Mamá me gritaba desde abajo para que me levantará, yo no tenía ganas de hacerlo , ya sabía lo que venía, pero ella insistía:
- ¡Clío ya levantate! -gritaba
desde la cocina- ¡Espero subir y encontrarte ya despierta para irnos! -sabía que no se daría por vencida y que haría lo que sea para sacarme de la cama, pero yo estaba decidida a seguir durmiendo- ¡Estoy hablando enserio! -me advirtió.Sentí un leve golpe en mi piernas, y sabía que ya estaba a mi lado:
-¡Te dije que te levantaras! -me espetó mientras me daba con otra almohada. Al ver su reacción, elevé mi cabeza de forma leve para encontrarla parada a mi lado derecho con las manos en la cadera y una mirada firme mostrandome autoridad, pero eso solo provocó una sonrisa burlona en mí y regresando a mi posición de antes.
-¡No quiero ir, prefiero dormir! -sabía que le molestaba que me negara así que tire de mis sábanas para cubrirme la cara y gruñí en forma de protesta- ¡Porfavor, me duele la cabeza! -mentí vagamente tratando de convencerla, pero no funcionó.
-No me vengas con el mismo cuento, -me dijo, sacándome en cara, lo que hago siempre cuando no quiero ir - además... si te duele la cabeza con mucha más razón debes ir conmigo. -agregó tirando de mis sábanas para destaparme dejandome con el pijama rosa que me compró hace poco, según ella por mis logros, la verdad no lo usaría si no fuera tan calentita.
-¡Pero mamá! - protesté por su acción que provocó que me entrara frío, pero más por ser tan ingeniosa cuando discute conmigo, odio que a pesar de todo siempre tenga la razón.
-¡Nada de mamá, ahora mismo te sientas para ayudarte a que te alistes! -me reprendió con mucha autoridad y con una mirada que me indicaba que a pesar de todo, esto iba a ser igual que siempre, ella se saldría con las suyas sin que yo pudiera hacer nada.
Finalmente asentí con la cabeza y haciendo pucheros infantiles me moví con cuidado, incorporandome para sentarme al borde de la cama. Frustrada por mi pésimo resultado de intentar vencer a mi madre. Mientras tanto ella retiraba ropa de mi armario para cambiarme, colocó mi vestuario sobre mi mesita de noche, se acercó a mí y me ayudó a levantarme:
-¿Dondé dejaste tus zapatos? -me preguntaba con un poco de fastidio en su voz - ...ya te he dicho que debes ser más ordenada y dejar tus zapatos al lado de tu cama -reí al escuchar eso, me educaste tú mujer, así que no puedes reclamar nada, pero ella seguía- ¡No te estoy bromeando jovencita!
-Mamá, ahí están - le dije suavemente pero no escuchó, porque siguió renegando.
-¡No se puede encontrar nada en esta habitación!
-Mami, te digo que estan ahí- le repetí suavemente como antes, pero otra vez no se dió cuenta de mis palabras, claro que yo no ayudaba mucho, pero era divertido verla gatear por casi toda la habitación.
-¡Tienes que ser ordenada, no puedo estar siempre sin encontrar nada! - se alteró y no sabía si reír o renegar.
-¡Mamá! ¡Los zapatos estan justo ahí! -le indiqué juguetonamente con el dedo los zapatos que estaban al lado de la cama, pero en sentido contrario del que ella esta buscando.
Me miró entornando los ojos, como si su mirada tratara de decirme: ¡Por que no me lo dijiste antes de perder mi tiempo buscando por acá sin encontrar nada! , pero solo comenzé a reír con tantas ganas, que causó que tragara mi saliva y tosiera espantosamente, haciendo que mi madre sobresalte de una forma graciosa.
-¡Cariño! ¿Estas bien? ¿Te traigo agua? ¿Te duele? ¿Qué pasó? - me interrogó preocupada, pero yo no paraba de reír y toser a la vez, lo que me causaba aún más gracia, ya imaginarás el ambiente, apuesto a que al menos sonreíste un poco y si no, que amargados.
-¡No! tranquila, estoy bien solo tosí un poco, ni que me fuera a dar un infarto por eso... -le dije con un tono de burla en mi voz cuando ya podía hablar al menos, pero de alguna manera mis palabras le afectaron, porque cambió por completo su rostro, de uno preocupado a uno triste y con la mirada vacía, se sentó a mi lado en la cama.
-Esta bien - fue lo único que me dijo y prosiguió a acercarme mis zapatos que estaban al lado de mi cama, en frente mío para colocarmelos.
-Lo siento, no fue mi intención enserio, -le dije cuando ella estaba frente de mí ayudandome a ponerme de pie- no quize decir eso, no se por qué lo dije, de verdad disculpa solo estaba tratando de no sé, lamento por decirlo así, sé que no te causa gracia ese tipo de comentarios pero yo... -proseguí hablando de manera rápida, tratando de excusarme de lo dicho. Ella me colocó su mano sobre mi hombro tranquilamente, haciendo que me callara de golpe.
-Lo sé querida, no te preocupes no debí reaccionar así, solo se me fue y no pude evitarlo, pero todo está bien -me dijo de forma calmada y con tanta serenidad que me convenció de cada una de sus palabras haciendo que me sintiera menos culpable por lo que dije.
-Gracias -fue lo único que le pude decir.
-Muy bien, ahora a la ducha -dijo con una sonrisa y me ayudó a llegar hasta la puerta de mi baño.
-Puedo hacerlo yo sola -le dije con algo de incomodidad- por favor, no me pasará nada.
-No sé - me dijo con duda y también con incomodidad, que fue lo que resaltó más en su voz.
-De verdad lo quiero hacer yo sola, porfavor ¿sí?, acepta, no pasará nada malo, lo puedo hacer, enserio - insistí muy desidida a salirme con las mías.
-Esta bien solo por esta vez, pero con una condición- me dijo con una mirada seria pero trataba de suprimir una sonrisa poniendo los labios en una fina linea.
-La que tu quieras - le dije pero temía a lo que fuera a decir pues era muy estratégica, era mi madre tal vez la mujer más buena del mundo pero sabía lo que le convenía y como obtener lo que quería.
-Tendrás que levantarte temprano para las siguientes citas y sin rechistar -me dijo con aires de superioridad, sabiendo que era muy buena su oferta. Pero no tenía de otra.
-Esta bien, acepto, pero solo si tú me dejas ducharme sola, sin esperar detrás de la cortina a partir de ahora -le dije sin saber si aceptaría o no, era muy sobreprotectora pero bueno solo deseaba que aceptara.
Permanecimos paradas una delante de la otra en silencio, por casi dos minutos, era muy incómodo verla ahí sin decir nada, meditando su respuesta, con una mano frotandose la barbilla como en las pelis de suspenso y la mirada hacia arrriba como si buscara alguna respuesta en los dibujos del techo, me estaba muriendo de ansiedad por cual sería su decisión estando ahí parada sin poder hacer nada mientras la observaba, cuando ya no pude más con la desesperación e incomodidad que me causaba, rompió el silencio:
-Acepto -sin decir más chillé de la emoción y me avalance sobre ella abrazandola con mucha fuerza, bueno con la máxima que poseo, estaba super emocionada, iba a poder hacer algo sin que ella estuviera detrás de mí ayudándome - pero... -dijo librandose de mis brazos con mucho cuidado. Sabía que no aceptaría así de fácil-...si tú, no cumples con tu parte del trato, yo me negare a cumplir con la mía -sabía que iba a ser difícil cumplir mi parte, aunque trataría de hacer todo lo posible para permanecer mi palabra.
Me acercó su mano como si fueramos a cerrar un negocio y me brindó una mirada seria y con un toque de humor por el gesto, acepté con la cabeza y con un fuerte apretón de manos cerramos nuestro trato, ambas muy gustosas.
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Quedate Junto a Mí ♡
Novela JuvenilExisten veces en las que el deseo de tener una vida normal como el resto, el ser tratada por igual, poder hacer todo sin complicaciones, sin que se tenga que depender de alguien; es más una desesperación cruel que un deseo. "¿No sería increíble pod...