Cap 1

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No había una palabra que definiera mejor la sensación que me consumía en ese momento. Quedamos de vernos con Facu en la tarde, últimamente su actitud era extraña y no sabía de qué se trataba, aunque tenía mis sospechas; el mensaje era claro.

 -Tenemos que hablar.-

Ese punto al final de una oración tan trascendental, le daba mucho más peso a la situación. Nuestra relación pasó por todas las etapas, amigos, enemigos, amigos con derechos, amantes, amantes comprometidos, y ahora, éramos una "amistad seria", como solía llamarla mi familia. Tuve que ver como se besaba, coqueteaba, salía, y se enamoraba de otras chicas; todo mientras sólo sospechábamos el gusto mutuo.

Una madrugada después de muchos tragos de por medio y en un acto de valentía impropio de mí, me atreví a besarlo, nos separamos por varios segundos, y luego me atrajo hacia él, los besos pasaron de ser románticos a ser juguetones; una semana después en nuestra costumbre nocturna de viernes, con una cena sin conversación, me confesó que estaba saliendo con alguien, se sentía atraído por ella, y tal vez estaba enamorado. 

Tuve que contenerme para no gritarle todo lo que sentía, por el contrario, me dejé la máscara de buena amiga, disimule la tristeza con mi mejor sonrisa, y le felicité. Y ahora casi cuatro años después de aquel suceso, estoy en el mismo restaurante, esperando que llegue y me diga lo que sospecho que puede resultar de aquel mensaje. 

Seguramente sería un punto final; después de todo, yo estaba cansada de verlo entregando el corazón a cualquier contemporánea, para que al final siempre terminara en mi casa, con una botella de Jack Daniel's en la mano, llorando y suplicando por análgesicos a la mañana posterior. 

Los minutos transcurrían como si fuesen horas, tal vez días, seguía esperando, pero por la puerta seguían entrando extraños. Después de 45 largos y tormentosos minutos de retraso, lo vi entrando al restaurante. 

En los últimos años, la barba aunque poco poblada le había crecido, y junto con su nuevo corte de cabello, le hacía ver mucho más ponderado. Su closet también estaba marcado con la huella del tiempo; pero seguía siendo el mismo bajo mis ojos.

-Disculpa la demora, tenía que vestirme adecuadamente para la ocasión-

-¿Cuál ocasión?-

Estaba confundida, no sólo porque verlo en traje hacía que mi mente colapsara, si no por que le veía nervioso, su voz casi temblaba y eso de "la ocasión" me hacía pensar lo peor.

-Tengo muchas cosas que contarte, pero primero cenemos, y luego hablamos, ¿Te parece bien?-

Cenamos tranquilamente, el restaurante tenía el ambiente perfecto para hablar sin ser interrumpidos, a pesar de sentirme físicamente tranquila, sentía el corazón a punto de estallarse, pero seguía sin saber que era tan importante para Facu, como para dejar la conversación posterior a la cena.

-Hemos pasado por muchas cosas, a lo largo de estos años-Terminaba de limpiar su boca con la servilleta membreteada con las iniciales del restaurante-Son muchas situaciones y momentos juntos, ahora que lo pienso--Sí, no es fácil resumir más de diez años de amistad

-Era cierto, muchas cosas habían pasado

-Facu, no entiendo lo que estamos festejando, o si es así por favor dímelo-

-Está bien-Suspiró-Estoy bastante nervioso, sabes cómo me pongo, empiezo a divagar y termino hablando de otra cosa-

-Tal como lo estas haciendo ahora-Reímos al tiempo, ambos éramos tímidos, callados, nerviosos y reservados, y tal vez esta era la razón de ser tan buenos amigos, pero tal vez la misma de no ser lo que yo imaginaba que fuéramos.

-Te he visto en las mejores y peores situaciones, hemos cambiado tanto que pocos nos reconocerían, sin embargo; es hora de que esta relación sufra, por así decirlo, un nuevo cambio-Bajo la mirada-Y espero que sea el último-

-Facundo, si esta cena es para contarme que volviste con la zanahoria que tenías por novia, es mejor que me vaya, y no sólo del restaurante-Estaba a punto de levantarme de la mesa; de pronto llegó el mesero asignado esa noche, dejó un plato mediano con una copa de helado, aparentemente de nuestro sabor favorito, una copa para dos, en la mitad de nuestra mesa.

 Facu levantó la mirada y giró el plato hacía mí.

-Victoria, victoria, se acabó esta historia-Volvió a suspirar y me miró fijamente-Se acabó esta historia porque no quiero que sigas siendo mi amiga, que tarde me he dado cuenta que estás tan enamorada de mí, como lo estoy de ti-

Bajé la mirada hacía el plato, sobre este resaltaba el anuncio continuo a la copa: 

"Vic, ¿Quieres ser mi esposa?"

Vic y FacuWhere stories live. Discover now