Mia.
Subo y bajo como si tuviera una maestría en ello, miro su cara en el espejo y tiene los ojos cerrados con la boca entreabierta. Me gusta sentir el poder que tengo sobre él, me gusta mirar como lo hacemos y siento el calor recorrer mi cuerpo.
Tomo su mano y meto uno de sus dedos en mi boca. Abre los ojos para observar el espectáculo, chupo, lamo y paso mi lengua por el lado donde tiene la huella para volver a chupar esta vez metiendo por completo su dedo hasta llegar a pocos centímetros de la garganta. Suelta un gemido y apresuro el contorneo de mis caderas, me levanto un poco y me dejo caer para sentirlo profundo y cuando lo hago no puedo más y me corro.
—Mia... —susurra.
— ¡Mia, Despierta! —Abro los ojos y noto que Vicky tiene las mejillas rosas y los ojos abiertos de par en par.
Miro a mi alrededor y los demás están igual que ella.
— ¿Qué sucedió? —susurro, se acerca confidente para hablar.
—Estabas gimiendo y todos te escucharon, incluido el profe.
Con horror reparo en el rostro de Erior quien tiene un ceja alzada y observo en nuestra dirección sentado detrás de su escritorio. ¡Santo cielos! ¡Llévame señor! Hundo mi trasero en el asiento y entonces, El profesor carraspea un poco antes de tomar una hoja y escribir. Alza la mano y me llama hasta.
—Mia, ve con esto a la enfermería.
Arrastro los pies con la vergüenza más grande de mi vida y le hago señas a Vicky para que guarde todas mis cosas y luego me las entregue.
—Profesor... yo...
—No. —Alza una mano pero no me mira a los ojos— sin excusas, sal de aquí.
Hago lo que me pide, tomo la hoja y es sorpréndete notar como su mano está tan temblorosa. La molestia que debe de tener debe ser espantosa, ni siquiera pude salvarme del castigo.
Leo la nota cuando voy llegando a la dirección y caigo en la cuenta que de verdad me mandó a la enfermería y no con la directora. Muy ilógico, pero fue su error no el mío, así que iré a la enfermería.
Entro y le dejo la nota a Sofia, una mujer adulta de cabello teñido de rojo que pasa más tiempo durmiendo sobre una de las camillas que trabajando como tal.
— ¿Que tienes? —pregunta al verme.
Arrugo la nariz y hago un leve movimiento de hombros, ella sonríe de lado y señala la camilla del fondo.
—Acuéstate por allá hasta que culminen las clases y trata de inventar algo para colocarlo en los diagnósticos.
Dicho eso vuelve a recostarse y dormir.
Enserio que se pasa de perezosa pero bueno...
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Te quiero siempre mía. (LIBRO I &II)
Romance(No apto para menores de 18 años) Erior no puede dejar de pensar en Mia. Ni en las mil maneras que desea tenerla sobre su cama, él está en su búsqueda. Jura que va a encontrarla y lo hará, todo por la chica que le hace perder la cordura. Mia tiene u...