Y ahí estaba apunto de terminar el 2do año de mi secundaria, pensando en esa muchacha que me hacia sonreír, quería salir corriendo para estar con ella y abrazarla, pero había solo un problema, ella era solo mi amiga.
Soy un tipo tímido, jamas me he atrevido a hablarle a una muchacha y siempre que tengo la oportunidad me acobardo y termino siendo solo su amigo. Cuanto quisiera que mi suerte cambiara y al fin poder preguntarle a ella si quiere ser mi novia.
Pero claro quien querría tener a un novio como yo, alguien no popular, sin casi ningún amigo o amiga, ciertas veces me siento solitario, pero trato de seguir siempre adelante.
Al fin han terminado las clases, tendré tiempo para descansar y ordenar las ideas de mi cabeza. No puedo sacar esa mirada penetrante de mi cabeza, nunca había sentido esta sensación, me siento tan contento, pero al mismo tiempo mi subconsciente me dice que no lo lograre.
* * *
Son las 4 de la mañana, no puedo dormir, creo que iré a misa, estoy libre el día de hoy y mi hermano aun tiene que ir a clase esta semana, así que no tendré ninguna molestia, espero poder verla y poder estar un momento con ella.
Camino a la iglesia me encuentro a un compañero, me quería invitar a pasar a su casa, pero las ganas de verla me comían por dentro y tuve que negarle la invitación.
Entrando en la iglesia, es increíble que mis ojos hayan admirado su bella sonrisa, la veía mas linda que nunca, traía puesto un vestido rojo, que perdición, pues era mi color favorito.
No podía despegar mi vista de ella, se miraba tan hermosa, quede maravillado. De repente, volteo a ver donde estaba yo, nuestros ojos hicieron contacto por un momento, no sabia que hacer, mis manos sudaban, el corazón me palpitaba rápidamente y sentía un gozo profundo.
Termina la misa, tomo el valor y voy a saludarla:
-Hola-le dije
-Hola, ¿Como estas?
-Muy bien, ¿Y tu?
-Excelente
-¿Quieres que te acompañe?- susurre
-Claro, ¿Por que no?
Caminamos a paso lento hacia su casa, aun no puedo creerlo, acepto que la acompañara, aun estoy nervioso, aun mi corazón palpita aceleradamente, no puedo mirarla a los ojos, en lo único que pienso es en darle un gran abrazo.
A unas cuantas calles de llegar, nos detenemos y empieza a hacerme ciertas preguntas, las cuales me sorprenden al oírlas salir de sus labios:
-¿Tienes alguna chica especial en tu vida?
Quede estupefacto, no podía responderle con la verdad, aun no tenia el valor suficiente, para decirle que era ella.
-Si- le dije
-¿Quien es? Si se puede saber - me dijo
-Es complicado, aun no estoy listo para que alguien lo sepa.
Sonrió y me dijo que se tenia que ir.
Me dirigía a mi casa, mientras su pregunta resonaba en mi mente, al mismo tiempo, mi subconsciente me recordaba lo tonto que fui al no haberle dicho que ella era esa chica tan especial que me tiene loco.
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Un anónimo en una historia de amor
Lãng mạnCuando ciertas cosas son difíciles realmente valen la pena