Ella era especial, tenía algo que la volvía valiosa.
Y no se referían a su figura, porque ¡Demonios! ¡Qué figura la que ella poseía!
Tampoco tenía que ver su corazón, de todas maneras era un corazón lleno de bondad y servicio al prójimo.
¿Entonces q...
Abrió los ojos con dificultad, lo primero que observó fue el techo de madera viejo.
Se pasó las manos por la cara, tratando de recordar en donde estaba.
La horrible figura amorfa apareció en sus recuerdos, comenzando a sudar frío.
Se levantó automáticamente de donde estaba, observando a su alrededor, parecía la sala de estar de una cabaña, porque el material era completamente de madera.
El sonido de la puerta abrirse provocó un mini infarto en ella.
—Ha sido muy gratificante celebrar su regreso, chicos.— Escuchó la voz chillona de una niña.
De pronto en su vista se encontraba un completo circo de extraños, reconoció a los tres de antes, aunque el resto se le hacía igual, o más, de raros que ellos.
Y sobretodo aterradores.
Fueron segundos en los que ambos lados permanecieron en absoluto silencio, sin quitar la mirada los unos del otro.
El de la máscara blanca con rasgos femeninos quiso dar el primer acercamiento.
—Conio e' la madre, no te me acerques, viejo lesbiano.— Amenazó mientras ella colocaba una mano delante de ella.
Los otros quisieron reír por el apodo que le habían puesto al proxy, quien un poco enojado trato de no asustarla.
—Escucha, Aklla, no vamos a hacerte daño, así que...— No pudo acabar pues la muchacha volvió a hablar.
—¿Quién dice que yo no les puedo hacer daño? ¿Y cómo sabes mi nombre?— Se mantuvo a la defensiva.
—Saben lo suficiente sobre ti, Aklla.— De pronto apareció la misma figura delante de ella.
Provocando que, de la sorpresa, se desmayara.
—Esa niña sólo sabe desmayarse.—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ahora estaban todos rodeando a la chica, quien volvía a estar recostada en el sillón.
—Es muy linda, estoy muy feliz de tener una nueva amiga para jugar.— Habló la más pequeña.
—¿Linda?— Preguntó Masky con sarcasmo.— Dices eso porque no la cargaste todo el camino hasta aquí—
—Y no sentiste las patadas que daba dormida.— Agregó el de bozal.
—Aún así tiene razón, es muy bonita.— Apoyó Nina.
No pudieron seguir discutiendo, pues la chica comenzó a moverse, significando que estaba por despertarse.
Se sentó y bostezó mientras estiraba los brazos.
Recordó en donde estaba una vez abrió los ojos, pues su rostro pasó a ser uno de molestia.
