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Mi almohada llena de lágrimas, mi corazón hecho pedazos en un puño que se oculta a la vista del exterior por temor a ser explotado hasta no poder recuperarse. Mientras más pasan los minutos más lágrimas escapan de mis ojos, dolor e hinchazón hasta dormir. Dormir llorando y despertar igual. Tener que cambiar mi mundo por no continuar sufriendo, por no continuar adolorida destruyéndome y ocultándolo tras una sonrisa y un simple "estoy bien" que no sé ni cómo se lo creen. Pero tristemente la rotura está hecha y ya no se puede arreglar.

Palabras al VacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora