1. ¡Por favor, que no sea Jimin!

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 Jungkook

Desde pequeño siempre supe que mi muerte iba a ser larga y dolorosa. Cualquier niño normal tendría miedo del monstruo bajo su cama o dentro del armario, ojalá el mío haya sido alguno de esos.

Él en sí mismo no representa peligro alguno, es bajo y parece débil. Desde el momento que me presente ya era más alto y fuerte que él, derribarlo no presentaría problema alguno estarán pensando. Ahí mismo radica el problema. Las apariencias engañan.

¿Dejará algún trauma en un niño de 7 años saber que va a morir a manos de su hermano mayor?

Bueno, resulta que ya es tarde para averiguarlo, porque mi yo adulto va a morir en el momento que mi hermano cruce esa puerta.

De nada servirá pedir clemencia, lo sé.

- ¡Oye niño quédate quieto! Tu hermana va a estar bien. - me grita Suga desde una esquina oscura. - ¡Te dije que no servían, Namjoon! No sé porque nunca me haces caso. - Le dice ahora al líder mientras este sonríe silenciosamente.

- Lo mismo dijiste cuando V entró y míralo ahora, todo un hombre. Además, si fuera por ti todavía seguiríamos intentando salir de esa mansión. Me encantaría saber por qué fallo el plan. ¿Tienes alguna sugerencia o te quedarás callado como siempre? - Responde RM sin perder la sonrisa burlona de su cara. - Sí, eso pensé. Mejor cállate, el niño está preocupado por su hermana, es lo normal.

- Oh, yo no estoy preocupado por ella. Se encuentra bien, lo siento en mi interior. - Le contesto dejando de caminar y apretando fuertemente los fríos barrotes de la celda. De reojo puedo ver como V se mete como caramelo en la boca interrumpiendo por unos instantes su hermosa sonrisa geométrica. - La verdad es que nunca pensé que iba a morir tan joven, señor. Y lamento comunicarles que hoy será el día de mi deceso.

- ¿No serás un poco exagerado? Estamos en una comisaría, no estás en el corredor de la muerte yendo a cumplir tu condena.

- Lo siento Suga, pero todo el mundo tiene un miedo. Y el mío puede cruzar esa puerta en cualquier momento. - Se que va a ser él, lo siento en mi columna vertebral. El escalofrío me recorre todo el cuerpo, la piel se me pone de gallina y todos mis músculos se tensan al mismo tiempo. En este momento no me importa si mi esencia huele a pánico puro, por más de que V este en la misma habitación esta vez no puedo hacerme el fuerte.

El silencio vuelve a llenar la celda y me dedico a caminar de un lado a otro mordiéndome las uñas, otra vez.


Son alrededor de las 3 de la mañana cuando el oficial entra con cara de fastidio a nuestro sector. Con el enojo notable en su olor abre la puerta y nos deja salir.

- Pagaron la fianza niño. Tienes suerte. Ustedes también afuera. Tu hermano rico pago todo. - No lo piensan dos veces y empiezan a salir de la celda. Mi momento ha llegado.

Por favor que se Jin, que sea Jin y hago lo que quieras. Es lo único que puedo rezar ahora.

V como siempre mantiene su sonrisa que se amplia cada vez que me ve. Al parecer le hace gracia mi padecimiento. Pero en este instante no puedo pensar en lo bella que se ve su cara mientas come su caramelo, uno de los tantos que siempre saca de sus bolsillos sin que nadie sepa como pueden caber tantos ahí. Este definitivamente no es el momento de ver su precioso cabello, lo suave y esponjoso que se ve con esos mechones verdes en las puntas. Sin embargo, me permito admirarlo una ultima vez. Si hoy voy a morir me gustaría que su imagen sea lo último que me quede grabado en la memoria, hasta que el dolor de las torturas me nuble el juicio. Quien sabe que cosas estará pensando mi hermano hacerme. ¿Me arrancará las uñas una a una? ¿Me dará latigazos? ¿Me cortará las extremidades mientras me obliga a tocar el ukelele? Conociendo a Jimin pueden ser todas juntas y más.

- ¡Por favor, que no sea Jimin! Jin, hermano mío al que amo y adoro, espero que seas tu quien está atrás de esa puerta. Juro que lustraré tus zapatos con mi lengua de por vida, masticaré la comida por ti y la desbullare como un pájaro si es lo que quieres. ¡Por favor que sea Jin!

- ¡Espero te guste el hígado encebollado pequeño Kookie, porque si vas a masticar mi comida eso es lo que quiero comer cuando lleguemos a casa! – La voz de mi ángel de la guarda. Nunca creí que ver a Jin me causaría tanta felicidad como ahora. Algo habré hecho bien en mi vida anterior para tener tanta suerte.


Después todo fue abrazos, golpes en la cabeza y una gran alegría por seguir vivo un día más. V no deja de reír como desquiciado haciéndole señas obscenas al oficial de policía que nos dejó libres, mientras que Suga y RM se limitan a mirarlo con cierta gracia.

- Pásame tu cuenta y mañana te depositaré el dinero de la fianza, muchas gracias por sacarnos. 

Me encuentro besando el piso de la libertad, ¡Ay hermosa libertad! ¡Que hermoso es vivir!, pero la respuesta de Jin me hace dejar de hacerlo.

- Oh, eso sí que no bonito. Ustedes vienen conmigo. Los cuatro. Ahora. – Le dice a RM y no le da poder de elección.


Ahora somos 5 hombres de gran tamaño viajando a toda velocidad en un Rolls Royce rosa chillón. Afortunadamente ninguno de mis compañeros hizo comentario respecto al auto de mi hermano. A Jin le gusta la atención. Mucho. Pero creo que ya se dieron cuenta de eso.

- ¿Vamos a tu casa? – Pregunto tanteando el terreno.

- Sí, afortunadamente para ti estaba en la ciudad cuando me llamaron de la comisaría. Lamentablemente fui la segunda persona que llamaron. – Responde mirándome por el espejo retrovisor unos segundos.

- Eso quiere decir que...

- Sí, Jimin va a estar allí cuando aterrice su avión. No está para nada contento.

No puedo hacer otra cosa que suspirar y esperar la hora de mi muerte. Lo siento V, en otra vida nos volveremos a encontrar.

BULLETPROOF | BTS | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora