Prólogo.

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—Erior... —Susurro.

Sube por sobre mi pecho dejando besos húmedos regados, causando que cada vello se erice. No puedo más, estoy por caer rendida luego de esa última sesión.

Penetró tan fuerte, tan hondo que casi no tengo energía ni para mantener los ojos abiertos. Fue un sube y baja, un juego al azar de nuestros cuerpos mezclándose bajo las sabanas de seda que cubren su cama y...

— ¡Señorita Mía! —grita.

El libro choca contra el pedazo de madera, abro los ojos y los suyos me observan con ira.

—Erior...—Susurro con debilidad casi en un gemido.

Las risas estallan y despabilo, ¡Mierda, estoy en clases!

Miro alrededor con la vergüenza latente, los demás nos observan al profesor y a mí con diversión así que supongo hice algo estúpido de nuevo y voy a ser castigada por ello.

— ¿Debo recordarle cada vez que aquí se viene a aprender y no a dormir?, sino me equivoco para eso tiene casa... —Dice, dándome la espalda y dejando que por primera vez respire.

Cassandra y su gemela Cassidy ríen, comentan e incluso graban lo que está sucediendo. Ese par de rubias me tienen harta, gruño y ambas bajan sus teléfonos para guardarlos antes de que se los quite y los arroje por la ventana. Contando con que estamos en el tercer piso no creo que vaya a quedar algo de ellos, bueno no más que basura.

—Ah... —Vuelve a girar y me quedaré con esto —Toma el cuaderno cubierto con papel negro y calaveras que suelo usar para... ¡No! ¡No puede quedarse con el! Abro mis ojos en pánico, Vicky mi mejor amiga se ha dado cuenta de porque he quedado rígida y fría.

—Profesor ese es su cuaderno de poesías, la... La profesora de literatura dijo que debíamos expresarnos por medio de algo, si usted se lo quita prácticamente le está cortando las alas a su imaginación.

Argumenta la castaña haciendo uso de las palabras que la "novia" del profesor usó en una reunión con todos nosotros, los del último año.

—Pues, solo será entonces por un día. —Mira en la dirección en la que estoy presa del miedo— si todo lo que resta del día se comporta, se lo devolveré.

Dicho eso la campana del almuerzo comienza a sonar y Vicky toma de mí brazo para sacarme de allí antes de que sufra de un colapso mental.

Te quiero siempre mía. (LIBRO I &II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora