Recordar esa tarde nos hace sonreír, tanto él como yo, estábamos nerviosos. Verlo arrodillado como en un cuento de esos que leía cuando era niña, llegaba a ser un sueño que casi no podía digerir de la emoción; al ver el anillo.
No pude evitar que mis ojos se inundaran de lágrimas, y debo resaltar que no eran lágrimas tiernas como esas con las que nos vemos hermosas, era un llanto angustiado, el miedo de pensar que solo era un sueño se acoplaban a mis lágrimas.
Lo vi levantarse, hizo que bajara las manos que cubrían mi rostro, sus suaves manos limpiaron con amor y cariño las lágrimas que destrozaban el maquillaje.
Lo escuche suspirar y recuerdo cada una de sus palabras:
"Sé que no soy perfecto, y que todas las chicas que se acercan a mi, solo buscan el tamaño de mi billetera, las hojas en blanco de mi chequera ó poder exhibirme en lujosos restaurantes, o en fiestas con personas que no conozco. Solo sé que tu ves en mí, lo que nadie más ve"
Tomé su mano, donde se encontraba alojado el anillo, mostré mi mano, y sus dedos conjunto con el anillo adornaron mi dedo. "Yo sé lo que los demás ni se imaginan". Fue lo único que logré responder.
Inmediatamente, nos unimos en un abrazo, volví a besarle, a sentirlo mío. Terminamos el beso, estaba emocionada, ansiosa, aún tenía los nervios de punta y la sonrisa en mi rostro no se desvanecía, todo había sucedido lo bastante rápido como para que mis recuerdos parecieran película romántica.
-No sabía que estuvieras enamorado de mi- Le dije, realmente lo esperaba, lo anhelaba con cada parte de mi, pero pensé que solo era eso, un anhelo.
-Yo sospechaba que solo era un gusto que aparecía con tragos de por medio-Suspiró-Ven acá-Me atrajo hacía él, como en aquel beso, que ahora se veía tan lejano.
-Como te dije no quiero que seas más mi amiga, quiero que seas mi esposa, te necesito en mi vida, más que cualquier cosa que he querido jamás, me das vida, fuerza y luz-
Los aplausos a nuestro alrededor no se dieron a esperar, los asistentes al restaurante nos llenaron de felicitaciones y pude ver como más de una, miraba a Facu con esa expresión que dice "Yo quisiera algo así", y yo pensaba igual cuando presenciaba algo similar.
Contar todo lo que pasó en la oficina fue como si estuviera contando el anhelado final de la novela, o una historia de vida que nadie esperaba.
Algunos días después organizamos una cena con nuestros padres para contarles la gran noticia, y la ya establecida fecha de nuestro matrimonio. 17 de Noviembre.
Por lo general los matrimonios se hacían en este mes, pero ése día era especial, fue el día que nos conocimos, y decidimos que también sería la fecha de nuestra boda.
Quedaba menos de 4 meses para el gran acontecimiento, entre mi madre, mi futura suegra, que ya era como una segunda madre para mi, y cuñada empezamos a trabajar en todos los detalles. Y ahora estoy aquí, esperando para adornar mi cuerpo con aquel vestido blanco colgado en el closet.
Aún ahora no puedo imaginar que en menos de una hora vaya a ser su esposa.