infidelidad

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Una semana antes de mi boda, descubrí que mi prometido me engañaba.

Inundada por la pena, decidí quemar mi vestido de novia.

Caminando hacia los contenedores de basura, llorando a lágrima viva, me encontré con un chico en la misma situación.

Nos entendimos sin necesidad de palabras y fuimos directamente al Registro Civil.

De camino, nos conocimos, él era bastante agradable, se llamaba Joel Pimentel,  sorprendió con las manos en la masa a su novia también un tiempo antes de la boda.

En una semana, hicimos las maletas y recopilando todo el dinero que teníamos para las bodas fracasadas compramos boletos a Río.

Al principio fue complicado vivir juntos, pero ahora agradezco al destino que me haya unido con este hombre único.

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