Estaba en mi cuarto, practicando con mi teclado cuando mire por la ventana. Ya era de noche, había estado toda la tarde encerrado. Decidí despejarme un poco y bajar a la cocina por algo de comer.
Pero a medida que bajaba algo me iba alertando que las cosas no andaban bien. Todo estaba oscuro, silencioso. Mis padres habían salido pero escuchaba el mouse de mi hermana a traves de su puerta. Fui descendiendo lentamente y cada vez me incomodaba mas. Las luces de afuera estaban apagadas, debía prenderlas. Lo único que alumbraba la oscuridad de la casa era una pequeña lampara que titilaba en el comedor. Algo me dijo que me acercara a ella, que sintiera su calor. Necesitaba tocarla.
Cuando estaba a punto de hacerlo me percaté que algo en la oscuridad me estaba mirando, expectante, deseando que tocara esa lamparita que incesantemente titilaba. Sentí, además, que música salía de mi teclado. Eran acordes oscuros, casi moribundos.
Sin pensarlo mucho corrí hacia arriba. A la habitación de mi hermana a contarle lo que había sucedido. Abrí la puerta bruscamente, casi gritando. Fue entonces que lo ví.
