Lo que se necesita

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Se levantó como todas las mañanas, aunque esta no seria igual, no, ese día seria su coronación, donde dejaba de ser un príncipe, para ser rey.

Todos corrían como dementes, arreglando las decoraciones, la ropa, comida y todo.

Logro escaparse de sus guardias, caminando hacia aquel lugar especial que tanta felicidad le traía.

Hace algunos años, como era su costumbre, volvía a escaparse de sus guardias, haciendo enojar a su padre, huía de los betas que le seguían, ocultándose en unos arbustos, cuando pensó el haberlos perdidos se dio cuenta de algo.

Él estaba perdido, como todo un herbívoro.

— Disculpa — hablaron a sus espaldas —. ¿Estas perdido?

— ¡Claro que no, yo no estoy perdido herbívoro! — contestó con enojo dándose la vuelta

Encontrándose con un lindo castaño, quien vestía un kimono blanco con pétalos rosados, Tsuna apretó sus labios, evitando soltar un sollozo, pero sus ojos liberaron lágrimas como cátaras.

Movió su cabeza, limpiando las lágrimas con la manga de su kimono nuevo, su tutor le había dicho que no debía llorar, que no le diera ese gusto a ningún beta, omega o alfa si era necesario.

Él jamas debía llorar, porque sus bonitos ojos se opacaban.

Kyoya abrió y cerro la boca sin saber que decir, nunca había hecho llorar a nadie, menos a quien había tratado de solo ayudar.

— B..bien, no estas perdido — frotó sus ojos tartamudeando —. Entonces si no estas perdido, no puedes irte a la izquierda donde encontrarás la vía directa a la ciudad del palacio — hablo dándose la vuelta para regresar con su tutor

Con sus pequeños pies corrió hacia la tienda, donde el mayor estaba comprando, en cuanto él salio, el castaño se lanzo a sus brazos ocultando su rostro en su cuello.

— ¿Qué ha pasado cielo mio? — preguntó al ver sus ojos empañados por las lágrimas

— Nada — contesto en los brazos del alfa, quien solo tuvo que mirar hacia atrás para saber que había pasado

Lanzó una de sus mejores miradas de muerte contra ese debilucho, importándole poco que fuera de la realeza, nadie, absolutamente nadie, hacia llorar a su castaño, no a ese omega tan puro.

— Haz llorar, una vez más a mi pupilo... — habló dejando el resto al aire dándose la vuelta para volver a casa —. Y te mueres — finalizó mostrando con una mano su arma, mientras que con la otra sostenía la mano del castaño

En ese momento habían aparecido los guardias y se lo llevaron, haciendo imposible que se disculpara, días después volvió a verlos, solo que esta vez el castaño usaba otro kimono, esta vez uno amarillo con llamas anaranjadas y una bonita orquídea en su cabello.

Siempre acompañado del alfa mayor, al parecer su padre y él eran amigos, aunque no entendió muy bien porque el omega siempre estaba ocultándose de todos, hasta de su padre...

—¡Príncipe es hora! — anunciaron sacándolo de sus pensamientos

Asintió y empezó a caminar por los pasillos, la ceremonia paso sin incidentes, todos disfrutaban de la fiesta mientras él estaba sentado en el trono, aburrido, evitando escuchar las estupideces que querían hacer pasar por halagos.

Estaba cansado, solo quería ir a ese lugar, con la esperanza de que el castaño estuviera ahí, esperando.

Logro escaparse y llegar a ese lugar pero, no había nadie, no estaba él.

Pasaron los años y nunca falto un solo día a ese lugar, guardando una pequeña esperanza de que solo estuviera molesto con él, pero que volvería, aunque, Tsuna jamás se enojo con él.

Nunca lo hacia, aún cuando no llegaba a su encuentro.

Sintió todo sin vida, sin color, ¿Donde estaba su dulce omega?

[...]

—¡Kawaihira! — regaño molesto poniendo ambas manos en su cintura, los presentes rieron un poco viendo a la emperatriz molesta, aunque se callaron cuando giro a verlos —. ¡No beberás nunca más! — ordeno quitándole la botella de las manos

Los demás se alejaron mientras su emperador era llevado arrastrado, mientras detrás iba un orgulloso alfa azabache sonriendo.

Ah, crecían tan rápido.

Para él estaba bien lo que había hecho, era mejor salir de ahí antes de que decidieran atacarlos, era consciente de que cuando Kyoya llegara al trono, ellos usarían artimañas y se desharían de ellos.

Pero no iba a permitirlo, eso solo traería un problema grande, si Kawaihira se enteraba que su hermano menor era atacado, no dudaría en responder.

Tsuna y él, no eran precisamente hermanos, ambos nacieron de distintas madres, compartían solo el padre, pese a que todos querían que jamás se cruzaran en el camino, lo hicieron, y él se aseguro de que nadie volviese a siquiera mirar mal al castaño.

Le aseguro la vida volviéndolo la emperatriz, aunque fue algo escandaloso cuando fue anunciado, llevaban la misma sangre, pero luego de varias explicaciones, y que se casara en las sombras con Sephira, todo quedo arreglado.

Lastimosamente, Sephira había enfermado después de dar a luz a su segundo hijo, quien era cuidado por Tsuna, mientras ella se recuperaba.

Esperaba que no cayera una tragedia sobre la corona con su muerte.


Volví ╮(─▽─)╭
Y ahora me voy
| ू•ૅω•́)ᵎᵎᵎ

Una vez más •Omegaverse•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora