Y aquí estoy, una madrugada más, sin encontrar el compás que lleva la melodía exacta para devolver mi felicidad.
Presumí en más de una ocasión el tener una razón y la compañía correcta para entonar mi canción y hacer que mi felicidad compusiera la letra correcta. Me sentí vivo y creí nunca más necesitarte en mi vida, porque estaba tan llena de un propósito para existir, que tú, soledad querida mía a mí ya no eras bien bienvenida.
Mientras me ahogo sin hablar con nadie, mientras salgo a la calle y le sonrío al mundo con una sonrisa suave aparentando ser el mismo, cuando la verdad estoy viviendo la era en la que extraño ser quien era: pero mi amiga soledad está siempre conmigo y me hace sentir como si yo no existiera.
Porque olvide lo que se siente ser importante para alguien, deje de creer que podía cambiar mi soledad, enamorarme y encontrar la felicidad.
Y se perfectamente lo que dirán, si! La vida es corta. Pero mi propósito para vivirla no está conmigo, no dependas de nadie para sonreír, eso me dicen, pero que caso tiene sonreír si quién hacía que tu sonrisa tuviera el mismo valor del oro de todo el mundo, se diera cuenta que necesita explorar un nuevo mundo, porque el que tú le ofreces ya le queda pequeño.
Porque puedes alardear por mucho tiempo de lo que feliz que eres. De lo dichoso que te sientes, pero hasta lo más bello se acaba, cuando ves que la monotonía hace que la felicidad se convierta en tu pan de cada día.
Porque dicen que la envidia tiene el sueño liviano, honestamente de eso hace tiempo atrás dudaba, pero perdí lo que más quería, por jugar al incrédulo y desde entonces jure que de la realidad nunca más dudaría.
Es ese momento en el que vez a la persona que más amas, tomada de la mano, sonriendo y diciendo un nuevo TE AMO. Pero te das cuenta que no es tu mano y su sonrisa tampoco es para ti y antes de que llores por escuchar ese te amo para alguien más,tu amiga soledad llega y te dice, mi amado te lo advertí.
Y la casa qué soñaste, con los niños corriendo, el auto nuevo y el ladrido del perro, ya no tenga que ser con ella, porque ella mantiene ese mismo sueño pero ya no es contigo.
No puedes dormir, aunque tus ojos pesan. No puedes contarle a tus amigos lo que sientes, porque en tu círculo el sentir es de cobardes.
Trataste de cortarte de nuevo, pero no tienes fuerza ni para eso. Lloras y te das cuenta que no tienes más lágrimas. Y tú protagonista sigue ahí, Soledad.
Le reprochas a la vida, porque a mí; y vives golpeando tu mente con el recuerdo.
Y luego que la monotonía se adueñó de tu felicidad, ahora viene adueñarse de tu tristeza y soledad.
Piensas que hagas lo que hagas no terminará, este es mi cuento de nunca acabar.