase sólo tan tarde por las calles de Seúl. En un principio, Taehyung se había negado, para así evitar que tuviera que quedarse hasta tan tarde por él, hasta que, al fin, pudo convencerle de lo contrario, prometiéndole que se tomaría unas vaciones más adelante.

- ¿Y cómo van las cosas con Ji-yeon? He oído que en unas semanas se irá a París- inquirió Jimin mientras conducía.

- Bien- los dedos de Taehyung se movían con rapidez sobre la pantalla de su móvil.

Jimin, por el contrario, se dedicó a observarlo por el retrovisor mientras el semáforo estaba en rojo. Suspiró sin dejar de mirar a su amigo, ¿cómo había llegado a ese punto? Echaba de menos al alocado del castaño. Su familia había logrado consumirlo hasta conseguir ser totalmente irreconocible.

- Taehyung, Ji-yeon es una chica genial, deberías valorarla- arrancó el coche de nuevo.

- Jimin, ¿podrías dejar de comportarte como si fueras mi padre?- sus dedos sustituyeron el móvil por su frente, presionando fuertemente como si le fuera a estallar.

- ¿Estás diciendo que me parezco a él? Vaya… no creí que mi mejor amigo me atacaría de tal forma- un suspiro del castaño fue todo lo que se llevó-. Está bien, lo siento. Es solo que… joder Tae, me preocupas, ¿vale? Estás tan involucrado en el trabajo que has olvidado lo que vivir la vida significa- paró el coche una vez llegado a su destino.

- Jimin, no te equivoques. Vivir nunca ha sido parte de mis objetivos.

Los ojos del rubio siguieron a Taehyung, quien no quiso seguir manteniendo aquella conversación. Le entristecía la vida a la que había llegado. Tenía una bonita y perfecta mujer, pero él no parecía satisfecho con ello, ¿por qué?

La cabeza y el corazón de Taehyung eran como unos muros impenetrables. Nunca nadie podía saber lo que pensaba, tan sólo llegaban a la conclusión de si estaba más o menos enfadado.

***

- Muy bien joven, mañana será tu primer día de trabajo. Recuerda que a partir de hoy pasarás a llamarte Bun. Y como se te ocurra hacer alguna tontería- agarró con fuerza los negros mechones del contrario- te prometo que tú y toda tu familia lo pagaréis.

- ¡Esper-!

El muchacho de no más de veinte años, fue empujado con brusquedad hacia una habitación que estaba completamente a oscuras.

El silencio y un olor horripilante invadieron su ser. Tanteó como pudo en busca de un interruptor y cuando dio con él observó con algo de miedo aquel lugar.

Las paredes estaban teñidas de un rojo demasiado oscuro con algunos detalles en negro. Una cama enorme ocupaba el centro de la habitación, mientras que todo lo demás estaba lleno de objetos esparcidos por varias mesas. Esposas, látigos, cuerdas, materiales de cuero… todo lo que uno fuera capaz de imaginar, y lo que no, estaba ahí metido.

Volvió a la puerta con la intención de poder huir, resultando en vano cuando notó que la cerradura estaba echada. Puños y patadas cayeron sobre aquel gran trozo de madera, logrando solamente dañar su delicada piel.

Cuando se dio cuenta de que no lograría nada, sus piernas flaquearon llevándole hacia el suelo. Metió su cabeza entre sus manos y, pronto, sus ojos comenzaron a lagrimear.

- N-no, ¿qué he hecho? ¿Qué he hecho…?- se repetía una y otra vez- Mamá, papá… lo siento

Fue ahí cuando entendió que nunca sería capaz de salir de aquella pesadilla. Desde el día en el que esos hombres aparecieron y le engañaron, consiguiendo llevárselo, supo que su vida nunca volvería a la normalidad.

---♠️♠️♠️---

Aquí está el primer capítulo!
Espero que os haya gustado 💜
Intentaré actualizar rápidamente pero no prometo nada, la universidad quita tiempo de vida.

Toda duda, sugerencia o cualquier cosa que queráis decirme, dejármelo en los comentarios.

Os amo!
Sky 💜

Possession & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora