Extra 2

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-Papi.- susurró no muy disimuladamente la niña viendo a su padre hacia arriba.

Tom la miró y luego al rubio que estaba detrás de la bella mujer oculto y soltó una risa.

-Es nuestro nuevo vecino, ¿por qué no te presentas?.- le sonrió empujandola suavemente y ella se acercó al niño.

-Hola.- saludó, pero esté se quedó mirandola.- papá... creo que no sabe hablar.- se volteó a su progenitor y la risa de Emilie se hizo presente.

-Vamos Adrien, saluda. No seas tímido.- le habló a su pequeño.

El rubio se acercó viendo aquellos ojos azulados, entrecerrando los suyos para ver detenidamente el rostro de esa niña con adorables coletas.

-Hola.- saludó finalmente y ella sonrió.

Le regaló una sonrisa tan cálida que casi de inmediato le contagió a él, sus mejillas se pintaron de un color rojizo y ella soltó una pequeña risa al verlo.

-¿Q-quieres jugar?.- preguntó el rubio a lo cual ella asintió repetidas veces.

-¡Si!, juguemos a las escondidas.- la niña miró a su padre hacia atrás.- ¿puedo quedarme a jugar papá?.- preguntó con voz suplicante.

-Merinette... eh... .- Tom rascó su nuca levemente y Emilie se acercó a él.

-No hay problema, yo puedo cuidarla.- le sonrió calidamente.- estaré al pendiente de ambos.- Tom no estaba muy convencido, pero luego de meditar unos segundos y ver que eran realmente buenas personas asintió.

-Está bien, iré a dejar estas cosas y vendré enseguida. Les ayudaré con los muebles.- el castaño se agachó acercándose a la pequeña niña.- usted señorita debe portarse bien, vendré enseguida.- tocó levemente su nariz y ella rió por lo bajo abrazando a su padre por el cuello.

-Si, si.- sonrió y luego de separarse se volteó viendo al ojiverde.

Ambos niños se adentraron en la casa, Marinette abrió un poco mas sus ojos al ver el lugar desconocido para sus ojos, Adrien estaba delante de ella y comenzó a subir las escaleras.

-¡Ven!, ¡quiero mostrarte mi habitación!.- soltó entusiasmado.- es muy grande y tiene una ventana donde se ve la Torre.

-¡¿De verdad?!.- ella se aproximó con él y subieron las escaleras rápidamente.

-Mira.- el rubio se aproximó a la ventana y la abrió dejando al descubierto la Torre Eiffel a lo lejos.

-Que lindo.- habló ella a su lado.- en mi habitación tengo un balcón y también se puede ver la Torre.

-¿Podrías enseñarmelo?.- preguntó terminando de cerrar la ventana parándose frente a ella con una sonrisa.

-Claro que si. Podemos comer croissants ahí y ver cuando la Torre brilla en la noche.

-Croissants, me encantan.

-A mi también.- sonrió.- papá hace unos riquísimos.

Ambos se quedaron viendo detenidamente sin apartar la vista, Adrien extendió su mano y ella parpadeó un par de veces fuera de sí.

-¿Podemos ser amigos?.- preguntó el rubio por lo bajo a lo que ella sonrió y estrechó su mano de arriba-abajo repetidas veces.

-Si. Somos amigos.

Dos semanas después.

Adrien se encontraba acostado en su cama, viendo el techo de su habitación con aquellas estrellas luminiscentes que había pegado junto a su madre, estaba bastante aburrido a decir verdad.

Siempre Serás Mi Único Y Primer Amor (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora