La segunda guerra mundial; los alemanes habían avanzado una gran parte de Europa, sus soldados marchaban fuertemente junto con sus tanques de guerra. Su principal objetivo era llegar a Francia, en un pequeño lugar llamado Busy. Aquella pequeña ciudad donde albergaba a mujeres, niños y ancianos franceses que aún quedaban, los hombres habían sido llamados para la guerra, todos ellos destinados a la muerte contra los alemanes.
Era una mañana soleada, el cielo azul era adornado con las blancas nubes, haciendo contraste con los rayos del sol. En la cama, una mujer de piel blanca y cabellos cortos de color negro como la plumas de un cuervo, yacía somnolienta bajo sus grandes sábanas. Su día daba comienzo como todos los demás, con ese sentimiento de soledad. Aquella mujer decide abrir aquellos ojos azules con pereza para salir de su muro cálido de sábanas, dando pasos descalzos por la habitación hasta llegar al despacho de su marido, el único lugar dónde estaba su hermoso piano, dónde podía tocar aquellas melodiasas notas preferidas de su fallecido padre.
--Te he dicho que la música regresara hasta que mi hijo vuelva. -- habló una mujer de edad avanzada desde el marco de la puerta, interrumpiendo su música, tomó con sus huesudos manos la llave del piano, para poder asegurarlo, haciendo que la mujer joven se ponga de pie, con las manos tras su espalda, mirando el suelo. --Cambiate, tenemos que ir a cobrar la renta a los inquilinos. --
La mujer joven tenía la edad de 26 años, una mujer casada con un esposo en la guerra, esperando de su regreso, mientras vivía con su suegra aquella mujer fría. Ambas hacían este proceso de ir por las rentas cada mes, la mujer de cabellos grises por la edad, le había dicho que mientras su esposo no esté, ella se hará responsable de los negocios familiares, cosa que a la chica no le importaba o agradaba.
En un pequeño auto color negro, ambas mujeres se dirigían a una propiedad que estaba siendo rentada por una familia pobre, la más cercana de su hogar. La chica de ojos azules miraba por la ventanilla del auto, observando los grandes árboles pasar a sus lados, no pasó mucho tiempo hasta llegar a la casa en renta.
--No hagas ruido Lapis, de esa forma podemos saber en cómo viven de verdad. -- dijo la mujer canosa bajando del auto, mientras cerraba la puerta con cautela.
La chica de cabellos negros rodo los ojos e hizo todo lo contrario a lo que su suegra le había dicho. Cerró con fuerza la puerta haciéndose escuchar por todo el lugar y avisar de la llegada de las mujeres.
--Es todo lo que podemos pagar señora Blue Leduc.-- había dicho una mujer de casi la misma edad que la señora, con los ojos enrojecidos por el llanto constante.
La mujer de ojos azules la miro con desagrado de pies a cabeza, haciendo lo mismo con su hija y esposo que se encuentraban sentados en una mesa rota notando ciertas cosas. --Bien. --Suspira con desagrado y mira en dirección a su nuera. --Anota lo que falta para el siguiente mes. Nos vamos. --
De vuelta en el auto la señora Leduc hace un comentario. --No tienen para la renta, pero si medias de seda para su hija.-- decía mientras se dirigian a otra casa para cobrar.
Lapis miraba de nuevo los arbustos, sin prestarle mucho atención a su suegra, notando que un auto con pertenencia en la parte de arriba, se dirigian hacia ellas con rapidez.
--¡Detenga el auto! --Grito con susto la ojo azul. Haciendo que la señora frenará de repente, salvandose de un desastre.
Una fila interminable de apresurados autos y personas cominando, junto con carrozas llenas de sus pertenencia y animales, a pareció. La noticia era que los soldados Alemanes estaban cerca y dejarían a su paso muerte y destrucción.
--Baja para ver que tan larga es... --le ordenó La señora Leduc a la chica.
Lapis bajo sin preguntar y caminó de un lado para poder tener más visibilidad, noto que la fila era muy larga e interminable. Una pareja de esposos se le acerca y piden con mucha amabilidad si podrían descansar por unos momentos en su auto. Lapis accedió a tal solicitud, pero el sonido de aviones sobre sus cabezas les hicieron detenerse de todo.
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Amor prohibido
RomanceDespués de que Francia ofreciera el tratado de Versalles y Alemania lo rechazara, el ejército de Adolf Hitler marcha camino a París para su conquista definitiva, pero antes de eso, sus soldados descansan en una ciudad pequeña de Francia llamada Busy...