Asamblea

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Alfas y betas de gran índole se reunían para agrandar su riqueza y tierras. Perfecto para tratos comerciales y sociales, para cambiar omegas de familias adineradas por tratos.

Total, así era el mundo para ellos, así veían a los omegas. Como juguetes reemplazables en la sociedad.

Un omega puro castaño oji-caramelo caminaba por el lugar buscando a la mano derecha del emperador, su humor no era el mejor en ese momento, siete horas de vuelo y una hora para llegar a la dichosa asamblea llena de alfas y betas malnacidos  que usaban a los omegas.

No había viajado solo, lo había hecho con los gemelos de la familia Izumi. Su amado alfa emperador se había quedado firmando papeleo bajo la custodia de cierto alfa de patillas.

Vestía un smoking negro con camisa blanca y corbata anaranjada, usaba una bufanda roja, regalo de Kawaihira para que ningún alfa se le acercara.

Aunque dudaba que lo hiciera con esos guardaespaldas que eran los gemelos Izumi.

Un pelirrojo alfa de ojos violeta con un turbante blanco sobre su cabeza, su fleco cubría parte de su rostro, su cabello le llegaba hasta los hombros, piel pálida. Vestía una camisa blanca con un chaleco sin mangas gris, corbata roja y pantalón negro, guantes blancos. Mizuki vestía de la misma manera a excepción que usaba una falda negra.

Ambos caminaban a cinco pasos detrás de su emperatriz vigilándolo con ojo de halcón de cualquier alfa idiota que quisiera acercarse al omega.

– ¿Que se supone que se hace en las asambleas?– preguntó el omega mirando a todos lados

– Hacer relaciones comerciales y sociales con los alfas y betas de alta sociedad – contesto Mizuki

– Son hipócritas de primera, al darse la vuelta te apuñalan – comento el alfa de nombre Misaki cruzado de brazos caminando

– Dejemos eso, Japón es el mejor en comercio así que por ahora no necesitamos de otro país.

– Mas bien ellos necesitan de nosotros – comento Mizuki

Ambos omegas y el alfa caminaron por todo el hotel donde se llevaba a cabo la asamblea buscando al alfa que era la mano derecha de Kawaihira y el amigo de tsuna, pasaron cerca del alfa ruso gobernante de dicho país quien se había casado hace poco con un japones, con una simple sonrisa se saludaron esperando poder conversar en otro momento mas apropiado.

Todos observaban al omega japones que caminaba bajo la protección de los gemelos Izumi, quienes eran conocidos por se eficaces en su trabajo y muy leales, los únicos que le servían a la familia real de Japón.  

– Juro que si ese tonto no aparece lo mato – murmuro la omega algo molesta

Ya habían ahuyentado y amenazado a varios alfas que habían osado dirigirle la palabra a su emperatriz con intenciones de conquista.

Sabían que el omega se veía violable pero era una fiera y bomba de tiempo.

Era el león de Japón.

Estaba a punto de mandar al demonio a todos esos alfas cuando vieron a cierto alfa pelinegro de ojos café levantar la mano.

– ¡Yo! Emperatriz – grito el alfa

Si antes creían que la atmósfera era pesada e irritante con lo que grito el alfa se había vuelto más. Betas y alfas tenían como presa ya al omega, que a la mirada y parecer de estos seria muy fácil.

Clic

El seguro de un arma quitándose lentamente.

Ni lo piensen cucarachas..– amenazo con voz de seda el alfa apuntándoles con el arma

Una vez más •Omegaverse•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora