Ni trampa ni cartón.-

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Habíamos acabado el selectivo ese mismo viernes. Era sábado y habíamos decidido celebrar por todo lo alto el fin de las clases. Aprovechando que tanto Alba como Miki tenían coche, habíamos planeado pasar dos días en la playa. Cuando Famous y yo llegamos a casa de Marilia, donde nos íbamos a reunir, ya habían llegado unos cuantos: Sabela, Carlos, Julia, Marilia, Marta y Miki jugaban alas cartas en la mesa del porche, mientras María y Alba montaban una de las suyas. María era una de las mejores amigas de Alba y tenía una energía desbordante. Ese día, como muestra de ello, ella y Alba bailaban en el jardín delantero de la casa mientras la última cantaba. Reconocí la canción, me gustaba mucho cuando era pequeña: All the things she said, del dueto femenino ruso t.A.T.u. Probablemente la recordéis. Fue una canción muy polémica, porque el-videoclip mostraba a las cantantes besándose.

Vera mis amigas era un espectáculo. En cuanto estuvimos lo suficientemente cerca, María cogió a Famous de la mano y Alba me cogió a mí para introducirnos en su baile, que en ese momento, tomó todavía más energía. En menos de un minuto,cuando la letra se terminó, las cuatro estábamos en el suelo muertas de risa.

María se levantó y cogió Alba para ponerse a bailar de nuevo. Después de pensarselo unos segundos, Alba comenzó a cantar DragosteaDin Tei del grupo rumano O-Zone, que era de la misma época más o menos que la anterior. Comenzaron a bailar muy cerca, moviéndose acompasados hacia delante y hacia atrás. En la parte más lenta de la canción María cogió a Alba de la cintura y comenzaron a bailar así agarrados.

En menos de treinta segundos, todos bailábamos como ellos, en parejas. Cuando llegó de nuevo al estribillo, nos soltamos y comenzamos a hacer el tonto. Miki cogió la guitarra y le dio a Alba la suya, que ya estaba guardada en el coche. Al principio estaban fuera de tono, pero en unos segundos, comenzó a sonar bien.

Desde que había nacido Invisible Horizons esto era cada vez más común.Alba amaba cantar y nosotros escucharla. Por otro lado, Miki siempre se llevaba la guitarra a todos los sitios, por lo empezaba a ser frecuente tener música en directo. Sin embargo, bailar así todos juntos de manera improvisada, por la mañana, era una muestra del estupendo buen humor que nos provoca el inicio del verano.

Cuando la canción se acabó comenzamos a organizar las cosas para marcharnos, mientras esperábamos a Damion y a África. Cuando llegaron,nos subimos en los coches. Yo quería sentarme delante el coche de Alba y María también. Nos quedamos mirando a Alba poniendo pucheros para que decidiese quién iba delante. Ella nos miró una sonrisa traviesa y nos dimos cuenta de que estaba inventando algo.

–Hey, Mike, ¿me dejas la guitarra? –Marcos la tenía en la mano para guardarla en el maletero, pero se la pasó a Alba, que se apoyó en el capó del coche.– La que adivine el título de la canción va delante, ¿vale?

María y yo asentimos. Yo estaba convencida de que jamás acertaría. Alba escuchaba música de todo tipo y la mayor parte de las canciones que cantaba ni siquiera las conocía hasta que ella me decía el título.Sin embargo, reconocí la canción desde la primera nota: Gloomy Sunday, también conocida como la canción húngara de los suicidios. La cara de María me mostró que no conocía de nada la melodía, pero esperé, porque quería escuchar a Alba cantar esa canción que yo adoraba. Y, como siempre, no me defraudó, a pesar de darle a la canción mucha más energía de la que tenía normalmente.

Cuandome giré, todos la escuchaban con atención y María la miraba con el ceño fruncido. Después del primer estribillo se paró.

–Decidme, ¿la conoceis?

–Yo sí. –Le dije acercándome al coche. Luego, le hablé al oído–. Mi canción favorita: Gloomy Sunday.

Ella sólo sonrió y le devolvió la guitarra a Miki, mientras María entraba en el coche protestando por las canciones de cuando su abuelo era niño que tanto le gustaban a Alba (con lo cual no iba desencaminada, esa canción era del 1933). Yo me senté delante, sin poder dejar de preguntarme si Alba lo había hecho a propósito.Cuando ella se sentó en el coche, antes de arrancar, cambió la canción del CD hasta llegar a la séptima canción: era la que acababa de cantar. La miré interrogante, pero ella sólo sonrió.

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