TREVLAD

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—¡Al fondo! ¡Métela hasta el fondo! ¡Vamos! ¡Date prisa! ¡Con fuerza! —agito mis manos

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—¡Al fondo! ¡Métela hasta el fondo! ¡Vamos! ¡Date prisa! ¡Con fuerza! —agito mis manos. Seco el sudor de mi frente y luego limpio mis manos, pasándolas por mi camiseta azul.

—¡Eso intento! ¡Pero es complicado, Trevor! —repite el mismo movimiento con sus torpes manos— ¡Demonios, esto es emocionante!

—¡Concentrate en esto, Vlad! Estoy sudando como un cerdo. Empiezo a creer que sangraré.

—Tranquilo, hermano. Ya solo falta un poco más...

—¡AAAAAH! ¡ME SALPICASTE! ¡TARADO!

—¡Valió la pena! ¡LO LOGRAMOS, TREVOR! ¡VENCIMOS AL ALIENÍGENA J-K3000! Y solo tuve que meterle un hacha por la cabeza.

—¡OH, SÍ HERMANO! —veo la pantalla sin poder creerlo—. ¡TREVLAAAAAAAAAAAD! —exclamamos al unísono, mientras elevamos nuestros brazos, festejando nuestra victoria.

Cómo amaba decir "Trevlad" después de una victoria. Claro, la combinación de nuestros nombres solo se podía gritar después de una fabulosa victoria.

—Este videojuego fue asombroso, hermano —admite, Vlad aún con el control en su mano izquierda— ¿Viste toda la sangre que salpicó? Que locura.

A Vlad siempre le iba bien con ayuda de esa mano, su izquierda, era su vieja confiable. A diferencia mía, yo usaba la derecha para realizar ataques especiales a la hora de derrotar a robots malignos, demonios, monstruos, en fin, una variedad de villanos con los que se debe luchar. Pero juntos éramos indestructibles.

—Oye, Trevor. Oí de una nueva película en los cines. Se llama "Duerme o muere". Trata sobre un monstruo maligno verde, que va evolucionando cada vez que asesina a una persona. Se come hasta el más mínimo gramo de sus cerebros. ¡Y ADIVINA QUÉ! Teeeengo dos... ¡Boletos!

—¡EN SERIO VIEJO! ¡WOOOOOW! —Chocamos nuestros puños—. Qué buena forma de empezar el año nuevo. ¿Para cuándo son los boletos?

—Para este martes, el día del estreno. Aún sigo pensando que hubiera sido genial que el estreno fuera mañana, el primer día del año —saca un par de papas de la bolsa que se encuentra sobre la mesa, junto al resto de comida chatarra, para llevárselas directamente a la boca.

Realizo la misma acción pero antes de que las papas choquen contra mi boca, es mi celular el que pide atención. Lo saco del bolsillo de mi pantalón y lo llevo directo a mi oreja.

—Trevor. Malcolm y yo estaremos pasando por ustedes dentro de media hora. Ya vamos en camino y dile a Vlad que no olvide su antifaz. ¡Esta noche, es noche de chicos! ¡OOOOH SÍ!

—¡OOOOOH SÍ! —Oigo gritar de igual manera a Malcolm.

Cuelga.

—Hermano, creo que olvidamos la fiesta de esta noche. Russ y Malcolm vienen en camino.

—Es verdad... ¡La fiesta! La pasaremos genial.

—¿No oíste? Vienen en camino y...

—¿Y qué? Yo estoy listo. No me digas que piensas arreglarte y tardar horas en ver qué te pones, pfff, vamos Trevor, somos hombres, siempre estamos listos.

—No me refiero a eso tarado. Sino que no tenemos los antifaces para la fiesta.

—Vamos sin ellos —Sube sus pies a la mesa, cruzando ambas piernas, completamente relajado.

—Es el requisito para entrar a la fiesta y antes de que digas de que los compraremos, no es cualquier antifaz, son los que estaban en venta la semana pasada —Vlad, ignora, aburrido, mis palabras y prende el televisor. Le doy un golpe en la cabeza, él solo lanza una expresión de dolor—. Escucha, esto es importante.

«... Y no olviden sus antifaces. La entrada a la fiesta en el Mardin Mag se dará exclusivamente a los que traigan consigo el antifaz violeta. Cabe mencionar, que tales pases, se agotaron hace un par de días. Estas son las últimas noticias del día y que tengan un feliz año nuevo».

—¡¿Qué?! —Exclama Vlad.

—Te lo dije... Oh no... Esto no puede estar pasando. Seremos los únicos sujetos de veintiún años de esta ciudad sin asistir a esa magnífica fiesta —vuelvo a tomar asiento en el sillón hundiendo mi trasero con resignación.

—Tranquilo. Estoy seguro de que podemos hacer algo. ¿Cómo son esos antifaces?

—Olvídalo, viejo. Pasaremos año nuevo aquí, en toda esta suciedad —Levanto mi cuerpo para poder sacar una papa de la bolsa.

—Hey, esto es como un partido de fútbol —Se para delante mío—. Cuando se acaban los boletos, ¿acaso la gente deja de ir a ver el partido? No. Porque saben perfectamente que existen personas que ya compraron boletos mucho más antes y quienes los revenderán por un precio un poco más elevado afuera del estadio. ¡VIVAN LAS REVENTAS! ¡OOOOH SÍ!

—No lo sé, viejo —Digo sin convencimiento—. Dijeron que iban a controlar que eso no sucediera esta noche.

—¿Quién desearía controlar en la noche de año nuevo? Nadie.

—Tienes razón. Debemos ir.

—Prepara tu gotas para el ojo, amigo, porque esta noche llevaré mis pantalones fluorescentes a la fiesta ¡OOOOOH SÍ!




Destruye el corazón de TrevorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora