Renacer

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Ashley no había sido capaz de comprender el porque de la manera en que Morgan hacia las cosas. Simplemente lo seguía, y fingía que todo estaba claro para ella. Él sabía que no era así, pero no hacia el más mínimo esfuerzo para que ella fuese capaz de entender de qué iba su misión.

El otoño estaba llegando a su fin. El invierno estaba próximo, y el acostumbrarse a viajar con alguien más resultaba complicado para Morgan. Antes había sido capaz de viajar más rápido haciendo uso de los trucos propios de un mago, pero en ese momento, con ella, no era capaz de revelar más trucos de los necesarios. El tiempo jugaba a su favor, y aquellos vigilantes de las sombras ya no estaban más a su acecho. Al menos no de momento.

El mundo al rededor de la chica seguía siendo el mismo, incluso el mismo Morgan le había dicho que nada cambiaría más allá de lo que había visto que él podía hacer. Esperar ver o experimentar algo más allá fuera de lo ordinario era algo que no debía esperar. Desde que escaparon de nuevo la escuela Hartley, él siempre estuvo cuidando de ella. Estaba consciente que aquella declaración que hizo al reclamar su alma, había sido escuchada por muchos. Nadie en su mundo había hecho algo similar en mucho tiempo. Había cruzado el límite. Él sabía que las cosas no permanecerían tranquilas por mucho tiempo.

-Ashley -dijo él-. Debes saber algo...

Ella se acercó lentamente hasta estar lo suficientemente cerca para oírle. En el centro de la ciudad la muchedumbre era tal, que el ruido sumado al de los vehículos no permitían que una conversación normal pudiese llevarse a cabo.

-Sé que esto no es lo que esperabas.

Ella lo miró confusa.

-¿De qué estás hablando?

-Esto de estar cambiando de ciudad, no debe de resultarle muy cómodo.

Y así era. Para Ashley aquel cambio repentino de estilo de vida solo suponía incertidumbre. Pensaba y n sus padres de quiénes no había podido despedirse. Pensaba en qué tal vez la hubiesen dado por muerta. Tal sufrimiento que imaginaba en sus padres la aquejaban sin sentido. Morgan lo sentía.

-Me gustaría saber qué ocurrió con mis padres.

Para él resultaba difícil de comprender las ansias de Ashley por conocer lo que sus padres sentían luego de su partida. Era lógico, el mismo había olvidado si algún día fue capaz de sentir tal dicha, incluso su pasado era confuso, pero el lazo que lo ataba a la chica le transmitía mucha nostalgia.

-Te mostraré lo que ocurrió con ellos.

Las palabras de Morgan eran afables, aunque su mirada seguía siendo áspera y no le generaba mucha calma a Ashley. Trató de mantener la compostura todo lo que pudo. Morgan la tomó de la mano, y comenzó a caminar. Los primeros dos pasos fueron normales, pero en el tercero, el tiempo se detuvo. No fue de una manera normal como las veces anteriores, en este espacio sin tiempo, la chica podía moverse. Tal vez por tener sujeta la mano de Morgan.

-No te separes -fue todo lo que Morgan dijo.

Ashley notó como a su alrededor flotaban unas pequeñas partículas parecidas a las que se forman en el frío. Pequeños cristales de hielo desperdigados por todos lados. El mundo alrededor de aquellos dos no era el mismo de siempre, sino que más bien retrocedía como en un vieja película de vhs. Morgan no trato de explicarle nada en absoluto a Ashley, pero ella nunca preciso de tal explicación. La chica pudo intuir un poco de que se trataba aquello que estaba experimentando.

Morgan solo decidió moverse cuando ya estuvo todo en calma nuevamente. Se encontraban en la casa de Ashley, justo en la sala donde sus padres estaban sentados frente a la televisión. Ella reconoció el lugar de inmediato, y entonces una expresión de nostalgia se dejo entrever en sus ojos. Recorrió el sitio ya si estar sujeta a la mano de Morgan. No le importaba lo que pudiese ocurrir. Toco suavemente el sofa donde sus padres estaban sentados, y se dio cuenta de que aquel espacio de tiempo no estaba inmóvil. Ellos eran capaces de moverse con total libertad, y en la televisión el programa de turno era uno de noticias donde la premisa era el alerta sobre una tormenta que se avecinaba.

-No tenemos mucho tiempo -advirtió Morgan.

Ella lo sabía. No tuvo ninguna impresión que mostrarle a él. Sin embargo, no se detuvo en ningún momento a pensar en lo que ocurría realmente, pero sabía que ya no formaba parte de aquel mundo al que Morgan la había llevado. En el noticiero la fecha era la correcta que Ashley conocía, por lo que no se trataba de un viaje en retrospectiva en el tiempo. Aquello estaba ocurriendo en el mismo tiempo en que aquellos dos se encontraban. En la encimera a un lado del televisor, la chica fue capaz de notar un retrato, donde en la fotografía destacan sus padres abrazando a una chica que no era ella. En ese momento tuvo la leve impresión que lo que ella recordaba no era más que una gran ilusión. Como si nunca hubiese vivido con aquellas personas que reposaban plácidamente frente al televisor.

-¿Qué ocurrió conmigo? -preguntó ella sin emoción alguna.

El no respondió de inmediato. Sus tenues expresiones le hicieron notar a la chica, la dureza que aquella escena representaba para él. Sus manos se encontraban en los bolsillos, y su mirada perdida no parecía tener un objetivo. Ella no quiso indagar más. Le pidió que ya no le mostrase aquello de nuevo, y suplicó por regresar a la ciudad donde se encontraban conversando con la gran muchedumbre a su alrededor. Él la tomo de la mano nuevamente, y en un abrir y cerrar de ojos el tiempo comenzó a fluir nuevamente como debiera de hacerlo siempre. Fue como un parpadeo. La ciudad se encontraba arropándolos como si nunca hubiese pasado nada de aquello. Nadie noto que si quiera se hubiesen movido.

-Tu nunca has existido.

Las palabras frías de Morgan generaron un golpe tremendo en el corazón de la chica. Sus manos temblorosas cubrieron su boca de un momento a otro. El vacío que había sentido antes mientras observaba a aquellos que en su mente eran sus padres, por fin tenían una explicación. Pero aquello no fue suficiente. Las palabras de Morgan no lograron saciar la curiosidad de la chica. Ella necesitaba saber porque entonces él permanecía con ella, y porque recordaba todo lo que ocurrió hasta que lo conoció.

-Moriste cuando decidiste seguirme. En ese momento tomé tu alma como mía. ¡Yo te reclamé!

La chica no fue capaz de ocultar la impresión. aquel ser que se hacía llamar Morgan la había engañado. En su mente todo había sido parte de una trampa muy bien formada por el chico. No quiso escuchar nada más. Intentó alejarse corriendo, pero era cada vez más difícil caminar en sentido contrario a Morgan. Intentó llorar y desahogarse, pero las lágrimas se negaban a salir. El corazón de la chica se había roto.

-Lamento esto Ashley. Esa fue la mejor opción para ambos.

Ella no le creyó en absoluto.

-Me engañaste...

-No lo hice -respondió él-. Estoy intentando protegerte.

-¿Estoy muerta no es así?

La pregunta sorprendió un poco a Morgan. No lo suficiente como para perder la compostura.

-No estás muerta.

Ella solo lo miró fijamente.

-Pero tampoco perteneces al mundo de los vivos.


Morgan el Ladrón de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora