Capítulo 7 "Hospital"

12 5 1
                                    

“Cuando era niño, siempre solía tener el mismo sueño. Gracias a las historias que me contaba mi madre, creía que en el futuro podría ser un héroe, pero con el tiempo, después de su muerte, ese sueño desapareció y fue reemplazado por un cuarto oscuro en el cual intentaba alcanzar una luz que siempre escapaba”.

Darío sujeta su libreta, pero esta no reacciona a pesar de estar brillando.

Darío: [¿Qué pasa? En este momento estoy mostrando valentía ¿Por qué no se transforma en el Mandoble?]

La Calamidad se abalanza sobre Darío y envía una llamarada, la cual el chico recibe por completo cubriéndose la cabeza con sus brazos e intentando que esta no lastime a las víctimas.

Darío cae al suelo con sus dos brazos con quemaduras de tercer grado y su ropa toda chamuscada y con fuego extendiéndose por la misma.

El chico apaga el fuego de su ropa, pero siente un dolor insoportable por culpa de las quemaduras.

La Calamidad agarra a 3 de sus víctimas y se las lleva, pero el chico con su brazo derecho agarra la blusa de una de las chicas que lleva la Calamidad.

Darío: ¿Qué crees… qué estás haciendo?

La Calamidad suelta a la chica sobre Darío, y envuelve sus piernas en llamas y sale volando con un anciano y una alumna de la Academia.

Darío: Espe...ra.

“Después de la muerte de mi madre, mi sueño de ser un héroe empezó a decaer. Ya que soy alguien débil que no puede proteger a nadie, ni siquiera a sus seres queridos cuando más lo necesitaban”

Pasan los minutos y Tom llega con 2 caballeros, los cuales transportaron a las víctimas de la Calamidad al hospital.

En el hospital usaron anestesia en Darío y sanaron su quemaduras con su adecuado tratamiento, al igual que al resto de las víctimas.

Las horas pasaron, ya era de noche y Darío despierta en su cuarto de hospital, esté se sienta en su cama y observa sus brazos, los cuales están totalmente vendados.

Darío observa alrededor y se levanta de su cama.

Al hacer esto, de repente Tom entra a la habitación.

Tom: ¿Qué crees qué haces? Ahora debes descansar.

Tom tira a Darío de su pantalón y lo obliga a acostarse en la cama.

Tom suspira mientras se sienta al lado de Darío

Tom: ¿En qué estabas pensando?

Darío: Yo ni siquiera lo sé… ¿Cómo se encuentran?

Tom: Están bien, solo tienen quemaduras leves.

Darío: Ya veo…

Un silencio incómodo se lleva a cabo en el cuarto, hasta que el peluche se levanta de su asiento.

Tom: Ya regreso, iré por algo de comer ¿Quieres algo?

Darío: ¡¡Croquetas de arroz!!

Tom: No creo que consiga eso en la cafetería del hospital

Darío: Entonces un sándwich.

Tom: Bueno, ya vuelvo.

El peluche sale de la habitación dejando a Darío solo en la misma.

En total silencio el chico suelta una lagrima, no sabe porque está triste, pero aprovecha ese momento para desahogarse.

“Un chico que sufrió una pérdida importante desde pequeño y recientemente perdió a la persona que le enseñó todo lo que esa pérdida no pudo mostrarle, quedándose el chico solo y confundido que hacer con su vida”.

El chico seca sus lágrimas y se levanta de su cama. Darío sale de la habitación y camina por el pasillo del hospital, hasta que llega al cuarto de su abuelo, al cual ingresa.

Hansel: Vaya! ¿Por qué estás aquí?

El anciano ve los brazos del chico pero se niega a preguntar por los mismos.

Darío: Abuelo… Tengo miedo… ¿Qué es lo que debo hacer… para dejar de ser débil?

Dice el chico entre lágrimas.

Hansel sonríe gentilmente y dice:

Hansel: Tu no eres débil. Los débiles son aquellos que se derrumban sin haber intentado.

El anciano se levanta de su cama y se acerca al chico, y con su mano limpia las lágrimas del mismo.

Hansel: No serás fuerte físicamente, pero tú corazón es el que decide si eres débil o no. Y tú tienes el corazón más valiente que he visto.

El chico en ese momento abraza a su abuelo.

“Un chico confundido que solo necesitaba las palabras correctas para levantarse”

Hansel: Darío… ¿Ya te sientes mejor?

Darío: Un minuto más…

Hansel: ¿Por qué me dices que eres débil?

Darío explica todo lo ocurrido con la Calamidad de fuego.

Hansel: Vaya… por lo menos pudiste rescatar algunos.

Darío: Pero la Calamidad se llevó a dos…

Hansel: ¿Te sientes culpable?

Darío se asiente con su cabeza, la cual el anciano acaricia.

Hansel: ¿Por qué te sientes así?

Darío: Yo estaba ahí, dije que los iba a proteger, pero no pude hacer nada…

Hansel: ¿Y que tienes pensado hacer?

Darío: Quiero salvarlos.

Hansel: ¿A pesar de que pueda que ya no estén vivos?

Darío: Si…

Hansel: ¿No tienes miedo?

Darío: Lo tengo, demasiado… pero no puedo dejar que me afecte ahora.

Hansel: Me recuerdas a cuando eras pequeño.

Darío: Sigo siendo yo después de todo.

Hansel: ¿Eso significa…?

Darío: Nunca deje de pensarlo… me gustan las Leyendas, quiero ser como ellas… quiero ser un héroe.

Hansel: ¿Ya te sientes mejor?

Darío: Si…

El chico deja de abrazar a su abuelo y mira al mismo con una sonrisa.

Hansel: Ven mañana, tengo que presentarte a alguien.

Darío: Bien…¿A qué hora?

Hansel: Él estará toda la tarde aquí.

Darío: ¿Quién es?

Hansel: Es una sorpresa…

Darío: Entonces estaré aquí.

El chico se acerca a la puerta del cuarto.

Darío: Hasta mañana y gracias…

El chico sale del cuarto.

“Y así el chico admite su sueño infantil y se retira sin tristeza”

Darío llega a su cuarto y ve que sobre la mesa de noche está su libreta, la cual está brillando.

El chico toca la libreta y está en su mente dice “Has demostrado valentía… sin duda eres digno de ser mi portador”

Fin

Espíritu de LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora