*Parte Única*

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Ahí estaba él, sentado en su silla que tanto amaba y hacía sentirlo cómodo.

Trabajaba desde hace ya varios años en ese lugar y debía admitir que era como una segunda casa. Sus compañeros eran más que amigos, los quería como los hermanos que nunca tuvo, pero su jefe Roberts… ¡Maldición! Ese señor sí que era egocéntrico, malhumorado, gruñón, mandón, entre muchas cosas más pero al fin y al cabo era como un padre para él y no se quejaba. Hace diez años aproximadamente había sido contratado en la mejor agencia de detectives privados, tuvo mucha suerte al conseguir el trabajo ya que había muchos postulantes para un solo puesto, según él su vasta experiencia le valió para ocupar el puesto pero según otros fue un milagro.

En fin, el detective Sousa siempre fue un hombre de mucha suerte en cuanto a trabajo se refiere. Era un hombre valiente, audaz, fiel a su labor, inteligente, ningún caso podía vencerlo y nada se le escapaba de las manos. En pocas palabras un detective sagaz y curioso.

Un pequeño golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos provocando que este se ponga alerta al momento.

-¿Detective Sousa?- llamó Amanda con su voz angelical. Era la esposa del jefe, rara vez se aparecía por estos lares ya que tenía una vida muy ocupada como reportera en el canal de noticias. Trabajaba día y noche sin descansar, igual a su esposo-.

-¿Si?- respondió Sousa levantándose de su silla y dirigiéndose hacia la puerta para abrirle a Amanda-.

-Oh... creí que no estabas- mencionó la mujer mientras lo miraba de pies a cabeza analizándolo con preocupación-.

-¿Qué sucede?- respondió el agente algo confundido por su persistente mirada-.

-Te veo muy cansado, creo que deberías tomarte unas pequeñas vacaciones- y claro que tenía razón, estos últimos años lo menos que hizo Sousa fue descansar, la pasión por su trabajo le impedía tomarse un descanso, se apegó tanto a su labor que hasta lo consideraba como una pareja-.

-Creo que este año tal vez acepte esas benditas vacaciones- respondió con una leve sonrisa el detective. Amanda era como una madre para él, tan dulce y angelical, una amorosa mujer y se debe decir que muy valiente al estar con un hombre como el jefe
Roberts-.

-Toma- dijo tendiéndole una carpeta folder marrón al detective Sousa- Tienes una nueva investigación, una vez que la termines tendrás tus vacaciones. Suerte con el caso, espero que lo resuelvas- Amanda se dio la vuelta y salió sin esperar respuesta
alguna.

El detective Sousa cerró la puerta y se dirigió a su escritorio, tenía un caso que resolver y algo en su interior le decía que esta vez no va a ser tan fácil.

Tomó asiento y se dispuso a leer el archivo con suma concentración, no quería pasar por alto ningún detalle. Según lo que estaba impreso en las hojas A4 amarillas, una persona de sexo no identificado asesinó con un arma blanca a una mujer mayor de
cincuenta y cinco años identificada como Elena Blosky.

Testigos declararon los sucesos que vieron aquella noche antes del crimen y después que Elena apareciera sin vida, pudieron describir al sospechoso de unos veinticinco a veintiocho años, altura entre un metro setenta y cinco a un metro ochenta. Llevaba campera negra con pequeños detalles en blanco, pantalones grises oscuros con manchas de sangre y estaba encapuchado por lo que no se pudo reconocer el rostro.

La policía, alertada por el llamado de uno de los testigos, se dirigió rápidamente a la casa de Elena encontrando el cuerpo ya sin vida de la misma en el sillón de la sala de
estar. El arma, un cuchillo que se encontraba tirado en el suelo repleto de sangre a unos pasos del cuerpo. El lugar no tenía señales de haber sido desordenado, por lo cual se muestra que no hubo intención de robo.

UN ASESINATO POR VENGANZA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora