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No podía creer que se encontraba en el transporte público con su cabello completamente húmedo y tenía a un pelirubio con las raíces a punto de salir amenazando sus blancos cabellos sentado al lado de él observando la ventana con la mayor simpatía del mundo. Lo fulminó con la mirada ahogando un suspiro y se acomodó cerrando los ojos. Realmente había caído ante la simple apuesta de su hermano mayor, pues parecía fácil y sin duda creyó que él sería él vencedor, después de la impecable pelea de almohadas él rubio lo convenció de que cualquiera de los dos que aguantará la risa por más de cinco segundos haría todo lo que él ganador quisiera.
Y para su mala suerte no recordó que él simple rostro de su mayor le hacía ahogarse de la risa en momentos así.

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Abrió sus ojos aún un poco somnoliento, los talló con sus manos y miro al rubio que ahora jugaba con su celular defendiendo su vida con puño y garra como si no pudiera revivir las veces que él quisiera. De todos modos eso es lo bueno de los vídeos juegos, revivir las veces que quieras sin importar cuentas veces ni como mueras.

Hyung, ¿Cuánto falta? — Su voz se escucho más ronca por su pequeña siesta de hace unos minutos, miró impaciente a su compañero de asiento mientras buscaba su celular en sus bolsillos delanteros.

Mh, no falta nada. Por él tráfico creo que sólo unos cuantos minutos más— Contestó sin apartar la vista de la pantalla moviendo sus dedos lo más rápido que podía para disparar a los que en el juego eran sus enemigos.

Mordió su mejilla interna aún en busca de su celular mientras oía cada palabra del mayor con atención. Sonrió aliviado cuando encontró su aparato tal vez no tan preciado pero al menos lo mantenía entretenido cada día, desbloqueo la pantalla y vio la hora agrandando sus pupilas al máximo.

— ¡Son las dos de la tarde hyung!— Su tono de voz sonó tan alterado que cualquiera se habría asustado, por suerte él pelinegro sólo hablo para que su acompañante lo escuchara y alguna que otra persona que estuviera cerca de ellos.

¿Y qué ocurre con eso? — Pregunto con él menor de los intereses, en ese momento lo único importante era su juego y no morir.

¿Cómo que qué ocurre? Tengo hambre, ni siquiera me dejaste comer una miga de pan. Desconsiderado. — Bufó molesto cruzando sus brazos apartando su vista del desconsiderado de su hermano que ni un vaso de agua le ofreció antes de irse de casa.

Agggh. Acabo de perder una vida por tu culpa, me desconsentraste Kook.— Se quejó bloqueando su celular para guardarlo y darle la atención que tanto quería su pequeño pero no tan pequeño hermano. — No seas tan dramático, ayer comiste ¿no? — Quiso bromear con él pelinegro pero este seguía mirando hacia la ventana molesto. Suspiró al darse cuenta que no cedería pues era su hermano, conocía todo de él, hasta cada una de sus mañas y esta sin duda era la peor. Desde pequeño siempre se ponía de mal humor cuando sentía hambre o sueño, se amurraba con facilidad y no era fácil que eso desapareciera al menos claro, que le dieran comida.
Se acercó más a él haciendo una mueca graciosa con su cara y supo que él más pequeño había cedido un poco al oír una leve risa de su parte.

Prometo que a penas lleguemos te llevaré a comer, lo que quieras siempre y cuando no sea tan caro ¿me oíste? — Le hizo saber con un pequeño tono de autoridad en su voz, que ambos sabían que era de broma pues a pesar de ser él mayor jamás lo trato como su inferior.

Jungkook sonrió satisfecho con lo último que dijo su mayor, y se resigno a seguir esperando total según su hermano sólo quedaban unos diez minutos más para llegar a su destino y que su estómago se sintiera nuevamente feliz por las exquisitas comidas que él y su hermano comerían.

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