Take Over You [ Ksj • +18 ]

• 09 •

Apreté con mis manos la pequeña cartera que traía sobre las piernas.

No había apartado la vista del camino desde que subí al asiento de copiloto de aquel Porsche negro. No quería provocar una excusa para hablar con él, más que todo, porque la situación ya era bastante incómoda.

Para mí no era sorpresa que NamJoon lo conociera, pero ¿Tenía que ser él? En serio ¿Mi suerte era tan escasa?

Pase mis manos sobre mi vestido, intentando bajarlo un poco más.

— ¿Hace frío? ¿Quieres que encienda la calefacción?

—No, estoy bien.

El me miro, sonrió y continúo manejando con tranquilidad. Podía sentir su perfume impactar en mi nariz, tenerlo justo al lado no ayudaba para nada a controlar mis nervios. Mi corazón palpitaba ante la expectativa de lo que podía ocurrir... No era miedo, era ansiedad. Mis propias reacciones me volvían a traicionar.

"No te desenvuelvas con el más allá que los asuntos de trabajo YuJin" recordé las palabras de Tae y estas hicieron que lo meditara un poco más.

No había ocurrido nada la última vez, así que ¿Por qué habría de pasar algo ahora?

—Es una sorpresa que fueras la persona que me acompañaría hoy.

No pude evitar mirarlo y bufar con frustración.

— Realmente... ¿Te sorprende?

Él no me miro, pero vi como su sonrisa se acentuó.

Ahora si lo tenía claro, había sido un error el confiar en Kim SeokJin. Mi ligereza estaba tomando represalias ahora mismo.

—No, realmente se lo pedí a Kim NamJoon.

"Lo sabía"

— ¿Por qué?

— Nos conocemos desde antes, digamos que fue un favor que me debía—Lo mire sorprendida—En verdad quería salir contigo, pero eres muy exclusiva.

Algo en esa frase no me agrado, no sé si fue la manera en que la dijo.

—Parece ser que es más fácil invitarte, siendo un extraño.

Me prense y cerré con vergüenza los ojos, como si hubiera cometido un error y no pudiera borrarlo.

—No... Soy esa clase de persona...—Intente explicarme, pero el solo me obvio.

—No mentiré, eso hace que me intereses más.

Volví a mirarlo con sorpresa, apretando una vez más las manos sobre la cartera.

—Pero hace una semana...—Susurre por error.

— ¿Que? —El me escucho al momento.

—Pensé que ya había quedado todo en el pasado—Intente referirme a nuestros últimos encuentros.

—Me debías una cita, doctora. Y algo más que no me podía cobrar dentro de un ascensor... a no ser que eso quisieras.

Sentí como mis mejillas enrojecían y un extraño calor subía por la parte posterior de mi cuello. Me sentía como una niña siendo atrapada en su propio juego.

—Soy complaciente, como puedes recordar.

—Yo creo que esto está mal. Me puedes dejar aquí por favor—Intente huir acercando mi cuerpo a la puerta del carro aun en movimiento.