CUATRO

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-¡No me puedes atrapar! ¡Ethan!- un niño de nomas de siete años sale corriendo hasta esconderse atrás de un arból llamado "toborochi"

Tapa sus ojos dando una pequeña risa leve hasta que fue pillado por su mejor amigo y hermano que rapidamente la encontro.

-¡Ethan! ¿porque siempre me encuentras?-el se ríe y toma mi mano-porque eres un niño super bueno.

-Siempre lo haré Castiel, te cuídare-toma al niño en sus brazos y caminan hasta su casa.-

***

La muerte, no es una sola persona quien trabaja en esto. Eramos una familia, nosotros no solo tomamos la vida de las personas, las cuidamos y vemos si ya es hora de su muerte o no.

Yo era el hermano de menor de todos. No sabia a esa edad, la responsabilidad que tenia un ángel de la muerte, yo solo queria conocer a los humanos esas personas tan extrañas que siempre tenia curiosidad de conocer.

Un ángel de la muerte, no es ni demonio, ni muchos menos ángel, somos una especie de híbrido.
Dispuesto a cuidar de la vida humana.

Nadie se metía con nosotros, los angeles respetaban nuestro trabajo y  interferir en ello, jamás lo hacian, pues sabían que siempre hacíamos lo justo y necesario.

Hasta que llego el día en que se desató el caos. Mi hermano mayor se habia enamorado de una humana, la había salvado de su destino.

Desapareció sin dejar rastro, dejando todo el cargo en mi. Desde ese momento, estaba vigilado las 24 hrs al día. Ya no podía visitar a los humanos, solo era un chico de 12 años.

Fueron estricto conmigo en todo los aspecto, querían que fuera el mejor. Que nuestro nombre volviera a ser respetado.

Todo iba bien, tenia 17 años cuando mi madre, sabiendo que al cumplir 18 tomaría el cargo de la muerte. Me dio un regalo, ella sabia mi fascinación por los humanos, por lo que mis últimos meses de ser solo un híbrido me dio la libertad de ir donde los humanos.

Conocerlos, ver como son, como actúan y hasta ir a unas de sus escuelas. Mis estudios eran muchos más avanzandos, sin problema logre entrar a una escuela.

Entre todo los países del mundo me decidí por "Argentina".

Sabia lo esencial de ahí pero algo me decía que era el mejor país para conocer más sobre los humanos, además que el español era más fácil para mi.

No me impresionó que las humanas, terminaran teniendo una admiración hacia mi...no estaba para tener un amorío de verano.

Estaba ahí para ver todo sobre los humanos, ya habia leído todo sobre ellos, desde la ambición que tiene el hombre hasta como cuando no tiene felicidad tratan de llenarlo con lo material.

Un mes visitando todos esos lugares hasta que empezaron las clases, los demonios y los angeles desprende un aire que hace que cualquier tenga esa fascinación por verte.

Sabia de ello, habia leído tantos libro, que sabia todo sobre mi especie excepto algunos ocultos que me darían cuando sea uno de rango mayor.

Me siento atrás para poder observar a todo, memorizar sus movimientos y reconocer a cada uno.
Aún no puedo ver las horas de sus muertes.

Entre todas chicas que pasan hay una que me llama la atención, me intriga su alegría tan destaca entre todas.
Mira a todos lados y cuando me ve, sus ojos me incrustan.

Me siento extraño, como si quisiera ver todo de mi, trato de volverme duro pero ella viene sin dejar de sonreir.

-Hola.-me dice sentándose frente a mi-debe ser nuevo ¿no? ¿cómo te llamas?

-Daniel-la miro sin ninguna expresión en mi mirada queriendo ver que hacen los humanos ante esto, comúnmente se alejan.-

Ella sigue sin dejar de sonreir, me sigue hablando por un rato tratando de sacarme charla pero despues de un rato me rindo.

Le sonrío y la miro a los ojos sintiendo como una corriente pasa entre los dos. Me gusta ver sus ojos, son entre un verde oscuro, miel y gris.

Ella me sonríe y veo como agacha un poco la mirada. ¿esta avergonzada? ¿pero de que?

Me la paso todo el dia con ella, me dices cosas de doble sentido que yo no lo entiendo hasta que me lo explica. Tomo una nota mental de aprender esas cosas para no parecer extraño.

No te tomo mucha importancia a lo que habla los maestros, todo ya me lo se, me educaron para saber todo sobre el ser humano pero es tan fascinante verlo en persona.

Toca timbre y ella se despide de mi pero antes le digo.-

-Oye, aun no me has dicho tu nombre-sentí como un golpe en el estomago al agarrar su mano y frunzo el ceño ante eso por lo que le suelto la mano despacio.-

-Lo siento-ríe poniéndose roja-me llamo Khristeen Blacke, creí que ya te habías dado cuenta cuando me saludaban.-no tuve tiempo, solo te veía a ti.

Pude haberle dicho eso, serle sincero pero sabia que eso sonaba comprometedor y no quería que se ilusione.

-si, es que estaba un poco distraído seguramente-se despide de mi y mientras se va la observo.

No conocía nada sobre el amor, tampoco sobre la empatía o el cariño. Yo solo era un soldado más para llevar almas.

Jamás creí que al estar con esa chica iba a descubrir sentimiento tan ocultos dentro de mi. Querer proteger a alguien más que no sea yo.

Sonreír, tener sentimiento tan humanos sin tener que esforzarme. La perdí una vez, no iba a hacerlo nuevamente.

Me estaba arriesgando, podrían ser que hasta  expulsar al exilio.
Pero no quería separarme más de ella. Ella era la única que me hacia ver que habia una vida más allá de lo que me enseñaron.

Solo tenia que pelear por ello y esta vez lo haría a su lado solo tenia que hacer que recupere sus recuerdos...
No podía dejar que sea una presa tan fácil.

CastielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora